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Roberto Serrano: "Habrá que cambiar la forma en que consumimos el agua"

Serrano (Zaragoza, 1983) es geógrafo, especialista en Climatología y Reconstrucción Climática, e investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Zaragoza.

Roberto Serrano, esperando que mane el agua.
Roberto Serrano, esperando que mane el agua.
Oliver Duch

De su extenso currículo, me gusta especialmente eso de especialista en reconstrucción climática… Porque quizá sea mejor hablar del pasado que del presente o futuro.

La Reconstrucción Climática es una línea de investigación diferente. Yo no hago modelos climáticos a futuro, no desarrollo proyecciones climáticas.

Entonces, ¿cuál es su labor?

Mi trabajo es ver cómo fue el clima en el pasado y cómo interacciona con los sistemas naturales y socioeconómicos.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

No. Ha habido peores momentos climáticos que el actual, peores sequías que la actual, más severas y más duraderas.

Ya me quedo más tranquilo.

La última sequía en España fue a mediados de los 90.

¿En los 90? Ni me di cuenta.

Pues duró cuatro años. Hubo restricciones severas de agua, bastantes más que en el momento actual. Es que, hay que aclarar que la sequía es algo normal, un fenómeno consustancial al clima mediterráneo. Por supuesto, es esperable que haya más sequías en el futuro.

¿Cómo definiría la actual sequía?

Ciertamente, está teniendo una severidad importante porque venimos de un período de ausencia de precipitaciones largo. La primavera ha sido seca y el invierno, por debajo de lo esperado en cuanto a precipitaciones.

Es que no llueve…

El hecho de que no llueva no es el problema, sino el tiempo que lleve sin llover. Esto hace que, unido a unas temperaturas más altas de lo habitual, aumente la evaporación y con ello la sequedad del suelo. Los usos actuales del suelo demandan una cantidad de agua no disponible.

¿Y cómo estamos en Aragón?

Aragón tiene una enorme variedad de climas. Eso hace que la incidencia de la sequía sea diferente porque las necesidades de agua en cada zona no son las mismas. Donde más afección tiene es en el Valle del Ebro, aunque sin llegar a los niveles carenciales de la cuenca del Guadalquivir o de otras zonas interiores de España.

¿Cómo se encuentra la ciudad de Zaragoza si de sequía hablamos?

Zaragoza ciudad vivió el año pasado un verano extremadamente cálido, lo cual representó una anomalía climática. Las proyecciones advierten que ese tipo de verano va a suceder con más frecuencia.

Noches tropicales, olas de calor, temperaturas extremas…

Habrá que adaptarse a una nueva situación, cambiar la forma en que consumimos el agua: menos o de manera diferente.

¿Habrá restricciones?

Es una posibilidad. Si las hay, las primeras van a tener que ver con los usos lúdicos del agua.

Vayamos con las olas de calor: 66 desde 1976 hasta nuestros días.

El problema no es que sean muchas, sino que cada vez son más frecuentes y tempranas. La última fue la del año pasado. O la de la semana pasada.

¿La semana pasada…?

Sí. Y no hubo ni término para definirla…

¿Por qué?

La AEMET define ola de calor dentro de unos parámetros climáticos en los que solo se consideran los meses de julio y agosto. Va a haber que cambiar la definición.

O ponerse de acuerdo con la RAE para crear una palabra nueva.

Sí, y cuanto antes.

Por cierto, ya hemos perdido la cosecha de cereal de invierno.

Depende de cómo sea el verano, también se verá afectada la cosecha de la vid. En este contexto de más sequía y eventos extremos, habrá que adoptar cultivos con variedades más resistentes al calor. Ya los hay de uva, cereal e incluso frutales. Está claro que habrá que reducir el consumo de agua para los cultivos.

Y, para acabar, la pregunta del millón: ¿cuándo lloverá?

Actualmente, la predicción meteorológica a siete o diez días es fiable. Más allá, las incertidumbres son tantas que no podemos confiar en conocer exactamente el clima del futuro.

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