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Pesimismo en los fruticultores de Calatayud por el efecto de las heladas de abril: "Es más que un desastre"

UAGA valora pérdidas de hasta el 80% en la manzana y del 70% en la ciruela, extensibles a otras frutas, al almendro y al viñedo

La protección con aspersores no ha podido proteger la cosecha en Morata
La protección con aspersores no ha podido proteger la cosecha en Morata
David García

Las heladas registradas a principios de abril en la comarca de la Comunidad de Calatayud han dejado, poco más de un mes después, un panorama desolador: "Es más que un desastre". Así de rotundo se mostraba David García, fruticultor de Morata de Jiloca, donde los mercurios llegaron a estar entre cuatro y cinco grados bajo cero. "Es peor que el año pasado, porque al final pudimos salvar la campaña de aquellas maneras. Esta vez no tengo claro ni que llegue al 10% de la cosecha", estimaba, recordando que "será imposible ni cubrir costes".

En cifras generales, desde UAGA, el responsable en la demarcación, Óscar Joven, reconocía que la afección, a nivel general, "es más fuerte que el año pasado". "En manzana hablamos de pérdidas de un 70 y 80%, en pera de casi el 100%, en ciruela de un 70%", apuntaba en sus estimaciones. "A la manzana le llegó en el peor momento y en la pera llegó a cuajar bien, pero no ha quedado nada o muy poco", especificaba, recordando que fueron heladas con un ambiente muy seco.

Es más, García describe que el momento de la helada, después de algunos días de calor, afectó al fruto en su fase crítica. "Lo cogió cuando estaba en la caída de los pétalos y hay ramas en las que solo está la hoja, no hay ninguna flor. En otros árboles queda alguna suelta, pero poco más", reconoce. Con todo, asume que "hemos tenido que gastar mucho más en tratamientos, sulfatos y no ha habido forma de salvar nada". En este sentido, aseguraba que "de 80.000 kilos, no sé ni si llegaré a 15.000" y advertía del riesgo que esto supone para la viabilidad de las explotaciones.

Joven también advertía de que el daño se extiende a otros cultivos, entre ellos el almendro y la vid, y que no ha pasado lo peor. "El verano, con la sequía, puede ser caótico, porque en algunos puntos puede afectar al propio árbol y que se llegue a secar, especialmente los que no tengan riego de apoyo", puntualizaba. 

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