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Centros de Educación para adultos en Aragón: una oportunidad de volver a los pupitres

El número de alumnos se acerca a los 23.000 en la Comunidad, un incremento "significativo" con respecto al curso anterior. 

De izquierda a derecha, Hugo Hugo Peñalosa, director del centro Juan José Lorente de Zaragoza; Magda Marques, Federico Lajaima, Miguel Ángel Moreno, Jessica Remiro y Jorge Algarate
De izquierda a derecha, Hugo Hugo Peñalosa, director del centro Juan José Lorente de Zaragoza; Magda Marques, Federico Lajaima, Miguel Ángel Moreno, Jessica Remiro y Jorge Algarate
Marcos Cebrián

"Muchos de los potenciales alumnos no saben que estos centros existen y son prácticamente gratuitos". Es la observación que hace Hugo Peñalosa, director del centro de Educación de Adultos Juan José Lorente de Zaragoza, uno de los cinco públicos que existen en la capital.

En la actualidad, el centro cuenta con casi 700 matrículas -una cifra que todavía no alcanza las registradas antes de la covid- y 12 profesores que imparten enseñanzas con su programación (establecidas por el Gobierno aragonés). A estas hay que sumar actividades socioculturales, en colaboración con su asociación de alumnos, desarrolladas por monitores o voluntarios. "Es una asociación muy activa y funciona muy bien", subraya.

Según datos del Departamento de Educación, el número de alumnos este curso en Aragón es de 22.856, un incremento "significativo" con respecto al anterior (17.353). En cuanto a las enseñanzas con mayor porcentaje de matrícula son: promoción y extensión educativa (33,68%), español lengua nueva (19,17%), cursos de idiomas (13.79%), formación inicial (8,07%) y Secundaria para adultos presencial (6,33%).

En el Juan José Lorente, el Acceso a la Universidad para mayores de 25 años es lo que le distingue como centro, tal y como resalta su director. "Es el único que lo está dando completo. Después todos tenemos la ESO adaptada y se hace en dos años; formación inicial, que es como una Primaria para adultos; español lengua nueva (hay varios niveles); inglés;  competencias claves de nivel 2 y cursos (cortos) de promoción y extensión educativa", detalla. Mientras, el abanico de actividades socioculturales es también muy amplio: curso de fotografía digital, vídeo, pintura, yoga, informática, francés...

Las enseñanzas más demandas en el centro que dirige Peñalosa son el Acceso a la Universidad, el español lengua nueva y el inglés. El único requisito para acceder a ellas es tener más de 18 años. "Nosotros tenemos personas de más de 80 y el centro está abierto todo el día (de 9.00 a 21.00). Solo cobramos 10 euros de material al año. Mucha gente encuentra aquí no solo formación sino un montón de actividades (visitas, excursiones...), una vida cultural e incluso hacen amistades. Tienen valor y se dedica un dinero público a que existan; vale la pena que la gente los conozca. En Aragón hay 36 centros, la mayor parte en los pueblos, con una dinámica distinta", apunta.

"Estos centros para adultos tienen valor y se dedica un dinero público a que existan; vale la pena que la gente los conozca"

A su juicio, estaría bien que todas las administraciones -autonómicas y Gobierno central- promocionaran "un poco más" estos centros públicos de adultos. "Nunca he visto anuncios en la tele", advierte.

Hugo Peñalosa, director del centro público de Educación de Adultos Juan José Lorente.
Hugo Peñalosa, director del centro público de Educación de Adultos Juan José Lorente.
M. Cebrián

Por su parte, Goyo Margüello es el profesor más antiguo del centro y este año se va a jubilar, aunque si por el fuera seguiría. "Me siento muy bien donde estoy. Creo que soy muy válido para continuar y me complementa con mi otro trabajo: soy director del programa de jóvenes de Aldeas Infantiles", explica. De la labor docente, resalta que se encuentra con chavales "fracasados" del sistema escolar. "En un instituto a la mínima son expulsados. Aquí vienen con toda normalidad, reciben un trato más diferenciador y pueden sacarse de una manera más sencilla algo que en un instituto no conseguirían", opina.

Estos son los testimonios de siete personas que acuden al centro público de Educación de Adultos Juan José Lorente:

Jorge Algarate: "Me estoy sacando la ESO para poder ser profesor de cocina en un futuro"

Jorge Algarate, dueño del restaurante El Descorche en Zaragoza.
Jorge Algarate, dueño del restaurante El Descorche en Zaragoza.
Marcos Cebrián

"Ojalá hubiera podido seguir estudiando y formándome en cocina". Es lo que siempre ha dicho Jorge Algarate, dueño del restaurante 'El Descorche' en Zaragoza, quien por motivos familiares se puso a trabajar muy pronto, a los 16 años. Es ahora -con 40- cuando está cumpliendo ese deseo: desde enero cursa 3º de la ESO con el objetivo de sacarse el título de profesor de cocina.

