El sueño de volver a Saqués después de medio siglo

Las once familias que tuvieron que abandonar sus casas en 1970 por la construcción del embalse de Búbal confían en que se apruebe el proyecto de urbanización en un mes e iniciar las obras en otoño.

Estado actual de Saqués, cuyo casco urbano seguirá inundado en un tercio de su extensión.
Estado actual de Saqués, cuyo casco urbano seguirá inundado en un tercio de su extensión.
Laura Zamboraín

"Reconstruir la casa en la que nací es mi proyecto de vida, tanto como mi familia y mi trabajo". Inocencio Arruebo no puede ocultar la emoción que siente por volver a habitar Saqués, el pueblo que tuvo que abandonar junto a sus dos hermanos por la construcción del embalse de Búbal al finalizar el curso 1968-1969. Dejó su hogar con 11  años y a las puertas de su jubilación confía en regresar, ya que solo falta el último trámite, la aprobación definitiva del proyecto de urbanización. Si no hay contratiempos, el Ayuntamiento de Biescas, del que depende esta entidad local menor, lo aprobará en un mes y comenzará así la cuenta atrás de las obras. Las máquinas podrían entrar en otoño.

Junto a las otras diez familias del pueblo que constituyeron la Asociación de Antiguos Vecinos de Saqués, su presidente lleva 23 años superando "todas las dificultades" para levantar de nuevo los inmuebles derruidos tras más de medio siglo de abandono impuesto por las expropiaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Solo dos casas que ocupó Cruz Roja y la iglesia se mantienen en pie, aunque han requerido intervenciones para que la huella del tiempo y el expolio no hicieran más mella. El resto de las edificaciones se derribaron en 2009 por sus "graves problemas de seguridad".

Arruebo señala que la pretensión es rehabilitar el núcleo y edificar de nuevo 42 casas a imagen y semejanza de las de antaño. "Hace dos años, la CHE pilotó la ladera para evitar su arrastre por la acción del pantano, lo cual es de agradecer", recuerda.

Las antiguas piedras de los muros se emplearán en la reconstrucción del pueblo, que conservará la misma trama urbana y cuyas casas respetarán las alturas y fachadas cuando se levanten de nuevo el próximo año. Solo seguirá sumergida la zona baja del antiguo casco urbano, que cada año con el estiaje sale a la superficie. "Un tercio de Saqués está metido en el pantano", detalla.

Recreación del pueblo reconstruido junto al embalse de Búbal, que respetará su estética original.
Recreación del pueblo reconstruido junto al embalse de Búbal, que respetará su estética original.
HA

El plan especial, redactado por los mismos arquitectos que recuperaron el palacio de la Aljafería y La Seo, Luis Franco y Mariano Pemán, recoge las peculiaridades de cada casa, "definiendo sus características en fichas urbanísticas". "No hay dos iguales", asegura.

El presidente de la asociación explica que ya han preseleccionado a una docena de empresas para elegir a la contratista que finalmente iniciará la urbanización a la vuelta del verano. Se alargará seis meses y costará 2,2 millones de euros, que aportarán entre los 70 socios, 38 de los cuales son herederos o antiguos moradores de Saqués.

Una de las actuaciones incluidas es la construcción de una depuradora, valorada en 152.629 euros y para cuya financiación se han presentado a las ayudas convocadas por el Instituto Aragonés del Agua (IAA). La Ley de Patrimonio Cultural de 1999 reconoce a los pueblos deshabitados como bienes de especial protección y solo están pidiendo "un poco de respaldo", porque les han revertido unos solares arruinados. "No nos tienen que sufragar las viviendas, sino ayudar con las infraestructuras que eran irrecuperables", añade.

Inocencio Arruebo enfatiza que la rehabilitación de Saqués supondrá la recuperación de un "patrimonio cultural en peligro de desaparición", como antes se hizo con otras dos localidades pirenaicas afectadas por proyectos hidráulicos, Lanuza y Jánovas.

Los antiguos vecinos intentaron en 1986 que se le revertiera el casco urbano no inundado y algunos huertos colindantes, pero se les denegó. No cejaron en la lucha y lograron que se les reconociera el derecho catorce años después, fijándose el justiprecio en la cuantía pagada en su día por el suelo más el IPC. Esto implicó un desembolso de 151.843 euros, a los que se deben sumar los gastos acumulados –proyectos, asesorías y abogados, entre otros– hasta sumar un total de 526.527 euros. Y ahora tocará la factura de la urbanización y de las edificaciones, pero el valor de regresar más de un siglo después no tiene precio.

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