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Yolanda Olivera, en Finlandia: "Es un país al que le debo mucho. Con una nómina normal puedes llegar bien a fin de mes"

Esta joven de Aínsa lleva 6 años viviendo en el país nórdico, al que llegó de Erasmus cuando estudiaba Turismo. Hizo prácticas en una agencia local y ahí sigue, contenta y muy integrada en Rovaniemi.

Yolanda Olivera en el café Regatta en Helsinki, en Finlandia.
Yolanda Olivera en el café Regatta en Helsinki, en Finlandia.
Y. O.

Comenta Yolanda Olivera, de 28 años, que en Rovaniemi (capital de Laponia, más conocida como la ciudad de Santa Claus) siente mucha paz y seguridad. Le encuentra cierta similitud con su pueblo natal, Aínsa. "Es muy tranquila y muy verde, con mucha taiga (bosque boreal). Puedes salir a hacer senderismo, esquí...", dice.

Llegó a Finlandia de Erasmus en enero de 2017 en su etapa de estudiante de Turismo y ahí sigue, contenta y muy integrada. Trabaja en una agencia local especializada en actividades turísticas, en la que empezó de prácticas durante la estancia universitaria. "Organizan expediciones para ver auroras boreales, raquetas, motos de nieve, trineo de huskies... Me salió bastante redondo; al acabar las clases me propusieron seguir con ellos. Es un país al que me he hecho mucho. De entrada es difícil conocer gente, pero una vez que estableces un vínculo es para la toda la vida. Sé que si me fuera del país y no regresa en 3 años, al volver tendría una casa donde quedarme y a quien llamar", señala.

En la actualidad, vive en un piso compartido con dos compañeras y a escasos minutos de la oficina. "Si los buscas bien y con tiempo, los alquileres son relativamente baratos comparado con Helsinki o ciudades españolas como Barcelona (donde hizo Turismo) o Madrid", observa. También opina que los finlandeses son muy honestos a la hora de trabajar. "Si hay algo que no les gusta, te lo van a decir. Cuando vienes de una cultura como la nuestra al principio te lo tomas como algo personal, pero con el tiempo entiendes que es así. No tienen ninguna mala intención", reconoce.

Otra cosa que le sorprendió al llegar al país es el alto índice de alcoholismo, un problema que hace extensible a toda Escandinavia. "Luego comprendí que les viene un poco de la guerra con Rusia; es como un trauma generacional. Finlandia logró mantenerse como país independiente, pero era una nación paupérrima y hubo una generación que vivió prácticamente en la miseria. No obstante, en los más jóvenes no lo veo tan exagerado", apunta. Asimismo, explica que la reciente adhesión de Helsinki a la OTAN (el miembro de pleno derecho nº 31) ha hecho que la población esté mucho más tranquila. "Sabiendo que hay una protección, que no van a tener que luchar ellos solos (comparten una frontera de 1.340 kilómetros con Moscú). Para ellos, la guerra de Rusia y Ucrania es un tema más sensible. Hay banderas ucranianas ondeando en muchos lugares públicos y están apoyando a este país en todo lo que pueden. Hay muchos refugiados acogidos", informa.

De momento, Yolanda no tiene previsto retornar a España y reconoce que Finlandia le ha tratado muy bien. "No es que me haya cerrado las puertas. Si se da la situación lo haría encantada, pero ahí estoy disfrutando mucho. Es un país al que le debo mucho; en parte lo que soy hoy. Me ha hecho más fuerte y me ha ayudado muchísimo a ser independiente. Con una nómina normal y corriente puedes llegar bien a fin de mes y no te tienes que preocupar como en España, donde hay mucha gente que aun trabajando y combinando dos o tres empleos va con el agua al cuello", sostiene. Al mismo tiempo, valora que su círculo de amistades sea bastante internacional. "También hay muchos españoles, en cambio aragonesa creo que soy la única en Rovaniemi", apunta.

Estos días está de vacaciones en Aínsa, donde disfruta de su familia y amigos y pasa el Día de Aragón. Ahí se ha reencontrado con algo que valora mucho: el carácter hospitalario y noble de los aragoneses. "Es algo muy nuestro".

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