Derribos Blanco S. A.

El terremoto que está organizando el ministro socialista de Fomento, José Blanco, con la obra pública en este país amenaza directamente con romper el sismógrafo. Si en los tiempos de hambruna de principios del siglo pasado las administraciones se dedicaban a abrir calles y a hacer carreteras y ferrocarriles para dar trabajo al personal, en esta crisis parece se va a optar por mandar al paro a miles de trabajadores. Parar la obra pública es dinamitar la nómina a mucha gente, pero también derribar uno de los pilares de la economía, dado que si las constructoras las pasan canutas, los bancos se resienten y el país se tambalea. Retrasar proyectos en redacción no satisface nada en un territorio tan huérfano de infraestructuras durante siglos, pero parar las máquinas que ya estaban en marcha es simplemente una temeridad. Los túneles del Monrepós comunican con el sector turístico, conectan con un mercado estratégico como el de la nieve y canalizan las aspiraciones logísticas de una tierra que no ha sido precisamente la de las oportunidades. Esperemos que rectifique.