día internacional de las trabajadoras del hogar

Empleadas del hogar: “Ni con papeles respetan nuestros derechos”

Las Trabajadoras del Hogar de Zaragoza han convocado una concentración este jueves a las 19.00 en la plaza de España donde leerán un manifiesto con motivo de su Día Internacional.

María Sánchez y Carolina García, limpiadoras del hogar en Zaragoza.
María Sánchez y Carolina García, trabajadoras del hogar y cuidados en Zaragoza.
M.S./C.G.

Trabajan en la sombra, dentro de los hogares, ocupándose de quienes más cuidados necesitan y han sido, durante años, invisibles para la sociedad. Hablamos de las empleadas del hogar. Este jueves se celebra su Día Internacional para poner en valor su trabajo y manifestar las demandas pendientes del sector en el que trabajan 10.646 mujeres en Aragón, la mayoría, 8.649, en la provincia de Zaragoza.

Desde hace más de una década este empleo está regulado por ley y estas trabajadoras deben darse de alta en la Seguridad Social. Sin embargo, aunque ha habido mejoras con el paso de los años, la última el pasado mes de junio con un real decreto que las equiparaba al resto de trabajadores por cuenta ajena, quedan retos pendientes. 

Sigue habiendo una economía sumergida de más del 35% en este sector laboral, bien porque las trabajadoras no tienen los papeles en regla, bien porque no quieren darse de alta por otras razones”, dice Carolina García, presidenta de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y Cuidados en Zaragoza.

Además “la legislación es una cosa y el día a día en este trabajo es otra”, matiza García. “Hemos dado pasos importantes como conseguir el derecho a paro, que era una demanda histórica, pero se necesita concienciar a la sociedad de la importancia de nuestra labor”, explica la presidenta de las trabajadoras del hogar. “Creemos que no se valora y, en muchas ocasiones, cuesta que nos paguen el salario mínimo que es el que establece la ley para el sector”, prosigue. A pesar de ello, cree que “es importante que exista una ley que nos ampare porque es el mecanismo para poder exigirlo”, añade García.

Carolina García, presidenta de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Zaragoza.
Carolina García, presidenta de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Zaragoza.
C.G.

Uno de los retos pendientes es el de mejorar las condiciones de las empleadas internas, que son las que se ocupan del cuidado de las personas mayores y pernoctan en la vivienda con ellas. Según la asociación, estas trabajadoras suponen el 40% de las empleadas del hogar en la comunidad. “Trabajan 24 horas al día y todos los días de la semana. Acaban agotadas porque muchas solo tienen una jornada libre, o solo un rato”, señala la presidenta de las trabajadoras del hogar. “Su situación no ha mejorado a pesar de la ley”, asegura García. “Hay algunas empleadas que solo descansan una vez al mes. No existe el tiempo libre para ellas”, lamenta.

Carolina comenzó a trabajar como empleada del hogar hace 12 años, cuando lleguó a España desde El Salvador. “El primer trabajo que tuve fue de interna y no estaba regularizada. Me pagaban 600 euros por atender a una persona mayor 24 horas, 7 días a la semana y no tenía derecho a vacaciones”. Ahora, con la ley, la situación ha cambiado. Sin embargo, García sigue viendo “abusos, explotación y maltrato”.

Algunas compañeras internas “no tiene un lugar específico donde dormir, las meten en el mismo cuarto que a las personas que cuidan o les hacen un hueco para la cama en la cocina y no tienen privacidad”, asevera. En otras ocasiones “te dan de alta media jornada y trabajas la jornada completa”, añade García. Por ese motivo pedimos que “nos paguen lo acordado y que nos traten con respeto”, concluye.

Sin miedo a que te echen del país

María Sánchez es emplada del hogar desde hace 23 años, cuando llegó a España desde su Colombia natal. Durante casi un cuarto de siglo trabajando en este sector ha visto de todo. Los primeros años fueron muy duros para ella. No tenía papeles y trabajaba en negro. “Estuve interna en casas en las que me maltrataban, me pegaban, me insultaban y no me daban de comer más que pan y agua”, dice esta trabajadora.

María Sánchez, trabajadora del hogar en Zaragoza.
María Sánchez, trabajadora del hogar y cuidados en Zaragoza.
M.S.

 “Incluso tuve situaciones de acoso sexual. He sufrido tocamientos, insinuaciones y comentarios vejatorios. Me llegaron a ofrecer trabajo a cambio de favores sexuales”, desvela Sánchez. En otra ocasión “tuvo que intervenir hasta la Guardia Civil y los servicios sanitarios porque me puse a gritar y me escucharon los vecinos”, explica.

Sin embargo, “no todo es malo”, aclara María. A los 5 años de llegar a España consiguió los papeles y con la documentación en regla “una se puede defender mejor y dejas de tener miedo a que te extraditen si denuncias estas situaciones. Yo no quería quejarme por miedo a que me echaran del país. Prefería irme y buscar un nuevo empleo”, asegura. También he tenido muchos empleadores buenos. “Estuve casi 4 años cuidando a una señora mayor hasta que falleció y estuve muy a gusto”, señala la trabajadora. También en su último trabajo con una anciana a la que cuidó durante un año, hasta que la familia la trasladó a una residencia.

"Ahora no tenemos por qué callarnos"

Meylin Vado tiene 34 años y vino hace 4 años a España desde Nicaragua. Durante todo este tiempo ha trabajado como empleada del hogar. “Al poco de llegar encontré trabajo como interna en un pueblo de Huesca donde tenía que ocuparme de la casa, cuidar a una persona mayor, atender a otros tres adultos que también vivían en la casa, además de cuidar gallinas, perros, gatos y ocuparme del huerto. Me pagaban 750 euros al mes y solo tenía tres días de permiso”, explica Vado. 

Meylin Vado, empleada del hogar de Zaragoza.
Meylin Vado, trabajadora del hogar y cuidados en Zaragoza.
M.V.

“Esta situación me pasó pronto factura y me empezó a afectar psicológicamente así que lo dejé y me fui a Zaragoza”, recuerda. “Pasé los meses de pandemia como interna cuidando de una persona mayor por 600 euros al mes y la comida aparte. A pesar de estar todo ese tiempo sin salir de casa, confinada con ella y cuidándola 24 horas al día todos los días, cuando llegó el momento de pagarme, no quiso hacerlo”, lamenta la trabajadora. 

Me sentí pisoteada, humillada por haber trabajado tanto y que no me quisieran pagar”, se queja. Tras la pandemia obtuvo sus papeles y comenzó a trabajar en un pueblo. Pero “aun teniendo todo en regla hay gente que no te quiere pagar lo que estipula la ley y no quieren respetar las horas de descanso que establece la normativa”, explica. “Lo que me ofrecían era volver a la misma esclavitud que cuando empecé. Ni con papeles quieren respetar tus derechos. Seguimos siendo las mismas inmigrantes con papeles que sin papeles. Pero por lo menos ahora no tenemos por qué callarnos”, concluye Vado.

Este jueves, las trabajadoras del hogar de Zaragoza han convocado una concentración donde leerán un manifiesto en la plaza de España a las 19.00.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión