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100 años del asesinato del cardenal Soldevila, arzobispo de Zaragoza

El año 1923 estuvo cargado de acontecimientos en la capital aragonesa, entre ellos, este atentado a manos de un grupo anarquista.

Una multitud se congregó al paso del féretro durante su traslado a la basílica del Pilar, el 8 de junio de 1923.
Una multitud se congregó al paso del féretro durante su traslado a la basílica del Pilar, el 8 de junio de 1923.
Lucas Cepero/Heraldo

Este año 2023 se cumple un siglo de, entre otros acontecimientos, la visita de Einstein a Zaragoza -cuyo memorial ya preside una de las entradas del Mobility City-; la inauguración del campo de fútbol de Torrero y de un notorio asesinato: el del cardenal Juan Soldevila.

De los atentados perpetrados en España es, seguramente, el registrado ayer en Zaragoza, el de mayor intensidad emotiva; el que más impresión ha de determinar en la esfera mundial”. Así arrancaba la noticia que en primera página narraba el atentado contra el entonces arzobispo de Zaragoza. Tuvo lugar un 4 de junio de 1923 y tal y como escribió hace unos días Guillermo Fatás recordando la cantidad de “cosas notables” que sucedieron en Zaragoza a lo largo de aquel año, “este crimen político sin duda aceleró los acontecimientos que llevaron a que Alfonso XIII diera su aquiescencia al establecimiento del régimen militar al que se bautizó como Directorio”.

El asesinato del cardenal Juan Soldevila a manos de un grupo anarquista tuvo lugar pocos minutos después de las tres de la tarde. El lugar de la tragedia, “la Escuela-Asilo, fundación del señor Soldevila, situada en el Terminillo, entre las carreteras de Madrid y de Valencia”. En cuanto a cómo se produjo el crimen, “a tres o cuatro metros de distancia, dos desalmados, apostados a espaldas del coche en el que viajaban, descargaron sus pistolas contra los ocupantes del auto. Nadie puede precisar el número de disparos, que, desde luego, pasaron de doce. Desgraciadamente, nada pudieron hacer en ayuda del señor Soldevila, que atravesado por un certero balazo, se había desplomado en su asiento, quedando muerto en el acto en el fondo del coche, quizá al intentar incorporarse sintiéndose herido. Las otras personas que iban en el coche, el mayordomo de servicio, presbítero D. Luis Latre, y el chófer, que estaban heridos, fueron conducidos al interior de la finca y atendidos.

Noticia del asesinato del cardenal Soldevila publicada en HERALDO el 5 de junio de 1923.
Noticia del asesinato del cardenal Soldevila publicada en HERALDO el 5 de junio de 1923.

Como reguero de pólvora corrió la tremenda noticia por toda la ciudad. Llegó a los centros oficiales, a los casinos, a todas partes, poniéndose la ciudad en movimiento. La impresión causada fue enorme. A la ingrata sorpresa, sucedió un movimiento de indignación”.

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