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Pablo Simón, en Francia: "Me gusta mi tierra. Si tuviese una buena manera de vivir en España volvería"

Químico por la Universidad de Zaragoza, este joven trabaja desde hace cinco meses en Toulouse. Vive con su pareja, también española, y lleva 6 años encadenando contratos de investigación.

El zaragozano Pablo Simón, en la ciudad francesa de Toulouse.
El zaragozano Pablo Simón, en la ciudad francesa de Toulouse.
P. S.

Tras pasar los últimos seis años encadenando contratos de tesis y postdoctorales en distintos países, lo que más le interesa al zaragozano Pablo Simón, de 28 años, es tener cierta estabilidad laboral en un lugar y poder seguir creciendo. "Me he estado moviendo por muchos sitios -que está muy bien y te da un bagaje-, pero llega un momento en que a uno le apetece establecerse", admite.

Es químico por la Universidad de Zaragoza y, tras hacer un máster en Madrid, realizó su tesis doctoral (de tres años) en Angers (Francia). Después trabajó en un centro de investigación en Potsdam (Alemania) y de ahí se marchó a Canadá. "Tenía para dos años y seguramente hubiera salido más financiación, pero fue bastante duro y al año de contrato me volví. Quería estar más cerca", cuenta. Ahora se ha trasladado a casi 400 kilómetros de distancia de Zaragoza: en la vecina ciudad francesa de Toulouse, donde vive con su pareja, de Navarra, a la que conoció durante la carrera.

"Me dedico a la investigación y hago síntesis de moléculas para diferentes aplicaciones. Llevo cinco meses en el centro nacional francés Cemes, que es el equivalente del CSIC en España. Tengo contrato para un año y medio y estamos buscando financiación para alargarlo dos o tres años más. También estoy mirando si se puede acceder a un puesto de funcionario en el centro, que es por concurso", detalla Pablo, que nunca ha trabajado para una empresa privada. "No me importaría. He echado currículums y me he postulado a puestos de compañías privadas, pero no he tenido ni siquiera una entrevista en España", se lamenta.

La idea de retornar la ve complicada y resalta que las condiciones de empleo y contratación en España en comparación con otros países son "bastantes ridículas". "Hablo principalmente de financiación pública. No es fácil la  investigación y, especialmente, en mi campo no es algo en lo que se invierta mucho", observa. Por contra, en Francia la situación es a la inversa. "No sabía que las condiciones iban a ser así de buenas. Además, estar en Toulouse me permite ir a Aragón todos los fines de semana que quiera. Intento volver por lo menos una vez al mes. No siempre lo hago a Zaragoza, pero sí al Pirineo. Me gusta correr por la montaña, es mi afición", confiesa.

Además, Pablo señala que el nivel de vida de la ciudad francesa es parecido al de nuestro país y se vive "bien". El único pero es el precio de la vivienda, que es más caro. "Vivimos de alquiler y pagamos 800 euros por un piso de 50 metros", informa.

Los hermanos Pablo y Carlos Simón en Bremerhaven (Alemania), donde coincidieron por motivos de trabajo, en una imagen de archivo
Los hermanos Pablo y Carlos Simón en Bremerhaven (Alemania), donde coincidieron por motivos de trabajo, en una imagen de archivo
P. S.

El estar fuera y el paso de los años le han llevado a tener más apego a Aragón. "Me gusta mi tierra y la veo con estima y amor", remarca. También admite que echa "mucho" de menos a su familia (sus padres residen en Zaragoza y su hermano Carlos, en Escocia (Reino Unido) y a sus amigos. Y también reconoce que la buena formación que tuvo en el campus público aragonés le ha permitido abrirse puertas laborales en el extranjero. De ahí que lamente que el talento aragonés se marche fuera. "Es una pena que no se pueda retornar. La formación cuesta dinero", subraya.

"Si tuviese una buena manera de vivir en España volvería -continúa- Desde Toulouse la observo y, si no puede llegar la oportunidad, mi idea es quedarme aquí porque estoy cerca".

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