historia
Un teólogo mexicano descendiente del Papa Luna viaja a Illueca para celebrar el 600 aniversario
Revive cómo sus antecedentes llegaron a hacerse una prueba de ADN en 2001 y 2003 para que se probara su relación con Benedicto XIII.
El teólogo y abogado mexicano Óscar González Luna Gari, de 71 años, descendiente del Papa Luna, ha viajado hasta Illueca (Zaragoza) para celebrar el 600 aniversario de su muerte, que se celebra este martes 23 de mayo. Es hijo de una española, que huyó de España y de los estragos de la Guerra Civil, y ha decidido conectar su ciudad natal, Guadalajara (México), con la que fue origen de Benedicto XIII, después de haber escrito el libro ‘La familia mexicana del Papa Luna Benedicto XIII (1328-1423)’.
Ha llegado con una de sus hermanas, Teresa Engracia (de una familia de ocho hermanos). En su discurso, recuerda la batalla de sus familiares mexicanos para que se les reconozca ser descendientes de Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor. Una lucha que defendió su tío Eduardo Francisco González Luna Sauza, entre 2001 y 2003. En esos años, le llegaron a tomar pruebas de ADN.
“Mi tío tenía un problema de protuberancia en una mano y en un viaje a España le tomaron la prueba del ADN, pero luego no se lo han cotejado todavía con los restos del Papa Luna. Le había pedido su familia que viniera a España, antes de morir, para hacer esa investigación sobre Benedicto XIII”, cuenta el teólogo laico y letrado de la Universidad Jesuita de Guadalajara. “Mi abuelo Mauro ya había hecho sus investigaciones, y hasta compró una colección de veinte tomos sobre los papas de la Iglesia Católica, pero los estudiaba después de Martín V y ahí no aparecía el Papa Luna”.
El teólogo relata el viaje a España de su tío en el libro. Describe que llegó a establecer contactos con el embajador mexicano en Madrid, Gabriel Jiménez Remus, y que visitó Illueca. En la localidad zaragozana, una mujer le dijo "que lo estaban esperando su llegada por una profecía que había del Papa Luna". También se entrevistó con el alcalde de entonces, José Javier Vicente.
Después, Eduardo Francisco González Luna le dejó en 2003 al teólogo un escrito contundente en favor del Papa Luna: “Te enfrentaste a reyes, emperadores y enemigos del mandato divino, en defensa del Pontificado; no por tu bien, solo por el bien de la Iglesia de Dios, y perseguiste las privanzas como era tu deber”. “El poder terrenal te atacó con calumnias, espadas y lombardas; te hicieron prisionero; tu solo usaste la palabra de Dios y el ejemplo de vida que le dejaste a la Humanidad”, escribió.
Desde el obispo Borobia hasta el papa Francisco
Óscar González Luna Gari detalla que su tío logró involucrar en esta batalla a Carmelo Borobia, obispo auxiliar de Zaragoza (1990-96), obispo de Tarazona (1996-2004) y de Toledo (2004-2010), quien llegó a “interesar” al papa Juan Pablo II y, posteriormente, al papa Benedicto XVI, para que trataran de “revisar la causa de dos pontífices de Aviñón (Clemente VII y Benedicto XIII).
En este sentido, agradeció al jurista zaragozano José Javier Forcén que le facilitara al papa Francisco un libro y un documental sobre Benedicto XIII, que puede facilitar este cambio de posición respecto al papa aragonés para que le quiten su calificación de hereje o antipapa.
Óscar González se muestra “muy positivo” con la filosofía que defiende el papa Francisco, en favor de los “derechos humanos”, que reivindicó durante si visita a México en 2016, entre la zona de Chiapas (San Cristóbal de las Casas) y la capital del país. Para el teólogo mexicano, esta postura “en favor del Papa Luna” le puede llevar a reconocer su papel en su etapa en Aviñón, en defensa del Derecho Canónico.
Defensor de un indígena enterrado en España
El teólogo y jurista mexicano destaca que, además del pasado del Papa Luna, tiene pendientes otros asuntos judiciales que lleva entre España y México. Se trata de la búsqueda de los restos del indígena Francisco Tenamaxtli, quien fue enterrado en 1556 en un cementerio situado entre Salamanca y Valladolid.
Óscar González explica que estuvo preso tres años en España y lo cuidó Bartolomé de las Casas, quien lo acogió tras su traslado de una cárcel en Sevilla a otra de Salamanca. Espera que una orden religiosa pueda ayudarle en el hallazgo de estos huesos para poder trasladarlos a México.
