MEDIO AMBIENTE

El calor retrasa la llegada de las grullas a Gallocanta

Las grullas utilizan esta reserva natural como área de descanso en su peregrinaje anual hacia el sur en busca de temperaturas más cálidas, pero este año se retrasará su llegada por las buenas temperaturas.

Vista de la laguna de Gallocanta.
El observatorio de las grullas
PRAMES

Las altas temperaturas que se han registrado en las últimas semanas están retrasando la llegada de las grullas a la laguna turolense de Gallocanta, el mayor humedal salino de la península, por el que se prevé que este año pasen miles de estas aves migratorias provenientes del norte de Europa.


Las grullas utilizan esta reserva natural como área de descanso en su peregrinaje anual hacia el sur en busca de temperaturas más cálidas, pero este año se retrasará su llegada por el calor, más propio del verano que del otoño, ha explicado a Efe el gerente de la oficina económica de la Laguna de Gallocanta, Diego Bayona.


"Hasta que no haya un bajón de temperaturas no empezarán a venir. Esperamos que sea por la segunda quincena de octubre, aunque el año pasado por estas fechas ya habían llegado bandos importantes", ha comentado Bayona.


De momento, hay un "número testimonial", tan solo nueve grullas en el humedal, aunque previsiblemente ese número alcance las 11.000 aves que pasarán a diario por Gallocanta en este primer periodo que va de octubre a diciembre, cuando suelen llegar en bandadas.


Muchas de las grullas, que llegan a medir un metro de altura, emprenderán la marcha a lugares más cálidos del sur, pero otras -unas 15.000- pasarán el invierno en esta reserva natural hasta febrero, mes en el que de nuevo comenzará su ruta de retorno hacia el norte de Europa.


"En este periodo es cuando más grullas pasan por Gallocanta. El año pasado se registraron en un día concreto de febrero hasta 114.000 aves", ha explicado Bayona.


Los técnicos de la empresa pública de Sodemasa llevan a cabo controles semanales por la mañana y por la tarde que permiten calcular la población de grullas que hay en la laguna, además de conocer los lugares donde se alimentan o descansan.


Bayona ha señalado que las circunstancias climáticas de cada temporada puede alterar el comportamiento de las aves de forma "puntual", como la nieve que cayó sobre el terreno hace dos años y que impidió a las aves alimentarse, o la escasez de precipitaciones de este otoño.


Las grullas necesitan de una lámina de agua para quedarse en la zona, y ahora el lecho de la laguna está "completamente seco", por lo que espera que en las próximas semanas llueva porque, en caso contrario, "vendrán menos", afirma.


"De momento estamos tranquilos porque parece que los niveles subterráneos de agua no están mal, así que lo normal será que en cuanto llueva se cree la lámina", ha señalado.


A la espera de la llegada de las grullas, el centro de interpretación de la laguna está preparando las actividades y visitas guiadas para esta temporada en la que esperan recibir a unos 11.000 visitantes, cifra similar a la del año anterior, provenientes de Aragón y del resto de España.


El primer fin de semana de noviembre comenzarán las rutas gratuitas destinadas a todo el público, en las que además de la laguna se visitarán los observatorios de la Reguera, la ermita y los Agüanares, y por la tarde se podrá observar el regreso de las grullas a los "dormideros".


La laguna de Gallocanta se convierte cada invierno en un atractivo turístico para los municipios pequeños del entorno, donde hay empresas que funcionan gracias a ella, atendiendo a los visitantes que se acercan interesados por esta ave migratoria que cambia el paisaje de la zona.


"Es un ave bastante espectacular. En un día o en un fin de semana puedes conocer todo sobre ella, observarlas, comer sobre el terreno, y verlas volar", ha destacado Bayona.