Los alabarderos de Tarazona completan su Guardia Pretoriana tras lanzar un llamamiento en redes sociales

La Guardia Pretoriana que participa en diferentes actos de la Semana Santa turiasonense.

Los alabarderos durante la guardia que hacen en el interior de la parroquia de San Francisco.
Los alabarderos de Tarazona completan su Guardia Pretoriana tras lanzar un llamamiento en redes sociales
N.B.

Los alabarderos de Tarazona han conseguido nuevos soldados que completarán la Guardia Pretoriana que participa en diferentes actos de la Semana Santa turiasonense. Este año, al igual que en las últimas ocasiones, ha sido necesario lanzar un llamamiento en redes sociales para animar a los voluntarios a presentarse y una vez más, la iniciativa ha surtido efecto.

Este grupo, que pertenece a la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de la Venerable Orden Tercera, lleva años viendo como su número de integrantes desciende, poniendo en duda su participación en diferentes actividades. La figura del alabardero se remonta a mediados del siglo XVII y este año contará con 22 integrantes, más la figura de un niño conocida como ‘El Paje’. “Somos una cofradía pequeña, y cuando faltan cuatro o cinco personas, se nota mucho. La gente falla porque se va a vivir fuera, o porque se hacen mayores y se cansan… Sería una pena que por falta de voluntarios con el tiempo tuviéramos que dejar de hacer esta tradición tan antigua”, dice Alberto García, uno de los responsables del grupo.

La procesión del Santo Entierro la empezó a hacer en Tarazona la Venerable Orden Tercera en 1628 y es en 1655 es cuando aparece por primera vez la figura del alabardero. “En ese momento los estatutos señalaban que se elegían anualmente cinco personas: uno hacía de centurión romano, dos de maestres de campo, y dos de reyes de armas”, detalla García.

La coraza que exhibía el centurión romano durante la procesión fue adquirida por la Tercera Orden en 1655 a los herederos de Diego Ram de Montoro y era de plata labrada. También en ese momento los hermanos compraron tres corazas lisas para sus acompañantes. Sin embargo, en 1864, la junta decidió cambiar sus corazas por unos trajes de soldados romanos, a semejanza de los que se usaban en la procesión de Zaragoza. “La coraza del centurión fue vendida a un anticuario y, actualmente, se encuentra expuesta en el Museo Británico de Londres”, informa el alabardero.

Este grupo participa en el Via Crucis de la parroquia de la Inmaculada. También están presentes en la iglesia de San Francisco después del Descendimiento, “cuando hacemos la guardia después de que la imagen del Cristo quede acostada en la cama”. “Salimos igualmente en la procesión del Santo Entierro y a continuación realizamos el cierre y el sellado del sepulcro”, explica el turiasonense quien recuerda que “antiguamente se hacía también la vela de los Oficios del monumento, y la procesión de las Siete Palabras, pero ahora mismo, con la gente que estamos, no llegamos para hacer todo eso”.

Para sumarse a los alabarderos no hay requisitos, se admiten hombres y mujeres sin límite de edad. “Hay que tener ganas de colaborar, y venir unos días antes a los ensayos. La guardia está compuesta por cuatro personas que tocan, dos capitanes y el resto son soldados”, finaliza Alberto García.

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