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Los vaivenes del tiempo esta primavera: “Tengo la casa más fría que en invierno”
Con un abril con temperaturas de récord muchos dijeron adiós a los abrigos antes de hora. Sin embargo, mayo se ha presentado con frío y aire.
De los vestidos de verano y las sandalias que se veían hace apenas un mes por las calles de Zaragoza hemos pasado ahora a las cazadoras, abrigos y pañuelos para el cuello.
El verano anticipado que disfrutamos en abril hizo que muchos ciudadanos se animasen a hacer el cambio de armario antes de lo habitual y tan solo un mes después, les ha obligado a desempolvar jerseis, mantas y edredones para no pasar frio ni fuera ni dentro de los hogares.
El cierzo hizo su aparición en el Valle del Ebro, como acostumbra en esta época del año, y las temperaturas descendieron, ahogando esas anheladas ansias estivales para algunos y dando un respiro a otros que no llevaban demasiado bien el calor. “Estábamos en una situación muy anómala. Hemos tenido unos meses de marzo y abril extraordinariamente secos y cálidos y ahora la entrada de vientos del norte han provocado una bajada importante de las temperaturas”, dice Rafael Requena, delegado en Aragón de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
“Esto provocó que la gente pensara que ya había llegado el verano”, afirma Requena. “El año pasado el calor llegó en el mes de mayo, que también fue anómalo Pero este año las altas temperaturas se adelantaron a marzo y todos nos echamos las manos a la cabeza pensando que ya teníamos el verano encima”, continua el delegado de Aemet en Aragón.
Sin embargo, “la situación se está regulando y ahora tenemos unas temperaturas más normales para la época”, matiza. “Están pasando de los 20 grados en las horas centrales del día, aunque con el aire la sensación térmica es menor. Lo que sí está habiendo y no es tan normal es una gran oscilación térmica. En zonas donde no hay viento se están produciendo heladas nocturnas”, revela el meteorólogo.
Sin calefacción pero con estufa
Estos vaivenes del tiempo han tenido ya consecuencias entre los ciudadanos. A los ya mencionados cambios de armario se suma el apagado de las calefacciones en la mayoría de las viviendas. “Cuando vinieron esos días de tanto calor nos apagaron la calefacción de la comunidad y ahora tenemos la casa más fría que en invierno”, se queja Rosario Zuera, una vecina octogenaria del barrio de San José, que padece una enfermedad y permanece mucho tiempo en su vivienda.
“Nos hemos tenido que poner una estufa eléctrica en el salón, sacar de nuevo las batas de invierno y echarnos otra vez el edredón sobre la cama”, explica esta mujer. “No hay derecho a que nos la apaguen tan pronto por unos días de calor cuando lo normal es que vuelva a hacer frío, porque no estamos en verano”, lamenta Zuera. “Y más cuando tenemos calefacción con contadores individuales, ya que cada vecino se la enchufa si quiere y paga lo que consume. No lo entiendo”, dice, molesta.
No es un caso puntual. “En la mayoría de las comunidades de vecinos la calefacción se quitó en abril cuando hizo esas temperaturas tan elevadas. Pero ahora, con este frío, la gente vuelve a pedir que se ponga de nuevo”, apunta Miguel Ruiz, presidente Colegio de Administradores de Fincas de Aragón. Sin embargo, “que yo sepa, no ha vuelto a encenderse ninguna porque volver a encender la calefacción en una comunidad conlleva que vaya de nuevo el técnico del gas para revisarla y ponerla a punto igual que se hace en otoño”, continua Ruiz.
“Se suelen apagar en función de la temperatura que hace en el exterior y como hemos llegado a tener más de 30 grados, se han estado apagando pero ha habido años en los que se han tenido encendidas hasta junio”, añade el presidente de los administradores de fincas. Sin embargo, “con el descenso de las temperaturas las casas se han quedado frías y lo que está haciendo mucha gente es encender el aire acondicionado con la función de calor porque es más barato que volver a encender la calefacción de las comunidades”, revela. “Otros han tenido que recurrir a estufas eléctricas o calefactores. Hay que entender que hay personas que no están para pasar frío”, constata Ruiz.
