Los centros de difícil cobertura crecen en 6 años mientras el déficit de médicos se agrava

A la ola de jubilaciones que acecha a estas áreas se suma la falta de atracción para los jóvenes. Los planes de incentivos en Aragón no logran captar a los profesionales a los núcleos rurales.

Javier Lázaro Mancebo, médico de la zona de Daroca; José Alcubierre, doctor en el centro de Salud de Berbegal; y Eduardo Comas, médico en el ambulatorio de Cedrillas.
Javier Lázaro Mancebo, médico de la zona de Daroca; José Alcubierre, doctor en el centro de Salud de Berbegal; y Eduardo Comas, médico en el ambulatorio de Cedrillas.
Macipe/José Luis Pano/Antonio García

El futuro de la sanidad rural en Aragón adolece de un déficit generalizado de médicos, de una ola de jubilaciones para el próximo lustro y de una falta de atracción para las nuevas generaciones. A pesar de los planes que impulsa desde hace años el Ejecutivo autonómico, profesionales y sociedades científicas coinciden en que las soluciones "no son suficientes" para revertir la situación en las zonas menos pobladas y garantizar la asistencia.

El Servicio Aragonés de Salud publicó en verano de 2017 una resolución con un listado de los 29 centros de salud que consideraba de difícil cobertura, con la finalidad de ofrecer incentivos para atraer a médicos de Familia y pediatras de Atención Primaria. Y en estos últimos seis años se han incorporado 14 más. Además, se prorrogó la permanencia en el servicio activo para todos los facultativos del Salud hasta los 70 años. Pero, aun así, la escasez de profesionales se agrava. El Justicia de Aragón, en el informe especial sobre Sanidad en el medio rural, considera que el 56% de los puestos de médicos en los centros rurales ya son de difícil cobertura.

El desequilibrio actual entre la oferta y la demanda de profesionales sanitarios no contribuye a paliar el déficit al no garantizar el relevo, a pesar de que la última convocatoria de médico interno residente (mir) alcanzó un nuevo récord en el número de vacantes. Se estima que en Aragón el próximo lustro se jubilen en torno a 560 facultativos de Familia. Un panorama que se agrava en el medio rural, donde trabajan más de la mitad de los médicos de esta especialidad. En opinión de Ramón Boria, facultativo en el centro de Santo Grial de Huesca y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria en Aragón (Semergen), "no hay un reemplazo" y, además, el ejercicio de la Medicina de Familia no resulta atractivo para los nuevos profesionales. Una vez que acaban la formación son muchos los que abandonan la especialidad para incorporarse a los servicios de urgencias hospitalarios -«que les ofrece a corto y medio plazo mejor perspectiva profesional»- o a la sanidad privada. Y quienes continúan prefieren centros urbanos.

En opinión de José Manuel Cucalón, médico de Familia rural y vocal de Atención Primaria rural del Colegio de Médicos de Zaragoza (COMZ), los incentivos no tienen demasiado éxito porque "prevalece la conciliación familiar y las diferentes expectativas de vida de los jóvenes". "Es complicado -asegura-, pero hay que conseguir que los jóvenes opten por la Medicina rural". Entre los ingredientes necesarios para lograrlo enumera: "Docencia, investigación, medios telemáticos y de trabajo, trabajo en grupo, retribución y compaginación de horarios".

Medidas y planes

Desde la Consejería de Sanidad subrayan que la oferta de empleo público es la mejor forma de consolidar los puestos sanitarios en la Comunidad. Desde 2015, concretan, se ha desarrollado la mayor oferta en la historia del Salud: 10.209 plazas, contabilizando las que se desarrollarán este año.

