Antonio Pampliega: “Cambia el idioma, el país, pero al final todas las guerras se parecen”

Pampliega (Madrid, 1982), quien estuvo secuestrado durante 299 días por Al Qaeda en 2015, explicó a alumnos del Centro San Valero su profesión.

Antonio Pampliega, en la sede del Grupo San Valero.
Antonio Pampliega, en la sede del Grupo San Valero.
Marcos Cebrián

¿Por qué decidió ser periodista?Porque quería cubrir eventos deportivos, los partidos del Madrid en la Champions, Juegos Olímpicos, Mundiales… Ese era mi sueño. Estuve dos años en el diario ‘As’. 

¿Cómo se pasa del Bernabéu a Afganistán?Mediante una clase magistral que tuve en 2001 de un fotógrafo iraní que se llama Reza, que trabajaba para ‘National Geographic’, y vino a hablarnos del Afganistán de los talibanes. Lo explicaba con tanta pasión que dije: ‘Yo quiero hacer lo que él hace’. 

¿Se arrepiente del cambio?No, es lo más bonito que he hecho en mi vida. Incluso he estado dispuesto a dar mi vida por mi profesión. Y lo volvería a hacer. Quizás ahora con mi hija no, pero en dos meses me voy a Afganistán. 

¿Qué va a hacer allí?Estoy haciendo un documental de la selección femenina de baloncesto en silla de ruedas. Las sacamos a todas de Afganistán y voy a grabar los recursos. Es la punta a lo que es el documental y también a mi experiencia en Afganistán. He estado ocho veces desde 2010. Mi hija se llama Ariana porque es el nombre que le puso Alejandro Magno cuando lo conquistó. Necesito ir y cerrar un círculo. 

¿Cómo fue su primera vez en un conflicto bélico?Fue en 2008, tenía 25 años y no tenía ni idea de donde me metía. Piensas que la guerra ‘mola’ y cuando entras ahí sientes miedo. 

¿Cuál es la clave para cubrir una guerra?La primera es que tienes que estar dispuesto a dar tu vida. Y después tienes que tener en cuenta el país en el que vives y las condiciones en las que trabajas y con las que trabaja un ‘freelance’. Si estas dispuesto a hipotecar tu vida o no permitirte muchas cosas durante un tiempo, pues malvives y te vas de guerra en guerra hasta que te acabas cansando y te vas. 

En 2015 lo secuestró Al Qaeda. ¿Un reportaje vale una vida?No, no lo vale, pero no era solo un reportaje, era ego, era estar donde nadie está. Era un reportaje que yo sabía que valía mucho, no dinero, sino prestigio. Has ido muchas veces, te crees que eres experto y, al final, te la meten doblada. Nos vendió el traductor y el chófer. 

¿Cómo se sintió?Acojonado. Íbamos en el asiento de atrás los tres periodistas, yo iba en medio, entonces se nos cruzó una furgoneta y vimos bajar a cinco o seis tipos armados.
​De los 299 días, te pasas el día llorando. Me quería ir a mi casa.

Hace un año que comenzó la guerra en Ucrania.No deja de ser otra guerra. Cambia el idioma, el país, pero al final todas las guerras se parecen. Quien sufre es la población, a favor de personas que se enriquecen con ella. Acabará enquistándose y dejaremos de hablar de Ucrania pese a saber que se están matando. Hemos celebrado el primer aniversario de la guerra de Ucrania, pero cuando estuve en 2014 ya se estaban matando.

¿Cuál es la diferencia?Entró Putin. Putin es diferente.

¿Tiene previsto ir?Me hubiese gustado, pero estuve en 2014 y estoy vetado hasta 2025. Hicimos un reportaje en la parte prorrusa del Donbás y no les gustó a los ucranianos.

Ahora ha estado centrado en las mafias de la Costa de Sol.España es uno de los agujeros por donde se cuela mucha droga de Europa y no tenemos ni idea de lo que está pasando. Siempre que hablamos de cocaína hablamos de Galicia, pero ahí no venden nada comparado con lo que entra abajo. Son mafias de todos los colores, sin escrúpulos, donde recientemente han encontrado una sala de tortura bajo una villa de lujo.

¿Qué le recomendaría a quien quiere ser periodista de guerra?Le recomendaría que vaya. No hay que quitarle la ilusión a nadie, aunque no es fácil. Tienes que gastarte un dinero porque las guerras son caras y no siempre recuperas. Lo mejor que me ha pasado es que me secuestren porque he pasado de cobrar 35 euros la crónica a 2.500. No lo entiendo...

¿Cómo se imagina su futuro?Me lo planteo escribiendo libros, pero no me vuelvo a ver calzándome las botas y metiéndome en la trinchera. El ego de las redes sociales solo te lleva a hacer el subnormal.

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