De la sandía y los mareos a los chaquetones para salir
Los mayores son uno de los colectivos a los que más afecta estos cambios de tiempo. “Las semanas que hizo tanto calor empezamos a notar que llegaba a las consultas gente mayor que presentaba cuadros de descompensación por las altas temperaturas. Venían mareadas y nos contaban que se habían desvanecido por el calor”, señala Luis Miguel García, vicepresidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria.
“Esto no es normal para estas fechas ya que lo más habitual es que empecemos a tener este tipo de consultas en junio. Sin embargo, con la llegada del frío, han cesado completamente” confirma el médico.
“Tuvimos que adelantar algunas de las medidas contra el calor que solemos implementar en junio como es la introducción de la sandía entre horas a los residentes”, dice, por su parte Ana Peribañez, directora de la residencia de mayores Ibercaja Rey Ardid Juslibol. “Les ofrecíamos más agua pero a muchos no les apetece beber porque no tienen sensación de sed y la sandía es una fruta que les suele entrar mejor. Este año la tuvimos que adelantar a abril, pero con la llegada del frío, la hemos tenido que retirar”, informa Peribáñez.
Con las altas temperaturas “también quitamos la calefacción, que normalmente la dejábamos hasta junio, y estábamos poniendo a punto el aire acondicionado, que hemos tenido que posponer por ahora”, añade la directora.
Además, “muchas familias vinieron a hacer el cambio de armario para traer ropa más ligera a los residentes, y ahora hemos tenido que volver a ponerles los jerséis. De hecho, a la calle salían ya de manga corta y les poníamos crema solar. En estos momentos, hemos tenido que rescatar los chaquetones del armario. Lo mismo pasa con la ropa de cama. Hemos sacado de nuevo mantas y colchas de invierno”, asegura Peribáñez.
Freno en la venta de ropa de verano
“La gente se animó muchísimo con el calor y vendí en abril un 15% de toda la ropa de baño que vendo en la temporada. Es mucho para esta época del año porque normalmente la gente viene en junio a por el bañador. Se adelantaron las ventas mes y medio”, constata Marta Colás, propietaria de Lencería San Antonio, en el Casco Histórico de Zaragoza.
“Incluso para el Día de la Madre hicimos mucha venta de bañadores como regalo. Al acabar abril tenía modelos en los que ya no tenía algunas tallas. Esto no me pasaba hasta que no llegaba el verano”, continua. Sin embargo, ahora “con el tiempo tan horroroso que estamos teniendo las ventas de ropa de baño se han paralizado por completo. A la gente no le apetece probarse bañadores cuando vas con abrigo y botas”, afirma esta vendedora.
“Para nosotros es fundamental que haga calor. Los vaivenes del tiempo a quienes vendemos ropa nos van muy mal. Nos hace polvo”, asegura Colás. “Ha pasado lo mismo con los pijamas de verano. Estuvimos vendiéndolos bien en abril pero ahora quién los va a querer si hemos tenido que sacar de nuevo la bata de invierno”, se pregunta. De hecho, “vienen gente a por pijamas de invierno y les tengo que decir que no me quedan porque los acabamos de vender en las rebajas. Las tiendas de textil no tenemos ya prendas de manga larga, ni chaquetas, ni nada de invierno y entra gente preguntando por ellas”, asevera Colás.
Temperaturas de hasta 28 grados
“Todavía vamos a tener algunos días de cierzo en el Valle del Ebro y se espera que continúe durante todo el fin de semana y el comienzo de la semana que viene”, pronostica Rafael Requena, delegado Aemet en Aragón.
“Ahora estamos más pendientes de las tormentas porque podría haber alguna fuerte en Teruel y el Pirineo. No se esperan en el Valle del Ebro, precisamente porque con el viento no van a llegar”, asegura. “La semana que vienen subirán algo las temperaturas y las máximas estarán entre los 25 y los 28 grados en el valle del Ebro, aunque no llegaremos a los 30.
Eso sí, "si para el cierzo se nos va a echar el verano encima”, señala Requena, y recuerda a los ciudadanos la importancia de tener en cuenta el saber popular, en concreto el del conocido refrán ‘Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo’.