RADIOGRAFÍA DE ARAGÓN

Concha Lomba: "Con Goya se ha perdido el tiempo en esta tierra. Es necesario reivindicarlo"

¿Los aragoneses tenemos capacidad como sociedad para superar esta situación?


Claro, lo que pasa es una crisis englobada en el ámbito mundial. Tenemos capacidad como todos, y aunque no lo parezca, somos gente bastante emprendedora. Pero no depende de nosotros, sino del panorama nacional e internacional.


¿Cuánto tiempo cree que costará remontar la crisis económica?


No soy economista, pero todos los expertos dicen que hasta finales del año que viene no hay visos de que mejore.


El recorte de Opel acaba con el monocultivo del automóvil y la logística tiene sus limitaciones. ¿En qué sector productivo está el futuro de Aragón?


No se puede depender de la Opel, pero es imprescindible que se quede en Aragón. Y eso dependerá mucho de las conversaciones que se mantengan a escala nacional. También debe haber un tejido productivo importante.


¿La actual coyuntura política, con PSOE y PAR enfrentados, puede retrasar la solución?


En esta situación económica y con ciertos momentos de tensión política, como puede ser con el terrorismo, sí tiene que haber un pacto de Estado. Eso se puede aplicar al ámbito aragonés, donde se debe mantener esta época que hemos vivido en la que dos partidos han estado gobernando dos legislaturas y media.


¿Qué pasa en Aragón para que una alcaldesa imputada por 11 delitos, nada más salir en libertad bajo fianza, vuelva a la Alcaldía, por no citarle otros casos de presunta corrupción?


Desde el punto de vista legal, puede hacerlo. Obviamente, no es culpable hasta que no se demuestre lo contrario, pero ha creado una tensión social importante. Son pocos ejemplos, pero repercuten muy negativamente en la clase política. En nuestra sociedad debería haber una deontología que nos llevase a un comportamiento más solidario para no crear esa incertidumbre.


¿Hay una crisis de valores?


Necesitamos un rearme ideológico. Debemos aprender a ser más solidarios entre todos, porque solo de esa manera se puede salir de situaciones críticas desde el punto de vista económico. Con ese rearme ideológico dudo que se hubiera producido esta crisis financiera. La situación en Aragón y en el resto de España, con esa subida de precios en el mercado inmobiliario, era una insensatez. Se debería haber parado, de la forma que fuese, y no se hizo.


En ese rearme, ¿qué papel jugaría la cultura?


Es fundamental. La cultura y la educación son dos pilares básicos para ese rearme del que hablo, que también tiene que ver con la ética. Una sociedad profundamente educada es mucho más solidaria y responsable, porque la política de todos los días se debe hacer entre todos.


¿Y cómo andamos de educación en Aragón?


(Se ríe). Creo que hay una juventud muchísimo mejor educada, porque la formación profesional y superior ha alcanzado cotas mucho más altas. Falta que se comprenda que lo público es de todos. Y si conseguimos trasladar a la juventud un modelo social en el que no todo valga y en el que la competitividad no sea el fin último, tendremos una sociedad muchísimo mejor.


¿La Universidad responde a las necesidades de Aragón o está adocenada?


Se ha puesto las pilas hace ya algunos años. Está respondiendo bien a las necesidades que se plantea el territorio aragonés. Estamos hablando constantemente del I+D, potenciando otras vías económicas de empleo.


Sin embargo, el campus tiene este año el presupuesto más austero de la década. ¿La DGA es cicatera?


Sí. Soy consciente de que estamos viviendo una crisis económica, pero también de que la Universidad necesita presupuesto para poner en marcha las nuevas titulaciones.


¿Cuánto dinero se necesita para tener un campus en condiciones?


No sé concretar las cifras en estos momentos, pero mucho más dinero. Sobre todo con el reto que constituye el plan Bolonia, que tiene una filosofía tremendamente positiva y con el que hay menos alumnos por clase, una mayor participación y trabajos dirigidos.


¿Con el plan Bolonia se conseguirá acabar con la sangría de alumnos en las carreras de Letras?


No va a ofrecer milagros. Las licenciaturas de Letras deben adecuar en Aragón, y en el resto de Europa, sus estudios a las nuevas tendencias de la sociedad. Por ejemplo, en Historia del Arte no podemos quedarnos con la explicación formalista a la que estábamos acostumbrados. Hay muchísimas más posibilidades de trabajo, como el mercado artístico o la gestión del patrimonio cultural.


Pero adaptar las filologías tendrá su complicación.


Sí, es cierto que hay licenciaturas que no son muy requeridas. Pero una sociedad culta y que crea en la educación no puede permitirse el lujo de prescindir de ciertas licenciaturas o grados. Lo que debe hacer es singularizarse y adaptarse a los nuevos tiempos. En Aragón tenemos el Instituto de Estudios Islámicos, por lo que podemos aprovechar sinergias.


Un espacio Goya sin apenas obra del autor. ¿Es un ejemplo de surrealismo aragonés?


No, en absoluto. Con Goya se ha perdido el tiempo, me refiero al histórico, en esta tierra. Creo que es absolutamente necesario que Aragón reivindique a Goya. No podemos competir nunca con el Prado en número de obras, pero sí se pueden realizar otro tipo de actividades en paralelo, como el centro de investigación o la difusión de la cultura artística que existe en el momento. Me refiero al Barroco.


El Fleta acumula tres proyectos fallidos pese a ser un emblema arquitectónico. ¿A la cuarta irá la vencida?


Forzosamente. Tienen que hacerlo. La situación exige que este último planteamiento sea el definitivo.


Ampliación del Museo Pablo Serrano, un Caixa Forum y dos museos más en el Pabellón Puente y en la Torre del Agua. ¿Hay tanta demanda cultural en Aragón?


Zaragoza ha tenido un retraso considerable en infraestructuras culturales respecto al resto de España. Desde los años 80, cuando se produjo la modernización en todo el país y se abrió el Palacio de Sástago y el museo Pablo Gargallo, se hizo poco más que abrir el Pablo Serrano. Ahora se avecina una recuperación y un optimismo considerable, pero creo que el Pabellón Puente y la Torre del Agua no deben ser museos. Me imagino que serán centros de arte, pero sí hay que diferenciar su vocación. El Paraninfo no es un museo, pero está llevando una labor cultural espléndida, no porque forme parte del equipo de gobierno. En menos de un año la respuesta del público ha sido impresionante.


¿La recuperación de arte sacro del Aragón oriental es una cuestión de identidad o de valor real?


Es una cuestión de justicia. Sencillamente. Desde que el Vaticano dio la razón a la Iglesia aragonesa, hay que devolverlos. Estoy convencida de que llegarán, como muy tarde, el año que viene.