El suyo es un plan a largo plazo. "De 8 a 10 años. No tengo prisa", dice. En enero de 2024 tiene previsto terminar 4º de la ESO para poder acceder al Grado Medio de Cocina (en el IES Miralbueno), después al Grado Superior, posteriormente hacer un Máster universitario de Educación y, finalmente, ejercer de profesor de cocina (tanto en escuelas privadas como públicas). "Me he planteado tener una salida laboral a mi restaurante. Dedicarme a la cocina es lo que más me gusta, pero no quiero tener que estar atado a 'morir' en mi establecimiento o tener que ir a otro. Como profesor no dejo de ser cocinero, aunque a lo mejor lo uso (el título) o no", explica Jorge, con jornadas laborales de hasta 14 horas.

Al Juan José Lorente va de lunes a jueves -en horario de tardes- y las dos primeras semanas admite que las pasó mal. "Después de 25 años (sin tocar un libro), combinar el trabajo con las clases fue un 'shock' y muy estresante. Se me hacía grande el restaurante y los estudios", reconoce. No obstante, una vez aprendió a organizarse todo discurre de manera "fluida" y sus notas no bajan de un 8. Eso sí, con mucho esfuerzo: se levanta a hincar codos a las 6.30, después va 'El Descorche' a preparar la jornada, por la tarde asiste al centro educativo y a las 21.30 regresa de nuevo al restaurante a seguir trabajando hasta las 23.00.

"Los políticos deberían preocuparse un poco más de la enseñanza de adultos. Los colegios son obsoletos y con pocos materiales para que los profesores puedan impartir mejor las clases"

Jorge solo tiene buenas palabras para los docentes ("son estupendos", subraya) y lo único que echa de menos es que los políticos se preocuparan "un poco más" de la enseñanza de adultos. "Sobre todo de las instalaciones. Son colegios obsoletos y con pocos materiales para que los profesores puedan impartir mejor las clases. Sería positivo que hicieran una buena inversión en estos centros", demanda. Y avanza que en próximos años la demanda de este tipo de educación va a aumentar. "Cada vez hay más abandono escolar entre los jóvenes -continúa- y luego cuando acuden al mercado laboral se dan cuenta de que es precario y si quieren mejorar laboralmente tienen que volver a estudiar".

Magda Marques y Jesica Remiro: "Creía que era una mala estudiante y puedo lograr lo que me proponga"

Jesica Remiro (i) y Magda Marques (d) se han sacado 3º y 4º de la ESO en un año.
Jesica Remiro (i) y Magda Marques (d) se han sacado 3º y 4º de la ESO en un año.
Marcos Cebrián

Ambas acudieron al Juan José Lorente con miedo (de fracasar en los estudios) y tras aprobar la ESO (3º y 4º, el pasado febrero) con muy buenas notas no quieren desvincularse de él. De ahí que Jesica Remiro y Magda Marques -que se han hecho buenas amigas- acudan todos los martes a una clase de lengua (de extensión educativa).

Jesica, de 42 años y madre de tres hijos, deseaba dar un giro profesional a su vida después de su etapa como encargada en una tienda. Quiere ser auxiliar de enfermería y para cursar un grado medio necesitaba tener la ESO. Con esta finalidad fue al centro de adultos tras recomendárselo una amiga, una de sus mejores experiencias "en mucho tiempo". "Estudié hasta EGB; llevo toda la vida trabajando. Para mí, ha sido un reto; pensaba que era una mala estudiante y me he dado cuenta de que puedo lograr lo que me proponga. He sacado una media de 9,7", dice contenta. 

Lo "complicado" ha sido compaginar el curso con el cuidado de los hijos (dos de corta edad) y la casa. "Estudiaba de noche o levantándome a las 5.00. También me ha ayudado mi madre", cuenta. Al mismo tiempo, pone en valor todo lo aprendido, la gente nueva que ha conocido y la labor de los profesores. "Estoy muy agradecida a ellos, son estupendos. Ayudándote y asesorándote en todo momento".

