El Centro de Estudios Turiasonenses vuelve a excavar en el lagar de la Dehesa

Continúa así con la labor iniciada el año pasado, cuando se descubrió un lagar de vino.

Miembros del CET trabajando en el yacimiento.
Miembros del CET trabajando en el yacimiento.
N. B.

El Centro de Estudios Turiasonenses (CET) acaba de finalizar una nueva excavación en uno de los yacimientos de La Dehesa. Se ha continuado así con la labor iniciada el año pasado, cuando se descubrió un lagar de vino.


“El año pasado vinimos a excavar casi de urgencia por el estado que tenía el yacimiento, con las sorpresas de descubrir una extensión mayor de la que creíamos y de encontrar un lagar de vino cuando buscábamos un lugar de fundición del plomo”, recuerda Carlos García Benito, responsable de arqueología del CET.


Durante dos semanas, un equipo formado por tres personas ha estado trabajando en la excavación arqueológica, realizando prospecciones para descubrir más elementos que faciliten información sobre el pasado de esta zona. Es un proyecto que tiene el centro desde el año 2013 para estudiar el poblamiento de toda la zona del Valle del Queiles, en colaboración con arqueólogos navarros. “Queremos sacar el año que viene una publicación con toda la información”, adelanta García Benito.


En esta ocasión, la labor se ha centrado en “definir un poco las dos salas que nos quedaron a medias el año pasado”. Así, en el espacio 3, que es donde está el lagar, “hemos definido el muro de cierre y estamos bajando los niveles para concretar qué dimensiones tiene”. “En el espacio 2 tenemos nivel de destrucción, está todo quemado con niveles ceniza y está toda la cerámica en un paquete estratigráfico de unos cincuenta centímetros, donde nos siguen apareciendo grandes contenedores”, confirma el arqueólogo.


Este año, en los restos de este edificio que presenta características que lo relacionan con la producción, ha aparecido algún resto de cerámica “un poco más fina”. “Hemos encontrado el cuello de una especie de botella, y algún cuenco, e incluso un pequeño grafiti en una cerámica. Creemos que es latino, en el paso del celtíbero a los primeros años de la invasión romana, pero es solamente una palabra así que tampoco nos va a dar muchas pistas”, finaliza Carlos García Benito.

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