La ansiedad del probador crece en verano: "El problema son las tallas, pero la gente no piensa eso"

Acudir a una tienda de ropa y validar en el probador cómo queda la prenda en el cuerpo de cada uno genera "miedos e inseguridades" a un porcentaje reseñable de la población.

Imagen de archivo de un probador.
Imagen de archivo de un probador.
Pixabay

Llega el momento de recoger los abrigos y las botas. Y el de sacar las blusas y las sandalias. También el de acudir a la tienda para hacerse con alguna prenda de nueva temporada y así renovar el armario. Ese paso, que a priori parece una rutina de cada año, genera ansiedad en un alto porcentaje de la población, según los psicólogos. 

No solo lo dicen los expertos, también los consumidores. María Castañosa recorría este martes algunas de las tiendas del centro de la capital aragonesa: "Hay gente que se rige por la talla y , por ejemplo, se niega a comprarse alguna prenda de la 40 si de normal lleva la 38. Es verdad que en muchas ocasiones descolocan y genera ansiedad al existir un prototipo tan marcado". 

Con una bolsa de una conocida marca de Inditex caminaba este martes Eva Melendo por el paseo de la Independencia. "En cada sitio las tallas corresponden a una cosa distinta. Si estuviesen más estandarizadas, la autoestima de la gente sería mejor. Hay quienes se niegan a comprar una prenda por no llevarse una talla que nunca utilizan", sostiene. Por la misma acera paseaba Raúl Martínez, que ha optado por hacer las compras por internet para evitar entrar en los probadores. "No me siento seguro, prefiero comprobar si me queda bien en mi casa", subraya. 

"Cada uno tiene que crear su propio estilo y no dejarse influir por el ideal de belleza"

En torno al 80% de las mujeres, destaca Andrea Barrios -doctora en Psicología que pasa consulta en la calle Don Jaime I de Zaragoza-, "tiene algún miedo o inseguridad relacionada con el cuerpo". "No solo influye en mujeres, pero el porcentaje es más alto. En hombres se detecta cada vez más. Es frecuente en verano, pero durante todo el año también se da. Cuando hace frío, nos tapamos lo que cada uno considera sus imperfecciones. Con el calor, como vamos más ligeros de ropa, se percibe más el cuerpo", añade la psicóloga clínica Marta Sánchez. 

Viene derivado, explica Sánchez, "de la presión social que existe por el culto a la delgadez". "Crea ansiedad anticipatoria, es decir, 'no quiero ni probarme ropa porque voy con el condicionante mental de que los modelos tienen cuerpos perfectos y no me va a quedar igual'. Habíamos dado un paso hacia delante, pero ahora hemos vuelto a retroceder", apunta.

Imagen de archivo de un probador.
Imagen de archivo de un probador.
Pixabay

La ansiedad "no sucede únicamente al llegar al probador". "Cuando tenemos la necesidad de comprar ropa, ya se genera. Lo que pasa es que un momento que podría ser bonito, para algunos es un auténtico problema. Cada uno tiene que crear su propio estilo y no dejarse influir por el ideal de belleza. Eso hace la compra más divertida y personalizada", aconseja Sánchez.

No ayuda en absoluto, declara Barrios,  "entrar en una tienda y toparte con un maniquí que tiene un estereotipo de belleza distinto al tuyo. Después, cuando llegas al probador, las cortinas no cierran del todo y se genera el miedo de que alguien te pueda ver". Además, añade la psicóloga, la luz "es como si agarraras una lupa y se vieran todas las supuesta imperfecciones, aunque no lo son. Me refiero a las estrías, celulitis,...".

En este sentido, Juan David Gómez -sociólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza- considera que "ha aumentada la exposición pública de los cuerpos y rostros, debido al crecimiento exponencial de plataformas públicas (las redes sociales) en las que cada uno se presenta socialmente. Nuestra existencia social se ve reflejada o representada y por eso ha aumentado la ansiedad relacionada con la gestión del cuerpo".

"Lo que no está en las redes es como si no existiese. Queremos reafirmar nuestra presencia pública con la que tenemos en las redes y es fundamentalmente a través de nuestros cuerpos y nuestros rostros. Somos como avatares que lucimos atractivos con la búsqueda de aprobación y reconocimientos publico", argumenta el sociólogo. 

"Queremos reafirmar nuestra presencia pública con la que tenemos en las redes y es fundamentalmente a través de nuestros cuerpos y nuestros rostros"

Aunque no es lo habitual, subraya Barrios, "hay algunos probadores que empiezan a tener la luz de frente y eso ayuda un poco más". "Algunas marcas ya empiezan a tener fotos de cuerpos más normativos y maniquíes de diferentes tamaños. Eso esperamos y queremos que cambie para que todo el mundo se pueda sentir identificad", sostiene.

El problema de las tallas

Andrea Barrios insiste en que uno de los problemas es que "las tallas en las tiendas no son reales. "El otro día fui de compras con una amiga. La misma prenda (del mismo color y talla) tenía tamaños distintos en cada percha. Eso genera mucha inseguridad. Lo primero que te hace pensar es que tu cuerpo ha cambiado. Yo le dije a mi amiga que estaba igual. Se probó otro idéntico según la etiqueta y le quedaba bien. Las tallas están mal hechas y además cada vez son más pequeñas", apostilla. 

"Lo cierto es que en mi armario tengo abrigos de la S, la L y la XL y todos son mi talla. Yo sé que el problema son las tallas, pero la gente cuando se la prueba, no piensa eso. Crees de inmediatamente que tu cuerpo está mal", sostiene. 

Barrios está especializada en Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) y asegura que para sus pacientes "cambiar de ropa es un infierno". "Para el perfil de un TCA estas situaciones son estresantes y tienen que enfrentarse a sus miedos e inseguridades. Hacemos un trabajo progresivo: van en los momentos que menos gente hay, se prueban la ropa en casa, van acompañados o no según necesidades... Ahora hay mucha gente que compra por internet porque está menos expuesta", reconoce.

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