"Venía con miedo por el idioma y encontré un equipo que para todo te orientaban. Ha sido una experiencia maravillosa y también hay mucho esfuerzo detrás"

Por su parte, Magda, de 51 años y madre de dos hijas, llegó a Zaragoza hace cuatro años desde su Brasil natal. Casada con un aragonés y sin hablar castellano, lo primero que hizo fue sacarse el C1 de español en la Escuela de Idiomas. "También un curso de informática en el Inaem. Quería seguir con un Grado Medio de la misma rama, pero me pedían la ESO", relata. Tras este recorrido, llegó al Juan José Lorente sin saber muy bien qué se iba a encontrar. "Venía con miedo por el idioma y hallé un equipo que para todo te orientaban. Ha sido una experiencia maravillosa y también hay mucho esfuerzo detrás, con dos niñas de 9 y 15 años...", asegura Magda, que quiere trabajar en temas de redes sociales y marketing digital. "El sector de la informática tiene buena salida laboral y con posibilidad del teletrabajo", concluye.

Angelines Calavia y Marisa Barbed, jubiladas: "Vamos a inglés y a ajedrez. Motiva estar con gente como tú"

Marisa Barbed no sabía ni escribir 'yes' y por prescripción facultativa se apuntó hace 4 años a estudiar inglés. "Tengo un problema visual y una recomendación médica es trabajar un idioma que no conozcas para tener la mente ocupada en ese actividad y no caer en una posible depresión",  apunta esta zaragozana.

En el caso de Angelines Calavia ya lo había estudiado en la Escuela de Idiomas, pero hace ya 20 años. "Conocía el Juan José Lorente y pensé que sería una buena manera de retomarlo. En tres años he mejorado mi nivel y estoy encaminada a interactuar con un nativo", asegura. 

Ambas, ya jubiladas, también van a ajedrez. En total, cuatro horas a la semana (dos por cada actividad). "Yo llevo un año jugando al ajedrez y me está resultando muy interesante; hay una amplitud de mente y está muy activa", apunta Angelines, que añade: "A nuestras edades te motiva estar con gente como tú". Mientras Marisa destaca que lo que más le gusta es el centro, que trasciende la propia formación. "Aprendes, te relaciones con otras personas, haces amigos, cuenta con muchas actividades... Esto llena", sostiene satisfecha.

Miguel Ángel Moreno y Federico Lajaima: "Tendrían que venir más personas. Hay muchas actividades"

Miguel Ángel Moreno (i) y Federico Lajaima están jubilados y hacen cursos de fotografía digital y vídeo.
Miguel Ángel Moreno (i) y Federico Lajaima están jubilados y hacen cursos de fotografía digital y vídeo.
Marcos Cebrián

Desde jóvenes a Miguel Ángel Moreno, de 70 años, y Federico Lajaima, de 68, les ha interesado el mundo de la fotografía. Lo malo es que con sus horarios laborales (el primero trabajaba en el sector del automóvil  y el segundo ha sido electricista) no podían asistir a cursos con facilidad. Ahora, ya jubilados, tienen todo el tiempo del mundo y han realizado varios de foto digital y vídeo a lo largo de los ocho años que llevan acudiendo al Juan José Lorente. "Estamos muy satisfechos y que dure", coinciden.

"Tenía una espinita clavada de dedicarme a aprender fotografía cuando fuera mayor. Entré con la idea de apuntarme a un curso de vídeo, pero me aconsejaron que hiciera antes el de foto. Si no hay una buena calidad de imagen, el vídeo sale mal. Y también hice uno de ordenadores. Acudir al centro es un sueño entre comillas; una recompensa interior. Disfruto, ejercitas la memoria y te hace salir de casa a pasear (buscando imágenes que captar con la cámara)", informa Federico, que añade que la idea de ir a este centro partió de su mujer y unos amigos.

"Acudir al centro es un sueño entre comillas; una recompensa interior. Disfruto, ejercitas la memoria y te hace salir de casa a pasear"

Para Miguel Ángel, el Juan José Lorente reunía todo los elementos que buscaba y en estos momentos está en un taller de vídeo y en un grupo de fotografía, que organiza exposiciones. "Supone una distracción y te permite relacionarte con gente, que es lo principal. Intercambias opiniones sobre las actividades que desarrollas. Cada clase es una hora y media (dos días a la semana) y solo pagas 10 euros de matrícula", detalla.

Ante los beneficios que le reportan, anima a otras personas a seguir sus pasos. "Tendría que venir más gente. Hay un abanico muy amplio de actividades: pintura, inglés, yoga, ordenadores... Lo principal es que no se queden en casa una vez jubiladas", aconseja.

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