PARÁSITOS

Los piojos también vuelven al cole

No hay datos aragoneses, pero el Ministerio de Sanidad calcula que entre un 4% y un 15% de los escolares se infestan. Los expertos recomiendan "desdramatizar" la situación y seguir bien los tratamientos.

Comienza el colegio y con él los temidos piojos, que nunca mejor dicho traen de cabeza a más de un padre. El Ministerio de Sanidad calcula que entre un 4% y un 15% de los niños (de entre 3 a 10 años) pueden estar infestados en algún momento del curso escolar. Sin embargo, los expertos piden tranquilidad a las familias, que traten la situación con normalidad y que comuniquen el caso al centro escolar.


"Un aviso a tiempo puede facilitar las cosas. Hay que desdramatizar el proceso. Los padres se lo toman mal y tiene que ser una cosa normal", explica el vocal de Atención Farmacéutica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza (COFZ), Luis Hernández. Hay que olvidar el bulo tan extendido de que los piojos acuden a la suciedad. De hecho, les atrae precisamente la higiene.


Ante los primeros síntomas, los evidentes picores, los padres deben activar la alerta. Acudir a su médico o a su farmacéutico para que les aconsejen los mejores productos para acabar con estos desagradables ‘visitantes’. Desde la tradicional permetrina o dimeticona hasta los más naturales de herboristerías, como el basado en aceite de coco. Los precios pueden oscilar entre los 13 o 20 euros.


Una vez que se ha elegido el artículo, lo que se recomienda es tener paciencia. Mucha paciencia y, sobre todo, aplicar bien los tratamientos. "Eso es lo fundamental. Muchas veces se basa más en esta cuestión. Hay que leer los prospectos bien y cumplir lo que se dice", afirma el vocal de Atención Farmacéutica de Zaragoza. Incluso algunos expertos avisan de que el mal uso de los productos puede acabar creando resistencia. La utilización de la lendrera (peine de púas muy finas) y la perseverancia para ir retirando todos los huevos son también algo básico.


Comunicar la infestación


Es importante comunicar a los centros escolares que el pequeño está infestado, para evitar que el resto de niños vayan ‘contagiándose’ y, sobre todo, para que no se cree un bucle difícil de controlar. No obstante, los expertos recomiendan que la mejor manera de ganar la guerra a estos insectos es la "prevención". Sugieren convertir en rutina la revisión del cuero cabelludo para poder acabar si fuera necesario con estos insectos, que se esconden próximos a la base del cuero cabelludo, ya que necesitan chupar sangre para vivir. Todos aquellos huevos que se encuentren distribuidos por el pelo evidencian una infestación antigua. "Lo mejor es hacerlo una rutina. Poner al pequeño una toalla blanca y quitar pelo por pelo", señala Hernández.


Los expertos hacen hincapié en que los piojos no son cuestión solo de niños. Y una vez detectado el primer insecto, tiene que supervisarse el cuero cabelludo de toda la familia. "Siempre se piensa que es cuestión de niños, pero es normal que haya también en verano, en el periodo de piscinas. Lo que pasa con los niños es que su actividad social hace que se contagien más. Por eso, los que más lo sufren son los más pequeños, una vez que crecen ya no son comunes ", señaló el experto farmacéutico.


Sin embargo, los piojos son bastante selectivos a la hora de elegir a qué pelo agarrarse. No les gusta ni el muy recio ni el muy fino. Los piojos necesitan sangre y colocan sus huevos. En condiciones normales, pueden aguantar hasta 48 horas fuera del cuero cabelludo.