Un corte de pelo gratis o por tres euros para formar a futuros barberos

La Escuela de barbería Tío Jorge, situada en Zaragoza, ha formado a más de 200 alumnos en apenas dos años. 

Los alumnos de la Escuela de barbería del Tío Jorge practican con algunos clientes.
Los alumnos de la Escuela de barbería del Tío Jorge practican con algunos clientes.
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Paseando por la avenida de Madrid, frente a la Aljafería, un local destaca sobre el resto. La decoración del interior, que se puede divisar desde la calle, llama la atención de todo el que pasa. Parece una barbería. Y nada más lejos de la realidad. 

Allí se corta el pelo a caballeros y se arreglan barbas, sin embargo, no es oficialmente una barbería. Es una escuela. Allí se aprenden las últimas técnicas y es la cuna de la mayoría de profesionales que trabajan en Zaragoza e incluso en otras ciudades de España

La Escuela del Tío Jorge nació tras los meses más duros de la pandemia en un impulso del fundador y propietario de las barberías Tío Jorge (reconocidas entre las diez mejores por la revista especializada ‘Soy Barbudo’) por introducirse en la docencia. "En los grados medios y superiores, hay mucha teoría. Nosotros nos centramos en la práctica. Quitado una 'masterclass' que reciben a la semana, el resto del tiempo están con clientes", asegura el empresario zaragozano, Jorge Villaroya. Desde hace un tiempo, son las propias peluquerías de la zona las que contactan con la escuela para pedir profesionales.

"Me he dado cuenta que la barbería es un arte"

Para que los alumnos practiquen y al mismo tiempo cumplan con una labor social, los cortes cuestan tres euros para todo el público y son gratuitos para los usuarios que cuentan con un ticket de una asociación como El Refugio, Cruz Roja o el Banco de Alimentos, entre otras. "Viene gente que no tiene recursos o que quiere colaborar con la formación de los alumnos. Hay quienes dejan el billete de cinco euros y esos dos euros restantes se los quedan los alumnos. No hay cita previa y todos saben que la duración del corte es más larga que en cualquier otro sitio porque están aprendiendo. Cada futuro barbero o barbera puede llegar a tratar con hasta tres clientes en un mismo día", especifica. 

Jorge Villaroya, sentado en uno de los sillones de la escuela.
Jorge Villaroya, sentado en uno de los sillones de la escuela.
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Los alumnos están siempre respaldados por dos profesores, Sergio Villanueva y Eduardo Miñés, que no pierden ojo a lo que hacen los jóvenes. "Les enseñamos a hacer un buen servicio y cómo hay que tratar al cliente desde que entra por la puerta. Vigilamos que todo vaya bien y hagan los cortes de manera correcta", sostiene Miñés.  

Los clientes tienen la opción de elegir el tipo de servicio que desean y entre los aprendices  y los profesores deciden si es adecuado para su forma de cara. "Intentamos convencerles de lo que es adecuado para cada uno. No trabajamos solo el corte, también la estética. Los chavales también tiñen y utilizan color cuando llevan más de cuatro meses en la escuela", cuenta Villanueva. Hasta el momento, han pasado 200 alumnos por esta formación. Existen hasta tres tipos depende del tipo de nivel: de un mes para perfeccionar, de cuatro meses para ampliar conocimientos y de seis meses para aprender de cero.

Sergio Villanueva ofrece una 'masterclass' a los alumnos de la escuela.
Sergio Villanueva ofrece una 'masterclass' a los alumnos de la escuela.
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"Antes me cortaba el pelo en casa y ahora vengo a la escuela"

Raúl García era de los que se manejaba en casa con su maquinilla y nunca acudía a la peluquería. "Hace unos meses tenía una boda y pensé que era momento de contar con un profesional. Estaba pasando por la avenida de Madrid y vi la escuela y pensé que sería una buena opción. De esta manera también colaboramos en la formación", asegura el zaragozano. Desde entonces, ha guardado la maquinilla en el armario y acude cada cierto tiempo a la escuela

"Desde pequeña me ha encantado la profesión"

Esta semana, Tania Amattat ha sido la encargada de hacerle el corte. "Yo estoy estudiando el grado superior de peluquería al mismo tiempo que estoy en la escuela. Por la mañana vengo aquí y por la tarde al instituto. Allí se trata poco el corte de cabello y aquí estoy afianzando conocimientos", cuenta la joven, que lleva la profesión en la sangre. "Mi madre es peluquera, pero no ejerce. Desde pequeña me ha encantado la profesión", asegura.

"Estoy en el paro y me dan ticket para venir gratis"

Ángel Pico Silva ya es un habitual en la escuela desde hace siete meses. "Estoy en el paro y una asociación donde recojo alimentos de Torrero me da ticket para venir gratis", especifica. Llegó de Ecuador hace 12 años y ahora está en búsqueda activa de empleo. "De momento no encuentro nada y estoy muy agradecido de que aquí nos puedan arreglar el pelo gratis.", apostilla Pico Silva, que acude una vez al mes.

"Lo descubrí por un amigo, que me dijo que era barato"

Mario de los Reyes, que lleva cinco meses formándose en la escuela, fue el encargado de cortarle el pelo a Ángel esta semana. "La barbería es un arte. Me quedo sorprendido con todo lo que se puede hacer y las técnicas que nos enseñan. Me he dado cuenta que es mi pasión", reconoce el joven, que viaja de Huesca a Zaragoza en tren todos los días para hacer el curso. 

"Lo descubrí por un amigo, que me dijo que era barato"

José Vela tiene 21 años y lleva más de un año recurriendo la escuela para cortarse el pelo. En su caso escoge un "corte militar con terminación en pico" y asegura que "siempre" se ha ido satisfecho con el resultado. "Lo descubrí por un amigo, que me dijo que era barato. Desde entonces vengo una vez cada mes y medio. Nunca me han hecho ningún estropicio. Los profesores siempre están pendientes de que todo vaya bien", reconoce el joven. 

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