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Aparece la partitura más antigua conocida del Santo Entierro de Zaragoza

El músico e investigador Carlos González ha descubierto este documento, que se escuchará en la salida del Cristo de la Cama la tarde del Viernes Santo en Zaragoza.

Carlos González, en la plaza del Justicia, en su visita a Zaragoza.
Carlos González, en la plaza del Justicia, en una visita a Zaragoza.
José Miguel Marco

Los sonidos del Santo Entierro de Zaragoza de hace varios siglos no eran como los de la actualidad, marcados por tambores, bombos, cornetas, carracas, matracas y heráldicas. Sin embargo, el colofón de los rezos en forma de redoble, baquetazos y mazazos es desde hace varios años una melodía fúnebre que interpretan Los Ministriles y que son un enlace con el pasado de la emblemática procesión.

Este año se recupera una pieza musical que Zaragoza volverá a escuchar después de décadas a la salida del venerado Cristo de la Cama, una talla que profesa mucha devoción en la ciudad. «Es la partitura más antigua que se conserva a día de hoy», expresa el investigador Carlos González. «Estamos ante una pieza barroca, cuyas características permiten situarla a comienzos del siglo XVII», explica González sobre esta obra de la Semana Santa que ha localizado recientemente. Detalla que está teñida de un tono fúnebre y la partitura completa duraría unos dos minutos, por lo que antaño se repetiría varias veces a lo largo del transcurso de la procesión, en la que se alternaría con otras composiciones.

«Se trata de un motete a cuatro voces para el monumento y para la procesión del Viernes Santo en San Francisco», apunta el joven en relación a su título. Precisamente, esa denominación da pista de su época: tiene que ser anterior al 10 de febrero de 1809. «Además de las características compositivas, se sabe que se escribió antes de 1809, ya que el convento de San Francisco –en el entorno de la actual plaza de España– fue volado en el segundo sitio», dice el también autor de varias publicaciones –tanto libros como artículos– vinculados con este tipo de música.

La composición del motete recuperado que interpretarán Los Ministriles a su salida de la iglesia de Santa Isabel de Portugal.
La composición del motete recuperado que interpretarán Los Ministriles a su salida de la iglesia de Santa Isabel de Portugal.
C. González

Sin fecha concreta de su creación ni tampoco de su autoría. «A pesar de tratarse de una composición anónima, la copia podría atribuirse al círculo de Pedro León Gil, segundo organista y maestro de la capilla de la Seo a principios del siglo XIX», indica el músico y también cofrade de la Semana Santa zaragozana.

Pertenece a las ‘Lamentaciones’, y más concretamente se trata del segundo responsorio del segundo nocturno del Sábado Santo, que se adelantaba a su víspera y que siempre se cantaba dentro del oficio de tinieblas. Es de los conocidos como ‘Responsoria pro hebdomadae sanctae’, considerados como uno de los monumentos musicales de la liturgia católica.

Carlos ha encontrado el camino hasta esta partitura a través del Archivo de Música de las Catedrales de Zaragoza (E-Zac), de la que existe otra copia de la obra fechada en 1899, pero el original se considera que podría ser de hace, por lo menos, cuatro siglos. «No se trata de una partitura, sino papeles sueltos, por lo que puede ser que lo utilizaran los músicos que iban en la procesión», matiza. Estima que podría ser interpretada por varios instrumentos de viento, en concreto flautas, fagots, trompas y figles.

«Serían siete músicos y cuatro cantores –añade González–, ya que la obra es a cuatro voces: tiple, alto, tenor y bajo». En cualquier caso serían todo hombres, reservando las voces más agudas a infanticos. Se conoce que a mediados del siglo XVII se contaba con quince cantores de la capilla de música de la basílica del Pilar, a los que podrían haberse sumado los de la Seo para entonar este motete del Santo Entierro. «Esta obra entronca con la tradición de que la música vocal sea acompañada por ministriles», argumenta Carlos.

Esa solo era una de las partes de la anterior procesión, cuyo eje era la Cama y tres insignias –de San Juan, María Magdalena y de la Virgen–. En 1913, Mariano Oliver y José Nasarre ganaron el concurso del nuevo diseño que llevó a las calles de la capital aragonesa los sonidos de bandas de música civiles y militares, numerosos coros y los clarines y timbales del Ayuntamiento, entre otros. Esto también demuestra que no solo ha cambiado lo que escucharon los oídos de los zaragozanos de hace más de siglo, sino también lo que sus ojos vieron.

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