AMBIENTE

Dulzainas y pocos cargos del PSOE

Ni el frío ni el cierzo desanimaron a los aragoneses a participar. Joteros y dulzaneiros caldearon a un público que echó de menos a la cúpula socialista.

La plaza del Pilar, llena de manifestantes que portaban banderas de Aragón.
Dulzainas y pocos cargos del PSOE
CARLOS MONCíN

Son nuestros". Así rezaba el cartel confeccionado por el zaragozano Fidel Bueno, de 78 años, con un trozo de cartón y un trozo de madera. A las puertas de la basílica del Pilar discutía con otras dos manifestantes septuagenarias sobre el resultado de la movilización. "Muchas cosas se han solucionando protestando y el caso de los bienes es un robo y una canallada", sentenciaba ante las dudas que planteaban.

A unos pocos metros, Manuel Gimeno aguantaba como podía una gran pancarta pese al rigor del cierzo. Había acudido desde Teruel para dejar muy claro, tanto por escrito como de palabra, que un "Papa sin autoridad" era un "Papa sin credibilidad", especialmente en una estructura tan jerárquica como la Iglesia. No obstante, este 'militante' de Teruel Existe opinaba junto a unos amigos que la suerte del conflicto del arte sacro sería muy distinta si se hubiera llenado la plaza con 100.000 personas. "Las tendría que haber, porque las cosas cambiarían", sostuvo.

Para muchos, sobre todo para los que estaban en las primeras líneas de la concentración, no era tanto un problema de número sino de destacadas ausencias de personalidades. Como la del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, y la candidata socialista a la DGA, Eva Almunia. "Quien tiene que estar no está, pero como ese está en Madrid...", comentaban dos manifestantes anónimos en alusión al dirigente socialista.

El entorno del estrado estaba repleto de altos cargos públicos. De todos los partidos, salvo del PSOE, cuya representación era más bien magra. Además de algún diputado autonómico, tan solo figuraba la consejera de Educación y Cultura, María Victoria Broto, que acudió en representación de la DGA, y el presidente de la Diputación de Huesca, Antonio Cosculluela, que apareció tras haberlo descartado inicialmente. Poco más, pese a que el resto de partidos habían enviado a buena parte sus portavoces parlamentarios y de sus dirigentes provinciales y regionales.

Pero, sin que sirva de precedente, los protagonistas fueron los anónimos aragoneses que acudieron a la concentración convocados por los alcaldes de Peralta de Alcofea (PP), Berbegal (CHA) y Villanueva de Sijena (PAR), a los que sumó en el último momento el de Tamarite (PSOE), solo unas horas antes del acto.

Muchos oscenses bajaron a la capital para reclamar lo suyo. Como Amparo Gállego, quien se mostró convencida de que con este tipo de movilizaciones se puede lograr el retorno de los bienes. "No somos tontos. Esto no es una cuestión de obispos. El Gobierno central y los de Aragón y Cataluña deben resolver la cuestión. Otro gallo cantaría si fuera al revés, si los bienes fueran catalanes y estuvieran retenidos en Aragón", subrayó.

Ni la brusca llegada del frío ni el cierzo que soplaba en la plaza del Pilar barrió la voluntad de miles de aragoneses, que disfrutaron también con las dulzainas y las jotas que sonaban de forma atronadora por los altavoces. El viento solo se llevó los centenares de globos que se soltaron con el deseo de los manifestantes. Un grupo de cabezudos animaron también la espera, mientras la plaza se iba poblando de banderas de Aragón con pegatinas de uno y otro signo político. Todo un símbolo del sentimiento de un pueblo. El de Aragón.