entrevista 

Capitán Carlos Miraz: "Trabajamos a oscuras en la base de Sudán para sacar a los 104 civiles"

El oficial del Ala 31 que copilotó la aeronave que salvó a un centenar de civiles relata cómo vivieron los cinco días del rescate.    

El capitán Carlos Miraz, que dirigió el avión A400M en Jartum (Sudán), que rescataron a 104 personas el pasado domingo por la noche, en su llegada ayer a la base de Torrejón de Ardoz.
El capitán Carlos Miraz, que dirigió el avión A400M en Jartum (Sudán) con el que se rescataron a 104 personas el pasado domingo por la noche, en su llegada ayer a la base de Torrejón de Ardoz.
Enrique Cidoncha

El capitán Carlos Miraz, del Ala 31, es el oficial de uno de los tres aviones A400M de la Base Aérea de Zaragoza que rescató a un centenar de ciudadanos (34 españoles y 70 de once nacionalidades) que huyeron de Jartum, capital de Sudán, el pasado domingo por la noche (a las 23.00) durante el alto el fuego de tres días declarado entre las dos facciones rivales (el ejército y los paramilitares). En total, se salvaron unos mil ciudadanos que huyeron en varios aviones de distintos países.

HERALDO entrevistó al oficial del avión, tras llegar a la Base de Torrejón y antes de su regreso este miércoles a la capital aragonesa, donde se celebra el 50 aniversario del Ala 31.

¿Cómo se ha organizado el operativo de rescate en la capital de Sudán, en plena guerra?

Fuimos cuatro aviones, de los cuales tres eran los A400M de la base de Zaragoza, y entramos en Sudán. Antes del día de la entrada (el domingo día 23) nos reunimos en la base de Yibuti con miembros del Ejército de Tierra y del Aire para ver las posibilidades que había y se plantearon tres, que dependían de lo que pudieran hacer dentro quienes se quería rescatar (un centenar de civiles), si iban a tardar mucho o no en llegar a la base.

¿Les ha recordado lo que vivieron en Afganistán en agosto de 2021?

Sí, Jartum nos ha recordado mucho Kabul, aunque no hubo la misma cantidad de rescatados porque en Sudán sacamos 104 civiles y en Afganistán fueron unos 2.100. Pero era también una operación de riesgo y de mucha urgencia por sacar a esas personas de allí porque no había otra manera de hacerlo.

¿Había una tregua entre los enfrentados en Sudán que facilitaba el rescate?

Al principio, se quería hacer la evacuación desde el aeropuerto de Jartum porque era el que estaba más cerca de la ciudad. La tregua que iban a dar las dos partes (militares y paramilitares) no se estaba respetando y no había garantías de seguridad para realizar una evacuación convenientemente. Entonces se empezó a buscar un aeropuerto alternativo y se encontró esta base militar y estaba a 15 millas (unos 30 kilómetros).

¿Los efectivos españoles de Tierra les ayudaron a su traslado desde la ciudad hasta la base?

Nosotros no sabíamos cuánto tiempo iban a tardar los pasajeros en llegar desde la ciudad a la base por los posibles check point que podría haber en el camino. El plan era mandar tres aviones, los cuales iban a dejar el personal de Tierra con vehículos Vantam incluidos para asegurar la zona e ir a por el personal en la ciudad. Mientras tanto, volvíamos a Yibuti para regresar a la base cuando los traían. Pero la operación se aceleró finalmente.

¿Cómo les afectó el cambio?

Llegamos a la base en Sudán sobre las 20.00 y los pasajeros ya habían salido y nos preguntaron desde el Mando de Operaciones si podíamos parar motores para esperar que llegaran los civiles y llevárnoslos cuanto antes. Así se hizo. Llegó el primer avión nuestro, dejó personal de Tierra y se fue (a Yibuti); llegamos nosotros con el segundo avión, llevamos dos vehículos Vantam y más militares para interceptar al convoy español que venía desde la ciudad y acompañarlo hasta la base. Estuvimos con motores parados y llegaron allí, donde les hicieron un chequeo a todos y los embarcaron. A todos los civiles los llevamos en un solo avión.

¿Y el tercer A400M?

