EMPLEO

Cientos de temporeros saturan Extranjería para regularizarse en la campaña de verano

Este año trabajarán en el campo 13.000 personas, la mayoría contratadas en origen en Europa del Este

Las oficinas de Mayandía sufrieron colapsos durante la mañana.
Cientos de temporeros saturan Extranjería para regularizarse en la campaña de verano
P. ETURA

Las oficinas de Extranjería del cuartel de Mayandía de la capital aragonesa vivieron ayer una jornada de largas esperas por la avalancha de temporeros que acudieron con un contrato en el bolsillo que les permite regularizar su estancia en el país. El motivo fue el comienzo de la campaña de recogida que cada verano emplea a cerca de 13.000 personas, la mayoría de ellas llegadas de fuera de las fronteras nacionales. Pero la situación de este año es especial, y así lo demuestran las imágenes a las puertas del citado cuartel.

 

Vicente López, de UAGA, lo explicó: "Estamos notando una mayor afluencia de temporeros, entre otras cosas, porque rumanos y búlgaros ya pueden acceder con normalidad al mercado de trabajo". López se refería a la moratoria europea que, hasta el 1 de enero de este año, y pese a ser ciudadanos de libre derecho desde 2007, impedía que los ciudadanos de ambos países disfrutaran de las mismas condiciones de trabajo que del resto de la población de la Unión.

 

Una vez levantada dicha restricción, los acentos del Este de Europa se imponen este verano en los campos aragoneses. De hecho, una de las causas del atasco de ayer en la tramitación de los papeles se debió a la llegada de dos autobuses con 108 rumanos que se presentaron con un contrato bajo el brazo para trabajar en varias fincas de Caspe. Junto a ellos, una joven -que prefirió no identificarse- les orientaba y aconsejaba con la documentación necesaria. "Los contratamos en origen en Rumanía y aquí les habilitamos unas casetas prefabricadas para que puedan vivir en condiciones", explicó, para después lamentarse del deficiente funcionamiento de la cita previa que rige en las oficinas de Mayandía. "Nos han citado a los 108 a la misma hora y se ha montado un gran atasco", afirmó.

 

Fuentes del Cuerpo Nacional de Policía aseguraron que "la situación estaba prevista" por lo que "se tomaron las medidas necesarias para evitar grandes esperas". Apuntaron que, "pese a que han venido dos autobuses de Caspe y un microbús de Maella" a lo que hay que unir el flujo normal de estas oficinas, "se les está atendiendo fluidamente".

 

Sin embargo, en la calle se discrepaba. "Llevamos más de dos horas y esto no avanza", lamentó Jon Rades, un búlgaro llegado recientemente a la ciudad. "Por lo menos -reconocía-, sabemos que de aquí saldremos con todo en norma, así que aguantamos bien".

Llegados de la construcción

Los problemas en la colocación de tal cantidad de personas en la campaña de la fruta de este verano ya se apuntaban hace tiempo. El motivo claro es la crisis económica. "Ya se anunciaba una temporada complicada porque no solo hay desempleo en la zona agrícola, el paro general también es muy abultado", explicó Antonio Ranera, del sindicato UGT. De hecho, uno de los principales inconvenientes de este año es la llegada de un gran volumen de mano de obra procedente de la construcción, sector en que el desempleo se ha disparado.

 

"Hay que buscar soluciones, porque hay más demanda de lo habitual, sobre todo por el desembarco de trabajadores de la obra en el campo", señala José Manuel Roche, secretario general de UPA Aragón. Por lo menos, la cosecha se presenta favorable este año. De lo contrario, la demanda habría bajado y el atasco hubiera alcanzado cotas más preocupantes. "Salvo en la zona del Cinca, que hubo recientemente alguna granizada, en el resto esperamos una cosecha normal, tirando a buena, por lo que la utilización de temporeros va a ser similar a la de otros años", explicó Roche.

 

Los problemas de estos días se deben al inicio de la campaña de clareo de la plantación y de la recogida de la cereza. Una situación que, pese a ser habitual en estas fechas, este año se ha visto agudizada. Fuentes del sector reconocen que "después todo se normaliza un poco hasta el próximo repunte, que se da al final de la campaña y con la recogida de la uva".