Acento mandarín en el epicentro del valle del Ebro

El copropietario de Bazar Oriente, Yu Xiang, factura una venta en su nave de Cogullada, ayer.
Acento mandarín en el epicentro del valle del Ebro
ESTHER CASAS

Todos vamos a Madrid a comprar productos para nuestras tiendas, por lo que contar con un complejo de venta al por mayor en Plaza solo redundará en nuestro beneficio y en el de la ciudad". Así de tajante se mostraba ayer un comerciante chino de Zaragoza, Ling Xiang, que todos los meses se ve obligado a desplazarse hasta el mayor polígono especializado en productos chinos del país, en Fuenlabrada, para llenar los estantes de su bazar, que abrió hace seis años en el barrio de la Magdalena.


Ling Xiang reconoce que se ahorraría noches de hotel y una "paliza de viajes" si finalmente se abre un complejo de almacenes en Plaza. En la actualidad, la mitad de los productos que vende los adquiere en los cinco puntos de venta al por mayor abiertos en Zaragoza. "Aquí hay oferta, pero el polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada es gigante, tiene muchísima más oferta y sus almacenes ofrecen las últimas novedades llegadas de China", explica este residente chino con 20 años de experiencia comercial en la ciudad.


No obstante, este emprendedor apunta que la oferta de almacenes de Plaza dará cobertura a las comunidades limítrofes con Aragón, ya que los más de 20.000 metros cuadrados especializados en productos chinos, unidos a la oferta ya existente en la ciudad, desborda con creces la demanda de Zaragoza.


Los responsables de los almacenes asiáticos de Zaragoza, concentrados en el polígono de Cogullada, reconocen que la oferta no es ni comparable y que la demanda de Zaragoza es limitada al no disponer de tanta población ni con un cinturón metropolitano de entidad. Es más, el copropietario de Bazar Oriente, Yu Xiang, asegura que Zaragoza es el "peor sitio" para vender tras ocho años de experiencia en la venta al por mayor. "Hay competencia, pero lo peor es que estamos cerca de Madrid, donde se puede comprar de casi todo y más barato. Además, hay pocos habitantes y los pueblos de nuestro alrededor son pequeños", lamenta.


Yu Xiang vende de casi todo, salvo ropa, en una abigarrada nave de 3.000 metros cuadrados donde se acumulan en palés y estantes todo tipo de flores de pega, juguetes, productos de limpieza y de menaje, entre otros. A su juicio, concentrar mercancía importada en más de medio centenar de naves de Plaza supone un riesgo que él no estaría dispuesto a asumir. "Cuanto más grande, morirá antes. Yo me iría a Madrid o a Barcelona donde sí hay demanda", opina mientras terminaba de controlar con un lector láser un gran lote de productos para un cliente.


En la acera de enfrente abrió hace cuatro meses el mayor almacén de venta al por mayor de productos chinos de Zaragoza, Da Feng Shou. Tras su fachada roja se acumulan miles y miles de productos en sus 5.000 metros cuadrados de superficie en inacabables hileras, por las que pululaban ayer por la tarde comerciantes chinos y españoles. Su encargado, Daojie Zhu, asegura que no le preocupa que en Plaza se puedan concentrar más de 20.000 metros cuadrados de almacenes: "No sería una competencia real para nosotros, porque estamos especializados en bazar multiproducto y tenemos 5.000 metros".


Daojie Zhu, como el resto de mayoristas chinos, vende a todo tipo de clientes y apunta que los españoles son los principales compradores. "Representan el 60%, pero también vendemos a los africanos para los locutorios y a los ambulantes que acuden al rastro", indica mientras cobra a unos vendedores que acaban de carga su furgoneta.


Para el empresario Dan Wang, especializado en seguros y que tiene como clientela a buena parte de la comunidad china de Zaragoza, la apertura del complejo de almacenes en Plaza tiene sentido como centro de distribución para el valle del Ebro. "A corto plazo no es rentable, pero como planta de distribución puede funcionar. Y como todo, dependerá también del márquetin que se haga", concluye.