En junio de 2022, el Departamento lanzó una batería de medidas para la cobertura de determinados puestos. Entre otras cuestiones, se establecía el pago del kilometraje por uso de vehículo privado para el traslado de los profesionales a los consultorios. El acuerdo para la mejora de la Atención Primaria, impulsado entre los sindicatos médicos y el Salud, incluye más medidas para mejorar las infraestructuras y recursos en este nivel asistencial, especialmente en el ámbito rural. O solicitar al Ministerio ampliar los periodos formativos de los mir en zonas rurales, acreditar más centros para docencia o mejorar la Atención Continuada. Desde el COMZ reconocen como positivo que se garantice la libranza de las guardias en el medio rural pero, puntualiza Cucalón, "quedan pendientes dos asignaturas vitales respecto a la planificación y gestión sanitaria: la reestructuración del mapa sanitario y la reordenación del personal médico". En este sentido, el presidente del sindicato de médicos de Atención Primaria (Fasamet), Leandro Catalán, recuerda que existen 121 plazas de médicos de Familia cuya asignación es de menos de 300 tarjetas sanitarias, "dato completamente desproporcionado con los puestos cuya asignación es de más de 1.700".

 

"Las plazas rurales se tienen que incentivar y no solo económicamente". Javier Lázaro Mancebo, médico de atención continuada en la zona de Daroca.
Javier Lázaro Mancebo, en el interior del consultorio de Used, esta semana
Javier Lázaro Mancebo, en el interior del consultorio de Used, esta semana
Macipe

El pequeño consultorio de Used está tranquilo a media tarde un día entre semana. En su interior, Javier Lázaro Mancebo, con casi 40 años de experiencia, trastea detrás del ordenador. Es médico de Atención Continuada en la zona de salud de Daroca y desempeña está función desde finales de 1989. "Inauguré este PAC (Punto de Atención Continuada) con un accidente de tráfico", recuerda, mencionando que se usaban los Seat 1500 como ambulancias.

Pocos años antes, en el 82, su cara salía con la de otros 1.000 compañeros en la orla de aquella promoción: "Por número no ha habido otra igual. Fue de récord". Desde aquellos albores de los 90, Javier, que se marchó a Brasil para especializarse en Medicina Deportiva y que ha recorrido varios centros como los de Brea de Aragón, Burbáguena y San Martín, optó por quedarse entre Daroca y el altiplano de Gallocanta.

Con el peso que le da la experiencia, valora que las plazas en el ámbito rural -o básicamente lo que no es Zaragoza-, dice, "no son atractivas para los jóvenes". "A nivel profesional empiezan con ganas, pero según pasa el tiempo lo ven limitado, que no avanzan y no es fácil", reconoce. En este sentido, sin querer extralimitarse, plantea que haya mayores alicientes.

Por una parte menciona que "las plazas rurales se tienen que incentivar», pero va más allá: "Puede ser de otra forma, con formación, con cursos, con investigación…", enumera. Javier reclama valorar que "se hace un poco de Trauma, Ginecología, Pediatría, Oftalmología… Y la calidad asistencial creo que se puede decir sin duda que es mucho mejor: tienes más tiempo, conoces a la gente…".

En su caso, llegó a esta plaza casi por obligación, pero se ha quedado por elección. A dos años y poco de la jubilación reconoce que las jornadas se hacen duras. "Hay servicios que cuesta más. Y todos los de mi edad empezamos a tener achaques, o tener que ponerse una cadera nueva, como un compañero", indica. Por lo que a él respecta, y a su mujer, Francisca Liarte, el puesto de MAC (Médico de Atención Continuada) les ha compensado.

"Sobre todo para el tema de la conciliación, que nos ha permitido que sea mucho más sencilla", valora. Sobre el futuro, vaticina que sus plazas desaparecerán y se remplazarán por los facultativos de medicina de familia y sobre los centros como los de Used: "Este puesto ha estado siempre en el aire. Es algo deficitario, pero como servicio público creo que se tiene que mantener, porque a la larga sirve para evitar pasos innecesarios por el hospital". En estos años, resume, el personal del centro se ha ido reduciendo a la mitad, "mientras que los medios materiales han mejorado ostensiblemente".

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