Antón Costas: «No necesitamos solo un pacto salarial sino un contrato social»

El presidente del CES defiende los consensos en el homenaje al economista Fuentes Quintana

Ferriol Soria, director de la Fundación Ernest Lluch; Francisco Serrano (Ibercaja), Antón Costas (CES), Berta Lorente (Cámara de Comercio) y Alfonso Sánchez Hormigo (Fundación Ernest Lluch Aragón).
Ferriol Soria, director de la Fundación Ernest Lluch; Francisco Serrano (Ibercaja), Antón Costas (CES), Berta Lorente (Cámara de Comercio) y Alfonso Sánchez Hormigo (Fundación Ernest Lluch Aragón).
Oliver Duch

«La incertidumbre exige acuerdos colectivos. Necesitamos no solo un pacto salarial sino un contrato social». Es la receta que dio ayer para esta nueva era el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas. 

El catedrático de Política Económica pronunció en Zaragoza una conferencia sobre desafíos y oportunidades para España en el marco del ciclo de conferencias Enrique Fuentes Quintana –interrumpido durante la pandemia– y organizado por la Fundación Ernest Lluch, en colaboración con Ibercaja y HERALDO. 

Costas convirtió esta séptima conferencia en un gran homenaje a uno de los economistas españoles más destacados del siglo XX cuando se cumplen quince años de su muerte y que presenciaron dos de sus hijos, Ignacio y María, que acudieron a escucharla en un Patio de la Infanta lleno de público.

Apelando al espíritu inspirador de Fuentes Quintana, que hizo posible esos Pactos de la Moncloa en un momento en que la inflación estaba disparada y la espiral precios-salarios amenazaba la transición de la dictadura a la democracia, Costas insistió en la necesidad de «gobernar de otra manera las empresas, la sociedad y todos los ámbitos de la vida y buscar el acuerdo, el consenso y el diálogo»

«Solo así, con un contrato social y organizando quién tiene qué hacer qué», dijo, se podrá afrontar esta era de «incertidumbre, que es la incapacidad absoluta de saber qué riesgos tenemos por delante». Y puso el ejemplo de la Xunta de Galicia, que ha legislado que la educación de 0 a 3 años, las guarderías, sean del sector público y gratuitas. «¡Imaginen lo que sería al año que viene todas las comunidades se responsabilizasen de esta materia y el beneficio para la demografía y la productividad que representaría», señaló.

Elogiando «la capacidad de diálogo y acuerdo demostrado por España» desde hace décadas, el presidente de CES recalcó que solo ese contrato social permitirá afrontar los desafíos extraordinarios que se presentan. 

«No hay un manual», apuntó, a la vez que con ironía recomendó leer las ‘Confesiones’ de San Agustín para saber elegir bien el momento en los que tomar las decisiones y buscar el equilibrio. Las empresas, apuntó, «ya no pueden mirar solo a los resultados sino también a la continuidad de las operaciones (crisis de suministro y materias primas)» y los Gobiernos deben balancear. En ese sentido puso el ejemplo de Alemania que apostó fuerte solo por la descarbonización y ahora se plantea el retorno al carbón y las nucleares.

Costas defendió el capitalismo y la «economía de mercado», recogida en la Constitución española, pero lo asemejó al colesterol –hay del bueno y del malo, dijo–, porque junto «con la capacidad para crear riqueza ha exagerado a límites dramáticos la desigualdad» y recordó que en España el contrato social de la Transición permitió crear un sistema educativo y sanitario público y gratuito, y un sistema de pensiones con similares características, así como una prestación por desempleo y todo eso se consiguió pagando impuestos. 

«La reforma fiscal de Pérez Quintana» lo facilitó, pero «en los años 80 o 90 las cosas empezaron a torcerse con una euforia y triunfalismos sin sentido que hizo que un Premio Nobel de Economía dijera en 2005 que no habría más crisis económicas y otro que la única Responsabilidad Social de una empresa era maximizar el valor para los accionistas». 

Todo eso «provocó un descarrilamiento del sistema y un modelo de crecimiento económico que destruye el mundo físico en el que se asienta la civilización (cambio climático) y deja una segunda herencia negativa, que es la pérdida de prosperidad e inclusión social con la falta de empleo y de buenos empleos». Se ha roto así, señaló Costas, «la legitimación social y política» de este modelo y abogó por retornarlo mediante consensos.

Aunque reconoció que «el pesimismo vende» y «el fatalismo es dominante», subrayó que «a los optimistas les va mejor en la vida» en referencia a que España es «una economía muy competitiva, que no habrá recesión, que la inflación presenta una tendencia fuerte a la baja (aunque algunos precios como los de la cesta de la compra van a permanecer elevados) y que el escenario es relativamente bueno, salvo para ese 30% o 40% de familias que sufren ese grave problema de coste de la vida y al que hay que brindar ayuda selectiva».

Francisco Serrano, presidente de Ibercaja, agradeció «el homenaje a uno de los más ilustres economistas de España, Enrique Fiuentes Quintana» con la conferencia de quien preside el Consejo Económico y Social». Y subrayó que «para crear riqueza hay que tener seguridad jurídica y libertad» y «unas instituciones estables» a las que no ayuda «un ambiente político muy polarizado», cuando «lo que se necesitan son consensos y acuerdos para poder transitar y desarrollar todo el potencial que tiene España».

La vicepresidenta primera de la Cámara, Berta Lorente, insistió, por su parte, en la necesidad de que «se intensifique la seguridad jurídica para dar garantía a las decisiones empresarilaes» y de que todos los actores sean capaces de alcanzar un pacto social para no dejar a nadie atrás».

"Un reformista, más que político, comprometido"

En ocasiones «nos falta criterio» y «aportarlo a la sociedad para confrontar ideas» es lo que buscan conferencias como la de Antón Costas en homenaje a Fuentes Quintana, destacó el presidente de Ibercaja, Francisco Serrano. «Es un placer inmenso retomar este ciclo al cumplirse15 años del fallecimiento de uno de los economistas españoles más destadados», dijo Alfonso Sánchez Hormigó, que dirige la Fundación Ernest Lluch en Aragón. 

«La Fundación es muy sensible porque trabajaron juntos cinco años antes de su asesinato, y de esa colaboración nació Clásicos del Pensamiento Económico, que en 2024 cumplirá 50 años», dijo. Costas puso en valor que Zaragoza «sea nexo de unión de personas» que han tenido una importancia capital en su carrera como «Fuentes Quintana y Ernest Lluch» y que «exista ese vínculo con otra persona, Fabián Estapé, con quien Fuentes Quintana se presentó a las oposiciones en los 50». 

Y destacó del homenajeado su «compromiso moral con la sociedad y su vocación reformista» junto a «su pasión por la economía, que equilibraba con la búsqueda constante de la evidencia». 

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