Estaba previsto que entrara con más personal, pero como al final vinieron los civiles en medio ya no hizo falta su llegada. Luego hubo otros dos vuelos más para recoger a todos los militares españoles que habíamos dejado. En total fueron cinco rotaciones.

¿Cómo pudieron frenar el peligro que sufrían?

El Ejército de Sudán nos daba una pequeña garantía de que se podía operar allí (en la base). Había un controlador que espaciaba los vuelos para determinar quién entraba primero. Nosotros esperamos un poco a que se liberara el espacio aéreo y nos dejó aterrizar. Allí habías fuerzas armadas de Sudán y militares franceses y de otras nacionalidades. La plataforma estaba congestionada de aviones y nos apañábamos entre nosotros para aparcar y la salida. No vimos bombardeos en nuestra zona, pero en la base no había luces y trabajábamos totalmente a oscuras. Tuvimos que entrar con gafas de visión nocturna, con la incertidumbre de que podía pasar cualquier cosa.

Fotos de la llegada de militares en un avión de la Base de Zaragoza tras el rescate de un centenar de civiles en Sudán
Fotos de la llegada de militares en un avión de la Base de Zaragoza tras el rescate de un centenar de civiles en Sudán
Enrique Cidoncha

¿A qué amenazas se enfrentaban?

Había amenazas de posibles ataques a baja o media cota, tuvimos que cambiar el plan inicial y se descartó. Entramos a alta cota, con un descenso de penetración en un vuelo muy vertical para no estar expuestos y aterrizar para recoger al personal.

Tras haber pasado por Kabul y Jartum, ¿igual llega alguna nueva medalla…?

Jartum ha sido igual de gratificante que Kabul porque te das cuenta de que eres el último recurso para muchas personas y no tenían otra alternativa para salir y huir de Sudán. Estuvimos hablando con el embajador español y el convoy, que se acercó al aeropuerto, vieron víctimas en las cunetas. Era una situación extrema. El personal en Jartum era occidental, porque en Kabul la mayoría que evacuamos eran afganos y aquel aeropuerto era muy complicado al estar apelotonado en la entrada. La base de Sudán estaba aislado y con una operación muy complicada en la ciudad. Se hizo lo más rápido posible.

"Jartum ha sido igual de gratificante que Kabul porque te das cuenta de que eres el último recurso para muchas personas y no tenían otra alternativa para salir y huir de Sudán"

¿En cuánto tiempo se realizó el rescate?

Todo se hizo en una noche. El primer avión salió de la base a las 21.00 tras dejar gente y nosotros despegamos con los pasajeros sobre las 23.30 tras haber aterrizado a las 20.00. Llegaron antes de salir con tiempo y hubo un proceso de chequeo del personal para que no hubiera ninguna persona no recomendable. El Ala 31 proporcionó los tres aviones que hicieron cinco rotaciones (dos acudieron a sacar a los militares tras haber realizado la evacuación de los civiles). Los de la EADA (22 efectivos) nos daban la protección alrededor de nuestros aviones en el aeropuerto, el personal de Tierra (paracaidistas...) fue a buscar al personal civil para protegerlos en el camino hacia la base, y la plantilla de UMAER eran los médicos que asistían al personal que vino.

¿Ha sido una operación larga y compleja, pero con éxito?

Llegamos el viernes y estamos a martes. Han sido cinco días muy complicados con el planeamiento al principio, antes de ir, y muchas noches sin dormir. Los cinco vuelos (a la base de Sudán) fueron bastante apretados, la noche del domingo, y el que llevamos a la gente, al máximo que pudimos. Fue un esfuerzo muy grande, pero el objetivo lo merecía. Estamos muy contentos de que al final todo saliera bien, tras la incertidumbre del principio. Era un lugar del que teníamos poca información y había bastante peligrosidad, pero para eso estamos.

¿Vuelven mañana a Zaragoza, que se celebra el 50 aniversario del Ala 31?

Sí, hoy hemos llegado a Torrejón, pero ya no podíamos ir a Zaragoza por la actividad que llevábamos.  El segundo avión ha tenido una avería en Grecia y volverá mañana, y los otros dos (otro A400M y el A330) también. 

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