Personas con discapacidad intelectual se independizan: "Soy libre de entrar y salir, necesitamos más pisos así"

Aragón cuenta con ocho pisos en el proyecto piloto ‘Mi casa, una vida en comunidad’ que comparten 26 personas de este colectivo con el apoyo de profesionales. 

Santiago Villanueva, Bea Sánchez, Ángel Nicolau y María Victoria Broto en una de las viviendas de Kairós del programa 'Mi casa: una vida en comunidad'
Santiago Villanueva, Bea Sánchez, Ángel Nicolau y María Victoria Broto en una de las viviendas de Kairós del programa 'Mi casa: una vida en comunidad'
Oliver Duch

Bea Sánchez, Caridad Calvo y Ángel Nicolau comparten piso en el barrio del Actur de Zaragoza desde principios del pasado diciembre. Son personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo que ocupan una de las viviendas que la Fundación Kairós ha puesto en marcha en el marco del programa 'Mi casa, una vidad en comunidad', dirigido a que este colectivo lleve una vida independiente, con el apoyo de profesionales, y se integre en el barrio en el que residen. Después de cinco meses de convivencia están encantados con la iniciativa. "Soy libre de entrar y salir cuando quiero y necesito. Me siento como en una familia. Necesitamos más pisos así", asegura Sánchez, que a sus 29 años es la benjamina de este hogar.

Una reivindicación que este martes ha transmitido a la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, que los ha visitado, junto al presidente de Plena Inclusión, Santiago Villanueva, y el gerente de la Fundación Kairós, Gregorio Centro, para conocer de cerca esta iniciativa pionera. Desde finales del año pasado en la Comunidad se han puesto en marcha 8 viviendas independientes (4 en Zaragoza, 2 en Huesca y otras 2 en Teruel) para 26 personas con discapacidad intelectual.

En este programa están implicadas cuatro organizaciones: Atadi, Valentia, Fundación Cedes y Kairós. El proyecto se ha puesto en marcha con la financiación de 2,5 millones de euros procedentes de los Fondos de Recuperación Next Generation de la Unión Europea que garantizan su continuidad hasta finales de 2024.

Estos tres compañeros de piso, que acuden cada mañana al taller ocupacional de Kairós, tienen claro que prefieren vivir por su cuenta, aunque ello suponga repartirse las tareas de limpieza, cocina y mantenimiento de su hogar (los cuadrantes los tienen colgados en la pared del comedor) que estar en una residencia

Lo dice con conocimiento de causa Nicolau, de 54 años, que tiene una discapacidad del 65% y no es completamente autónomo para desplazarse por un problema neurológico. "Aquí hay muchísima más libertad que en la residencia, donde sí salía a tomarme un cortado, pero poco más", explica. Destaca lo importante que fue para él abrirse su propia cuenta bancaria "aunque me la administra una educadora que me da algo de dinero para mis gastos". Cuenta orgulloso que en "La Nave" (como llaman al taller ocupacional de Kairós al que acuden cada mañana) confeccionan luminarias para la empresa  Airfal y las tardes asiste al centro de tiempo libre Kambalache a cursos de Radio Granja, pintura y cocina.

"Aquí hay muchísima más libertad que en la residencia, donde sí salía a tomarme un cortado, pero poco más" (Ángel Nicolau)

Sánchez, con una discapacidad del 75% y que tiene paralizado el lado izquierdo, vivía con su madre antes de trasladarse a este piso y para ella ha significado un cambio radical poder hacer las cosas por sí misma y salir "a andar o tomar algo". Una de sus mayores alegrías es ver a su sobrina de cuatro años, aunque hace pocos días fue tía por segunda vez. "El primer vídeo en este piso lo grabé con mi sobrina cuando me vino a ver", recuerda.

Calvo, que tiene 55 años y una discapacidad reconocida de cerca del 80% por sus problemas también de visión, lleva una "agenda muy ocupada" y hace zumba e informática. Con una sonrisa reconoce que las posibles "rencillas" propias de cualquier convivencia las van superando poco a poco con la ayuda de las educadoras que están con ellos durante las 24 horas del día. Hay que tener en cuenta que uno de los requisitos para participar en este proyecto es tener una discapacidad reconocida del más del 75%.

Caridad Calvo consulta el teléfono móvil en su habitación
Caridad Calvo consulta el teléfono móvil en su habitación
Oliver Duch

5 educadores para acompañarles las 24 horas

Para atender y hacer un seguimiento de estos tres usuarios se cuenta con un equipo de 5 educadores de atención directa que les acompañan las 24 horas del día. "Tienen direrentes perfiles, hay sociosanitarios, psicólogos. Entre semana se turnan tres, pero intentamos que cada uno de ellos cubra siempre el mismo turno porque es importante para ellos tener esa seguridad. Luego los fines de semana los cubren otros dos profesionales", explica Amor Numancia, directora del área de discapacidad de Kairós y responsable de este proyecto en la entidad.

"La verdadera inclusión es que estas personas sean autónomas en la medida de lo posible", ha asegurado la consejera de Ciudadanía, quien ha hecho un llamamiento para que la sociedad "aprenda a mirarlas" como uno más "con los mismos deseos" que cualquiera. "Las personas con discapacidad no tienen por qué tener límites", ha afirmado, a la vez que ha reconocido que la propia Administración "tiene que flexibilizar sus propias normas". 

"La verdadera inclusión es que estas personas sean autónoma en la medida de lo posible. No tienen por qué tener límites" (María Victoria Broto)

Asimismo, Broto ha recalcado que este proyecto "encaja pefectamente con el modelo de transformación que estamos llevando a cabo en los servicios sociales de Aragón, con la atención integral centrada en la persona".

Para que este tipo de convivencia sea posible, se lleva a cabo un trabajo previo con estos usuarios, que cuentan con grupos profesionales de apoyo para hacer el tránsito a esta vida más independiente. "Durante la vida en su casa van a contar con apoyos directos y también de la federación y la confrederación que proporcionan, entre otras figuras, la del facilitador comunitario, una persona que se encarga de ayudarles a que accedan a otros servicios de la comunidad para llevar a cabo su día a día con normalidad", ha detallado el presidente de Plena Inclusión.

Por delante quedan ahora casi dos años, hasta diciembre de 2024, para evaluar si esta experiencia es positiva para ellos, algo que ha quedado patente a lo largo de la jornada de este martes. También habrá que determinar si resulta sostenible económicamente y puede tener una continuidad en el futuro.

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