MONEGROS

Barbie se refugia en Monegros

A Lanaja no irán a parar, según parece, las grandes inversiones del proyecto Gran Scala. Pero, al menos, entre sus calles tranquilas, transitarán a partir de ahora turistas atraídos por la exposición permanente de muñecas Barbie que se inauguró ayer en la casa museo que tiene la localidad.


¿Y cómo han recalado en este pueblo oscense, con sus vestidos de mil encajes y sus bordados dorados, más de 700 piezas distintas de esta muñeca que fue lanzada por Ruth y Elliot Handler hace casi cincuenta años? La respuesta la tiene María Pilar Marín-Yaseli, una emprendedora empresaria zaragozana perteneciente a una familia de la alta sociedad de la capital, que decidió retirarse en esta localidad tras sufrir un accidente.


"Yo no tenía ningún lazo con este pueblo. La única referencia familiar fue que a mi padre le pegaron un tiro aquí cerca cuando luchaba en el frente, durante la Guerra Civil", recordaba ayer María Pilar momentos antes de la inauguración oficial del museo. Varias vecinas se afanaban en dejar todo a punto para la llegada de autoridades y periodistas. Entre ellas estaba Josefina, que se desvive ayudando desinteresadamente en todo lo que gusta mandar María Pilar Marín-Yaseli, quien destaca precisamente la "humanidad" de la gente de estos pueblos como uno de los factores que más le animó a fijar su residencia en Lanaja. "Si estás enferma te traen un caldo a casa y si estás deprimida te invitan a un café para que les cuentes sus penas. Las puertas de las casas siempre están abiertas y en las capitales nada de esto es posible ya", asegura la creadora de este museo, que es único en España y, seguramente, también en el mundo. Según los datos que maneja, las muñecas Barbie que se exponen en otros países forman parte de museos dedicados al juguete en general.


El caso es que hace diez años, la protagonista de esta historia llegó al pueblo, compró una casa y la rehabilitó. Después ha comprado varias más, entre ellas un gran caserón situado enfrente de la iglesia, que data al menos del siglo XVI y que fue utilizado como almacén del grano procedente de los diezmos, y ha invertido bastante dinero en su recuperación. Es aquí donde ha habilitado un bar, un gran salón sociocultural y la sala donde se exponen las muñecas y muñecos Barbie. La colección la comenzó hace más de veinte años, con las primeras Barbie que compraba a sus dos hijas.


Tras retirarse, pudo dedicar tiempo y dinero a este hobby y no le importa viajar tres o cuatro veces al año a Estados Unidos para comprar nuevas piezas, pues es allí donde hay más mercado y son más baratas. "Las hay desde 5 dólares hasta todo lo que te quieras gastar", señala esta emprendedora mujer, que muestra orgullosa su colección. Ella misma ha realizado los vestidos de un centenar de muñecas, como los que representan los danzantes de Lanaja o los de un paso de Semana Santa. Están agrupadas por temas, como profesiones, películas, cuentos, moda, casitas y un largo etcétera.