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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Los autónomos, teleoperadores, médicos y opositores, entre los colectivos que más enferman al parar la actividad y bajar el ritmo.

Ponerse malo en vacaciones está relacionado con un alto nivel de estrés en el trabajo.
Ponerse malo en vacaciones está relacionado con un alto nivel de estrés en el trabajo.
K.U.

“Es coger vacaciones y ponerme mala”, dice Laura G. que lleva trabajando 20 años como profesional en un ámbito laboral con un alto nivel de estrés. “A lo largo de estos años solo habré cogido un par de días de baja, además de la baja maternal”, afirma esta zaragozana. “Trabajo por objetivos y no puedo delegar en ningún compañero por lo que cuando paro, mi cuerpo dice ‘basta'’”, explica.

Me fui una semana de vacaciones con mi pareja y al segundo día me puse mala con un virus intestinal y no pude salir del hotel”, comenta Maite Martínez, trabajadora por cuenta ajena. “Nos tuvimos que volver antes de tiempo y parar el coche varias veces durante el camino de vuelta para salir a vomitar”, añade esta trabajadora

Los de Laura y Maite no son casos aislados. Muchos de quienes estén leyendo este artículo se verán identificados. Llegan las vacaciones que llevamos esperando semanas, hemos hecho planes, reservado alojamiento, billetes de tren o simplemente vamos pasar unos días relajados con amigos y familia. Sin embargo, tras el primer o segundo día de fiesta, inexplicablemente, caemos enfermos. Puede ser cualquier cosa, un poco de fiebre, un catarro, un virus intestinal. Nada importante, pero lo justo para fastidiarnos los planes.

"Al coger vacaciones y dejar de hacer lo que haces normalmente, el cuerpo desconecta"

Y la culpa la tiene, en gran medida, el estrés. “Al coger vacaciones y dejar de hacer lo que haces normalmente, el cuerpo desconecta”, dice Cristina Equisa, psicóloga especialista en psicología clínica y colegiada del Colegio Profesional de Psicólogos de Aragón. “Al estar más tranquilo y relajarte, pierdes la línea de funcionamiento y es posible que tu sensibilidad aumente, que te pares a mirarte a ti mismo y te des cuenta de que te duele algo”, explica. 

Autónomos y opositores, los grandes estresados

Esto les pasa mucho a los autónomos, ya que normalmente no se cogen la baja, y también a los opositores, que no paran ningún día de estudiar. Todo este tiempo de esfuerzo y trabajo diario no les permite bajar la guardia y su nivel de cortisol -la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés- es muy alto. Sin embargo, en el caso de los opositores, al conseguir su objetivo, muchos de ellos se deprimen y les afecta también a nivel físico”, añade la psicóloga.

"Les suele pasar más a quienes son más responsables, obsesivos y les gusta tenerlo todo bajo control"

Tampoco les afecta a todas las personas que sufren estrés. “Les suele pasar más a quienes son más responsables, obsesivos y a quienes les gusta tenerlo todo bajo control. A estas personas, entrar en una vorágine de trabajo les afecta más a nivel mental y ese exceso de responsabilidad se traduce a nivel físico. De hecho, hay personas que se ponen con diarreas precisamente los sábados, cuando paran la actividad”, constata la psicóloga.

Estrés, también en cuidadores, médicos y familias

Esta situación se da entre muchos ciudadanos que pasan por niveles altos de estrés debido a su actividad laboral pero también por atravesar un momento vital determinado. “Uno no se puede permitir estar mal mientras tiene algo importante, básico y necesario por hacer”, afirma Equisa.

En el caso de las personas cuidadoras, con enfermos o dependientes a su cargo, “cuando la persona a la que cuidan fallece, es cuando les salen todos los males”, afirma Luis Miguel García, médico y vicepresidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (Samfyc). “Cuando ha pasado todo, después de una situación estresante es cuando te viene el bajón y te puedes poner malo, pero es por puro agotamiento”, añade García. “Hay personas que se han quedado ciegas durante unos pocos días a causa del estrés”, señala este médico.

"Hay personas que se han quedado ciegas durante unos pocos días a causa del estrés"

Su profesión, es, precisamente, una de las que más estrés pueden llegar a acumular quienes la ejercen. “Después de una guardia de 24 horas en urgencias, hay muchos médicos que manifiestan síntomas catarrales y dolores musculares”, asevera. “Al frenar el ritmo, cuando desconectas es cuando te puedes poner malo, cuando escuchas lo que le pasa a tu cuerpo, porque no lo notas mientras estás trabajando. Hasta que no acabas la guardia, no notas el cansancio”, continua García.

No solo médicos, autónomos y opositores, “las teleoperadoras, sorprendentemente, son una de las profesiones que manifiestan mayores niveles de estrés”, revela este médico. “Están constantemente con un alto nivel de exigencia laboral, tienen que atender unos objetivos en un tiempo concreto y eso genera una carga elevada de trabajo”, explica.

Otro de los grupos de ciudadanos que pueden sentir este estrés son los padres y madres de niños pequeños y, en consecuencia, tienen más posibilidades de caer enfermos cuando paran. Sin embargo, “en estos casos no te puedes permitir ponerte malo, tampoco tienen tiempo de parar", apunta García, porque, además del trabajo, al llegar a casa tienen que ocuparse de los niños. 

“En esos casos, el cuerpo aguanta más. Es como si estuvieses corriendo y dijeses; ‘ya no puedo correr más’, sin embargo, si sale un león, correrás más”, ejemplifica el médico. “El cuerpo puede aguantar mucho, pero en un momento dado dirá basta y saldrán los males”, avisa. “Cuando fuerzas la máquina, sale todo. Todos tenemos un tope”, concluye el presidente de Samfyc.

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