entrevistas

Carlos Ortas: "Lloré como una Magdalena con un dibujo de mi hijo de la guardería"

Continuamos esta suerte de ‘First Dates’ con los candidatos a la presidencia de la DGA. Una cita rápida para conocer el lado más amable del aspirante con una única regla: no se puede hablar de política. Temas elevados se entremezclan con frivolidades en una breve charla de la que se pueden sacar algunas conclusiones. Hagan ‘match’ con quien más le seduzca.

Carlos Ortas es el aspirante de Cs a la presidencia de la DGA.
Carlos Ortas, aspirante de Cs a la presidencia de la DGA, en la Aljafería.
José Miguel Marco

El candidato de Ciudadanos a la presidencia de la DGA habla de su infancia vinculada al baloncesto y de su pasión por perderse entre las altas cumbres del valle de Benasque.

No sé si se le puede considerar un ‘candidato por sorpresa’. Supongo que de pequeño no se imaginaba en esta tesitura...

De pequeño, hubo una primera fase en la que quise ser policía, pero después cambié de prioridades y mi sueño pasó por dedicarme al baloncesto. Acabé de ingeniero técnico industrial, ya ve usted...

¿Baloncesto? ¿Es seguidor del Casademont?

Sí, pero sigo más al Peñas de Huesca, con el que tengo especial vinculación porque mi padre fue el fundador del club. He tenido la gran suerte de conocer a todos los jugadores de la época dorada del baloncesto español: desde Fernando Martín hasta Epi. Entonces era algo para mí normal, pero ahora lo veo en perspectiva y me doy cuenta de que no lo era.

Dentro del ciclo 'No me hable de política', Christian Peribáñez se reúne con los candidatos a la presidencia de la DGA para conocer el lado más amable del aspirante con una única regla: no se puede hablar de política.

Es de suponer que se le daría bien el deporte...

Siempre fui un niño muy formal y muy bueno. He tenido pasión por el baloncesto pero también por el ciclismo, he ido mucho en bicicleta. Otra de mis aficiones es pasear por la montaña: los Pirineos los conozco bien, especialmente el valle de Benasque, donde he subido muchos picos.

Estos quince días de campaña no podrá hacer nada de eso. ¿Dónde coge fuerza? ¿Dónde encuentra refugio?

En mi familia. Siempre digo que los hijos te lo dan y te lo quitan todo. Ahora, con la vorágine electoral, cuando me da un abrazo mi hijo pequeño consigo abstraerme de todo. Reconforta y compensa. Creo que la corresponsabilidad –de la que tanto se habla ahora– me sale natural y me encanta practicarla.

¿Qué planes de verano tiene?

A mi mujer le encanta la playa y espero en que podamos escaparnos una semana. También tengo la suerte de que mis padres tienen un apartamento en Benasque, con lo que pasaremos unos días andando y perdiéndonos por los valles sin cobertura, con la paz que da la naturaleza.

¿Otras aficiones? ¿Es de los que se enganchan fácil a las series?

Me gusta hacer turismo, turismo de interior. Me encanta visitar una ciudad, disfrutar de la gastronomía del sitio, ver museos, iglesias, callejear...

¿Qué me dice de sus gustos musicales? ¿Algún palo que le seduzca especialmente?

Me gusta mucho la música en español. Desde mi época universitaria, Amaral siempre ha estado entre mis grupos preferidos, pero conduciendo me pongo también a La Oreja de Van Gogh o Melendi. Últimamente hay una canción que escucho bastante:‘El Dorado’, de Revólver, que habla de una situación con la que me encuentro identificado ahora como es no poder estar con la familia por la vorágine del trabajo.

¿Se considera una persona optimista?

Soy optimista pero con un punto de realismo. Tengo los pies en el suelo y sé de mis limitaciones y hasta dónde se puede llegar. La vida hay que afrontarla con optimismo porque ella misma ya te va llevando por donde quiere.

¿Cuál es su idea éxito? ¿Cómo definiría a un triunfador?

Tener éxito es ser feliz, no convertirte en el director general del Banco Santander. Por mi profesión, he tenido que viajar a muchos países y me doy cuenta de que las preocupaciones de todas son las mismas, da igual que estés en Alemania que en Rumanía o Italia. La felicidad es disfrutar de lo que tienes, estar a gusto con uno mismo, que la familia goce de salud...

Carlos Ortas, en un momento de la entrevista.
Carlos Ortas, en un momento de la entrevista.
José Miguel Marco

¿Nada que ver con tener casas, yates y muchos millones?

El otro día mi hijo pequeño, que está aprendiendo a escribir, le hizo una carta a mi mujer por el día de la madre y ella lloró como unas 27 veces. Al final, ya ves, no era más que una cartulina doblada con letras.

¿Y usted? ¿Es llorón?

Soy sensiblero pero no llorón. Recuerdo un día que el pequeñín me trajo de la guardería un papelito con un dibujo de unas manos entrelazadas donde ponía ‘te quiero mucho, papá’, y lloré como una Magdalena.

¿Qué tal se le da el tema de las redes sociales?

Las manejo por la profesión porque sirven para estar en contacto con la gente y para transmitir tu propio mensaje, pero no soy muy de redes...

Hoy toda la chavalería quiere ser ‘influencer’...

Es normal, ellos están naciendo en un mundo tecnológico y es su realidad.

¿Le preocupa el desembarco de la inteligencia artificial?

Las máquinas por sí solas no sirven para nada, tiene que haber alguien detrás que las programe y las haga funcionar. Yo creo que la IA nos ayuda a ser más competitivos y, claro, va a forzar una transformación de los puestos de trabajo que quizá se hagan automatizados y requieran menos mano de obra, pero eso siempre ha pasado: los tiempos cambian y hay que adaptarse. La IA restará oportunidades que ahora mismo hay pero hará también que surjan otras nuevas.

¿Cómo cree que recordará esta aventura política cuando pasen unos años?

Con perspectiva, siempre se va yendo lo malo y se queda lo bueno: soy consciente de que –sea cual sea el resultado– estoy viviendo una experiencia en primera persona que muy pocos pueden vivir.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión