COORDINADORA DE UPYD ARAGÓN

Cristina Andreu: "Es un error que los Estatutos establezcan cuotas sobre el agua"

¿Qué espacio pretende ocupar UPyD en la política?

Aunque parezca pretencioso, nos consideramos alternativa. El PP y el PSOE están de acuerdo en lo básico y en mantener la manera de funcionar de las instituciones, que se ha transformado en una partitocracia. Ni uno ni otro están dispuestos a realizar las reformas que hacen falta. Y esas reformas son la base de nuestra existencia.


Entonces, UPyD tiene vocación de gobierno.

Tenemos vocación de cambiar las cosas, de profundizar en la democracia, de que las instituciones funcionen limpiamente, de que no estén al servicio de los partidos sino de los ciudadanos. Nosotros eso nos lo creemos profundamente. Estamos en contra de los políticos profesionales.


Ese mensaje parece más fácil para un partido pequeño. Si tienen éxito, eso podría cambiar.

Nadie es perfecto. Lo que hay que hacer es poner todos los controles necesarios, internos y externos, para que eso no ocurra.


¿Buscan la equidistancia entre el PSOE y el PP?

No medimos si estamos más próximos a uno o a otro. Se nos acusa de ser de izquierdas y de derechas, pero estamos un poco cansados de eso. Nos definimos como transversales y progresistas. En cada asunto concreto nos situamos donde nos parece mejor. Por ejemplo, el PSOE nos acusa de ser de derechas por abogar por que se devuelvan competencias al Estado central pero nos definimos también como federalistas y eso descoloca al PP.


Desde esa posición, ¿qué opina del sistema autonómico?

Sobre el papel nos parece bien aproximar el servicio a los ciudadanos, pero se ha convertido en una perversión porque se nos ha ido de las manos. Ha servido para engordar la Administración y para que los partidos instrumentalicen las autonomías. Nos hemos dado un sistema que favorece las corruptelas.


¿Es UPyD antinacionalista?

No. Somos respetuosos con todos los partidos siempre que sean democráticos. A lo que nos oponemos es a que la Ley Electoral permita que con muy pocos votos haya partidos sobrerrepresentados, capaces de condicionar la política nacional, gobierne quien gobierne.


¿Qué plantea su partido ante la crisis económica?

Un impedimento fundamental para salir de la crisis es la organización territorial del Estado, las autonomías tienen un alto porcentaje de gasto público y el Estado no tiene capacidades para adoptar políticas comunes. Eso es un lastre. Además, los partidos políticos no quieren perder su influencia. Por ejemplo, con la despolitización de las cajas de ahorro que hemos propuesto. Queremos que todas las Autonomías tengan el mismo régimen fiscal y un modelo de producción de valor añadido y no solo de servicios. Apostamos por la educación y la innovación.


¿Es excesivo el peso de la figura de Rosa Díez en UPyD?

Es verdad que es la cabeza tractora y la figura más conocida, con más repercusión, pero a partir del congreso del pasado noviembre, Rosa Díez está ahí porque el 80% de los afiliados la votamos.


¿Y qué piensa sobre la polémica por llamar a Zapatero "gallego en el sentido más peyorativo"?

Algunos han pensado que era una expresión poco afortunada, pero la reacción ha sido desproporcionada e interesada, al estilo de la parodia de 'Oregón TV'.


El partido ha pasado por tensiones, con críticas de dirigentes, la marcha de otros y militantes expedientados. ¿Qué ha ocurrido?

Yo creo que no pasa mucho más de lo que pasa en otros partidos y más en uno nuevo que se está formando con gente de diversa procedencia. Lo que sí ha tenido es mucha repercusión mediática. Además, las diferencias han sido de organización del partido, no ideológicas.


¿Cómo afronta UPyD las elecciones del año próximo?

Somos optimistas. Las encuestas del CIS nos dan una línea ascendente. Esperamos tener representación en las Cortes de Aragón y en los principales ayuntamientos. Nuestro objetivo no son los pactos. Queremos entrar en las instituciones y que los demás se retraten.


¿Cómo está en Aragón UPyD?

Somos un partido pequeño pero creo que somos el más ambicioso de todos. Somos como David contra Goliat, pero al final ganó David. No hay nada más potente que una idea a la que le ha llegado la hora. Lo mismo que ocurrió con la abolición de la esclavitud o la igualdad de derechos, ahora creo que le ha llegado la hora a la idea de la regeneración democrática.


¿Tiene el partido un mensaje propio en Aragón?

Básicamente, es el de trasladar las ideas originarias del partido al contexto en el que estamos. Por ejemplo, de acuerdo con la mejora de la igualdad, estamos radicalmente en contra de la ley de lenguas. Los derechos son de los hablantes, no de las lenguas ni de los territorios. Desde el punto de vista de la regeneración democrática y de la transparencia, no sé si hay más trabajo que en otras Comunidades, pero hay muchísimo. Nos parecen innecesarias las comarcas y están sirviendo para derivar dinero público con fines clientelares. Respecto al desarrollo de Aragón, se ha basado mucho en macroproyectos bastante deficitarios, como la Expo. Son proyectos no productivos, que se hacen a través de empresas públicas de nula transparencia.


¿Incluye en eso la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno?

Sí. Es un proyecto del que no sabemos ni cómo se va a financiar y además sus efectos son transitorios. Lo hemos visto en la Expo.


El agua es en Aragón un asunto controvertido, pero inevitable.

Igual que planteamos la solidaridad desde el punto de vista fiscal y lo decimos en Navarra y el País Vasco, donde por cierto, con ese discurso hemos conseguido un diputado, también el tema del agua y los recursos mediambientales tienen que tratarse desde la solidaridad. Nos parece un error enorme que los Estatutos establezcan una cuota de control.


¿Está en contra de la reserva hídrica que incluye nuestro Estatuto?

Estamos en contra de que las Comunidades Autónomas consideren que el agua que pasa por allí es de ellos y pretendan apropiársela. Es el Estado el que tiene que tener las competencias. Siempre en la línea de lo que dice la UE: un trasvase no puede ser fuera de cuenca, tiene que ser medioambientalmente sostenible. Hay que pensar en las futuras generaciones.


¿Qué balance hace del gobierno de Marcelino Iglesias?

El de la pura estabilidad. Sustancialmente, respecto a las vías de comunicación estamos donde estábamos, el problema del agua sigue donde estaba, nuestros contenciosos con los catalanes, también... La estabilidad está bien pero cuando se antepone a cualquier tipo de cambio, no es positivo.