Discurso de San Jorge

EL acto institucional del Día de Aragón cambió ayer de emplazamiento para ahorrar gastos. Unos recortes que también se dieron en las celebraciones a pie de calle, pero que no impidieron que miles de personas se lanzaran a disfrutar de la jornada festiva en todos los puntos de la comunidad. En lo que no escatimó el Ejecutivo autonómico, sin embargo, fue en elogios a su actual gestión. Ciertamente, los sucesivos gobiernos liderados por Iglesias han constituido el periodo de mayor estabilidad política en la Comunidad. Sin embargo, el presidente fue ayer excesivamente autocomplaciente en su discurso. Refrendado por los resultados de los sondeos, que vuelven a conferir ventaja al PSOE en ausencia de una alternativa clara y reconocible, Iglesias se centró demasiado en los logros de su gobierno. Entre ellos, se refirió al Estatuto como una herramienta útil para llegar a acuerdos con el Gobierno central, sin nombrar expresamente el pago de la deuda tributaria, que su Ejecutivo da por bueno tras haber cedido ante el Estado para acabar rebajando sus pretensiones iniciales. También habló de “transparencia”, uno de los puntos que más se le ha criticado desde la oposición. A pesar de las buenas palabras y el mensaje de optimismo, quizá hubiera sido preferible un discurso en el que todos los aragoneses se sintieran reconocidos y en el que se hablara de la comunidad al menos tanto como de sus dirigentes.