TURISMO

De vacaciones... subvencionadas

De la misma forma que la ministra de Sanidad, Leire Pajín, veranea en la isla de Lazareto en unas instalaciones reservadas a funcionarios, en Aragón hay varios organismos públicos, sindicatos y empresas que facilitan con ofertas y abonos el periodo de descanso a afiliados y empleados.

De vacaciones... subvencionadas
De vacaciones... subvencionadas

No solo el Ministerio de Sanidad tiene reservadas para sus trabajadores instalaciones en la isla de Lazareto. En Aragón, algunas entidades públicas, empresas y sindicatos ofrecen a sus empleados casas en el Pirineo, bungalós, zonas de campin y apartamentos a precios muy bajos o, en algún caso, gratuitos.

Si la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha veraneado con sus padres en unas casitas destinadas a funcionarios, los trabajadores de la Confederación Hidrográfica del Ebro pueden hacerlo en una de las viviendas que la entidad tiene repartidas por la cuenca del Ebro y, los profesores de la Universidad de Zaragoza, por más de 20 colegios mayores distribuidos por todo el país.


En el caso de los afiliados a UGT y CC. OO., la oferta se amplía a un pueblo entero, propiedad de los sindicatos. También lo hacen Telefónica, Zúrich y, en su día, Endesa.

La oferta es muy variada y económica, por lo que los trabajadores están encantados y, rara vez, quedan plazas. Para disfrutar de estas vacaciones subvencionadas, especialmente en verano, las reservas deben hacerse con meses de antelación. La Confederación Hidrográfica del Ebro tiene a disposición de sus empleados 15 viviendas repartidas por todo el territorio de la cuenca del Ebro, gestionadas por la asociación Río Ebro.

Para disfrutar de unos días en estas casas, los empleados solo tienen que pagar la cuota anual de la asociación y, por otro lado, abonar una cantidad de dinero simbólica en concepto de alquiler y que sirve para sufragar los pequeños gastos que se generen en la vivienda. «Son los edificios que albergaban a los trabajadores que participaban en la construcción de las presas», explican desde el departamento de Comunicación de la CHE. Las viviendas están a disposición de los empleados los fines de semana y, durante el verano, se establecen turnos vacacionales de 10 días a través de un sorteo.

Colegios mayores y casas rurales

También el personal de la Universidad de Zaragoza -docente e investigador, de administración y servicios, y jubilados- disfruta en época estival de unas condiciones ventajosas a la hora de elegir el lugar donde pasar las vacaciones. Cada verano, entre 200 y 220 familias se benefician del programa Intercambio de Vacaciones, en el que participa la Universidad de Zaragoza desde el año 1993.

El programa ofrece a los trabajadores alojamientos gratuitos en colegios mayores de 22 universidades españolas, entre las que se encuentran Alicante, Cádiz, Extremadura, Gerona, Islas Baleares, La Coruña, Las Palmas, León, Málaga, Sevilla, Toledo, Valencia y Zaragoza.


«El objetivo es mantener ocupados los colegios mayores durante los meses que no hay alumnos, en julio y agosto», afirma su coordinador, Rafael Lacilla. De esta forma, los trabajadores pueden recorrer España pagando solo los gastos de manutención, que no están incluidos.


Como la demanda es mucha, la Universidad de Zaragoza lleva a cabo un proceso de selección a través de un baremo de puntuación. «Al entrar en el intercambio por primera vez obtienen un punto, y van sumando uno más por cada año que no tienen plaza -la hayan solicitado o no-, de manera que los participantes que hace más tiempo que no van, son los que obtienen hueco. Suele tocarles una vez cada cinco años», indica Lacilla.

Que los trabajadores veraneen gratis le supone a la Universidad un coste de unos 147 euros por familia y semana. «Sale lo comido por lo servido, porque nosotros mandamos gente, pero también recibimos. Los colegios mayores permanecen abiertos y potenciamos el turismo en la ciudad», apunta el coordinador.

Por otro lado, la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA) también cuenta con una casita en Añón de Moncayo, donde todos sus trabajadores y voluntarios pueden pasar unos días de ocio. Se trata de una vivienda rural totalmente adaptada con capacidad para 15 personas.


La casa es totalmente gratuita y puede reservarse por un periodo máximo de siete días. «El trabajador tiene que dejar una fianza de 25 euros por noche en el momento que recoja las llaves del inmueble, pero después se le reembolsa», comentan en la Fundación. La demanda es tan grande que las reservas tienen que hacerse con dos meses de antelación.

Además, DFA ofrece la posibilidad de pasar unos días en el albergue que tiene en el parque temático de Pirenarium. En este caso, cada empleado dispone de dos habitaciones totalmente gratuitas, de tres o cuatro camas cada una de ellas. A partir de la segunda habitación reservada, el precio es de 20 euros por habitación y noche.

Ofertas como estas impulsan las empresas privadas, como Zúrich, Telefónica y, en tiempos, Endesa. Los empleados en activo de Telefónica pueden disfrutar, por ejemplo, de periodos de siete, 10 o 14 noches en cámpines, casas rurales, caravanas y autocaravanas en el periodo comprendido entre el 15 de febrero y el 20 octubre. Como cada año, la empresa subvenciona parte del coste de las estancias. Estos descuentos oscilan entre los 65 y 130 euros por persona, según el periodo de noches y el número de personas alojadas.

Pueblos para empleados

Los sindicatos UGT y CC. OO. no solo tienen a disposición de sus afilados y trabajadores campin, bungalós y hoteles, sino casi un pueblo enteros. Ambos se lanzaron hace más de 20 años a la recuperación de localidades abandonadas, que han convertido en verdaderos centros vacacionales, aunque manteniendo su esencia original. «No tiene nada que ver con Marina d'Or.


Es un pueblo para ir de vacaciones, para disfrutar de sus calles, de las personas y que los niños corran por la calle sin peligro», explica José Antonio Rufas, de UGT. Este sindicato tiene Ligüerre de Cinca y CC. OO., Morillo de Tou. En ambos casos, ofrecen descuentos especiales a sus afiliados, quienes acuden cada año a pasar unos días a costes bajos. En invierno son pocos, unos diez, pero en verano alcanzan los 800 habitantes.

A estos ejemplos se suma una larga lista de entidades que velan por sus trabajadores durante los meses de verano. Y es que -dicen- así los tienen contentos y rinden más durante el año.