PATRIMONIO

Aragón intenta recuperar un tapiz de Roda robado por Erik el Belga

Patrimonio prepara la documentación para demostrar que la pieza, vendida recientemente en una subasta, pertenece a la parroquia del Isábena para poder comprarla.

El paso de Erik el Belga por Aragón nunca se olvidará. La madrugada del 7 de diciembre de 1979 robó 40 obras de arte de la catedral de Roda de Isábena. Ahora, el Gobierno de Aragón intenta recuperar un tapiz de altar localizado por la conservadora del Museo de Lérida, Carme Berlabé, al ser vendido recientemente en una subasta. El director general de Patrimonio, Jaime Vicente, aseguró ayer que estaban recopilando toda la documentación para acreditar que procede de un robo, demostrar la propiedad y ejercer el derecho de retracto, que le da preferencia sobre cualquier comprador.


Por el momento, se desconoce quién adquirió la pieza y, por lo tanto, su localización, puesto que la casa De Wit de Bélgica que la vendió no ha aportado información. Por ello, también se desconoce el precio de venta e incluso el valor artístico. La Guardia Civil, con la colaboración del Gobierno de Aragón, investiga el caso tras recibir el aviso de la historiadora. En estos momentos, "nos interesa más la parte jurídica, el poder acreditar que procede de un expolio y hacer la reclamación para anular todas las ventas", apunta Vicente, que asegura que sin esa demostración no se podrá recuperar.


Entonces, todavía no se habían disgregado las diócesis y la catedral de Roda de Isábena pertenecía a la diócesis de Lérida. ¿Puede Cataluña reclamar la propiedad como en el caso de las de la diócesis de Barbastro-Monzón? El director general de Patrimonio, Jaime Vicente, comentó ayer que solo Aragón está detrás de la adquisición de esta pieza puesto que la propietaria era la catedral de Roda. No obstante, esta situación "pone de manifiesto que la diligencia de la diócesis de Lérida en la protección de las parroquias no era suficientemente eficaz". En este sentido, hizo un guiño al conflicto por las 112 piezas al señalar que no solo se preserva trasladando el patrimonio a Lérida sino también con sistemas de protección y controles, que en el año 1979 eran ya más eficaces que en los años 50.