LA RECESIÓN EN ARAGÓN

Cinco municipios agobiados por la crisis

Los vecinos de Épila, Tarazona, Huesca, Sabiñánigo y Monreal del Campo están entre los más afectados por la recesiónLos principales problemas son el elevado número de parados y el cierre de empresas

No son los únicos, aunque sí cinco ejemplos de los municipios más agobiados por la crisis en Aragón. El elevado número de personas en paro, el cierre de empresas con cientos de despidos detrás o la dependencia del incierto futuro de la factoría Opel en Figueruelas están detrás de estas situaciones. Los vecinos de Épila, Huesca capital, Monreal del Campo, Sabiñánigo o Tarazona ven con incertidumbre su futuro más inmediato.

Épila.

En esta localidad de la comarca de Valdejalón, siete de las empresas del polígono Valdemuel dependen exclusivamente del futuro de Opel. El plan de Magna para la factoría de Figueruelas repercutiría directamente en el millar de personas que trabajan para las empresas auxiliares de GM. De estas, casi la mitad (unas 500) son vecinos del municipio.Según el alcalde de esta localidad zaragozana, Martín Llanas, la solución de los años noventa se ha vuelto ahora en su contra. "Entonces, se resolvió el problema de empleo con la captación de empresas auxiliares de Opel. Hace dos años, aquí apenas había gente parada y ahora somos casi 400", añadió el también vicepresidente de la Diputación Provincial de Zaragoza.

 

La situación no es mejor para los agricultores y ganaderos que hay en la zona, que "viven una crisis permanente", dijo Llanas, aludiendo a una conversación reciente con un agricultor local. "El panorama es catastrófico", apuntó el alcalde refiriéndose al Ayuntamiento, que ha sufrido una bajada de ingresos por la construcción y tras el cierre de la planta de vertidos residuales industriales no tóxicos.

Tarazona.

La crisis comenzó a notarse en Tarazona a finales del año 2007, cuando Delphi cerró, dejando en la calle a más de 300 empleados. A la fábrica de cableado, se unieron paulatinamente los despidos en Faurecia, empresa dedicada al sector de la automoción que en el último año y medio ha perdido un centenar de puestos de trabajo y que este mismo mes ha presentado un ERE de extinción para prescindir de otros 60 trabajadores.

Esta semana, la puntilla la ha dado Wrigley con el anuncio del cierre de su planta turiasonense en la que trabajan 160 personas. Además, se ha perdido mucho empleo de autónomos, con lo que la situación es crítica. Tarazona lleva dos años sufriendo la crisis, que ha afectado a tres de las empresas que más turiasonenes empleaban, todas con una amplia trayectoria.

Huesca.

El cierre de Mildred en marzo de 2007, que dejó en la calle a 400 trabajadores, fue un mal presagio de lo que iba a llegar. La caída de la construcción y la crisis de otros sectores asociados, como el metal, explican en buena medida que casi se haya duplicado el desempleo en la capital oscense en los dos últimos años, pasando de 1.762 parados en agosto de 2007 a los 3.256 actuales.

Uno de los últimos expedientes de regulación ha sido el de la constructora Copueyo y su filial, Euroconen, que plantea la extinción de contratos para 80 de sus 150 empleados. Y en menos de un mes los 140 trabajadores de Luna Equipos Industriales sabrán cuál es su futuro, ya que el 8 de octubre deben reincorporarse a su puesto tras una ERE de tres meses, sin que se hayan despejado las dudas sobre el futuro de la fábrica de grúas. En el camino se han quedado muchas medianas empresas y un goteo constante de despidos en los dos sectores mencionados, aunque el sector servicios sigue encabezando las estadísticas de paro.

 

Durante los últimos años, Huesca ha sido un claro exponente del auge de la construcción, con el surgimiento de barrios enteros en la periferia. Hoy la actividad de empresas que crecieron a la sombra de esta expansión urbanística, como Forcusa, Sarvisé o Marino López, ha caído en picado.

Sabiñánigo.

La crisis se ha cebado especialmente con Sabiñánigo. Dos empresas han tenido problemas en el último año y han peligrado muchos puestos de trabajo. Una es Dequisa, que anunció el cierre de la fábrica, aunque luego se dio un plazo de nueve meses para estudiar nuevas posibilidades de futuro. Y Alcoa, que tras la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo, anunció la venta de su sede en Sabiñánigo.

A esto hay que sumar las reducciones de empleo que se han registrado en algunos hoteles serrableses. Aunque no está en la capital serrablesa, muchos de los trabajadores del balneario de Panticosa que se han quedado en la calle, residen ahí. Y esto no ha terminado porque todavía no se sabe qué va a pasar con los empleados que aun trabajan en el complejo hotelero. Todos estos problemas han dejado unas cifras muy altas de paro en Sabiñánigo. En agosto de este año había 623 parados, respecto a los 365 del mismo mes de 2008.

Monreal del Campo.

Hasta hace dos años, Monreal del Campo era un modelo de prosperidad dentro de una provincia con escaso tejido industrial, como es Teruel. La empresa cárnica los González, con unos 200 trabajadores, y Piezas y Rodajes S. A. (PYRSA), una fábrica de piezas para maquinaria de obras públicas, con 266 operarios, constituían el eje central de su economía.

 

Ahora, las dos están en crisis; una, con trabajadores en paro; la otra, sujeta a un expediente de regulación de empleo. El alcalde de Monreal del Campo, Jesús Allueva, afirma que a ello hay que sumar los puestos de trabajo que generaba el sector de la construcción, ahora en franca decadencia. "Por desgracia, lo peor está por venir", señalaba el primer edil de la localidad. "Cuando se termine el paro -continuaba- muchos se tendrán que plantear si siguen en el pueblo o si se van a buscar mejores horizontes laborales". En Monreal todavía residen unos 500 inmigrantes, casi un tercio de la población, que contribuyen al mantenimiento de la escuela y de otros servicios. Esta situación podría tener los días contados, según el alcalde.