Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Entrevista

Guiomar Calvo: “Consumimos a un ritmo insostenible; cambiar tanto de móvil no tiene sentido”

Nació en Soria en 1985. Imparte Didáctica del Medio Biológico y Geológico en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza.

Guiomar Calvo, junto a la Facultad de Educación, donde es profesora.
Guiomar Calvo, junto a la Facultad de Educación, donde es profesora.
Oliver Duch

Guiomar, ¡qué nombre tan poético!
Era el nombre que Antonio Machado le daba a su amante y también está relacionado con una figura religiosa, amiga de Teresa de Jesús. Mi padre y mi madre son los dos de Soria, por eso lo eligieron.

¿En qué nos parecemos aragoneses y sorianos?
En la forma de tratar a los demás, en lo que nos gusta comer –el cerdo, el ternasco, el torrezno soriano–; la comida une mucho. Somos muy parecidos y hay muchos zaragozanos que han ido a vivir a Soria y, sobre todo, sorianos que han venido a vivir aquí. Cuando nací, mis padres ya vivían en Zaragoza. Mi madre tenía allí a la familia y prefirió ir a Soria a dar a luz.

Y aquella niña que recogía piedras del suelo de pequeña acabó convertida en geóloga.
Cuando era pequeña, mis padres, los dos químicos, tenían la afición de ir a buscar minerales. Íbamos al campo en familia y yo me dedicaba a coger pequeños minerales a mi alcance. Cogí tanta afición que acabé estudiando Geología porque esa pasión ya me venía de casa, se va transmitiendo de generación en generación.

Se dice ‘duro como una piedra’, ‘menos da una piedra’, pero para usted una piedra es mucho más.Habría que cambiar la frase de ‘menos da una piedra por ‘¿qué no nos puede dar una piedra?’, porque los minerales nos dan muchas cosas. Los encontramos en las ‘tablets’ o en las baterías de litio de los vehículos eléctricos; hay minerales de tierras raras en nuestros móviles o en cualquier objeto tecnológico.

¿Qué es lo que más le fascina de ellos?
Pensar que nos rodean: están por todas partes y no somos conscientes de ello, de lo importantes que son en las nuevas tecnologías o en las energías renovables y en tantos objetos que usamos diariamente.

Y está empeñada en divulgar.
Sí, porque es importante que la ciencia llegue a todo el mundo. En las universidades estamos centrados en publicar artículos y en hacer proyectos europeos o nacionales y a veces se nos olvida que una de nuestras labores es divulgar lo que hacemos fuera del ámbito universitario. Para que nuestro trabajo y resultados lleguen a la población y la gente vea que trabajamos en cosas interesantes y útiles.

Es autora de los libros 'Historia del arsénico' y de 'Historia de la mineralogía'. Su última obra, premio Prismas Casa de las Ciencias, se titula ‘Geólogas’. ¿Por qué lo escribió?
Cuando estudié la carrera de Geología no nos explicaron nada de ninguna mujer dedicada a este campo y sí de muchos hombres. Tenía la espinita clavada, porque nos faltan muchísimos referentes y quería rellenar ese espacio. Así, podemos conocer a figuras como Mary Anning, aunque otra que personalmente me parece muy interesante es Maria Graham. Vivió en el siglo XIX y describió los efectos de los terremotos.

¿Qué trata de transmitir a sus alumnos del grado de Magisterio en Educación Primaria, futuros profesores?
Aparte de explicar cómo enseñar mejor ciencia en primaria para fomentar vocaciones científicas en sus futuros alumnos, intento transmitir mi propia pasión por la ciencia, que vean que las ciencias no son tan malas como se las han pintado y aprendan a transmitir su valor en las aulas. Magisterio es un grado más de humanidades, y suelen venir con miedo, con la idea que las ciencias van a ser complicadas.

Usted ha estudiado la minería. ¿Estamos esquilmando el planeta?
Estamos extrayendo muchísimos recursos naturales, sobre todo minerales, que el planeta no va a poder reponer, y los gastamos de una forma dispersiva, los gastamos pero no contamos con la tecnología para poder recuperarlos. Por ejemplo, los teléfonos móviles contienen un montón de materiales valiosos –tierras raras, incluso oro y plata– que apenas se reciclan y tenemos que volver a recurrir a la extracción primaria. Deberíamos hacer un uso más consciente de los recursos que nos ha dado el planeta.

¿Qué se nos acaba?
Hay mucha discusión ahora sobre si habrá suficiente litio para hacer las baterías de todos esos vehículos eléctricos que se van a necesitar. Habría que buscar formas de recuperarlo para evitar problemas de futura disponibilidad.

¿Qué le inquieta cuando piensa en el futuro?
Personalmente me preocupa que estamos consumiendo a un ritmo insostenible. Cambiar de móvil cada año o cada dos años no tiene sentido desde el punto de vista de los materiales y la energía que se necesita para fabricarlo. Estamos extrayendo mucho y, además, estamos fomentando una cultura del consumismo que cada vez va a más. Habría que hacer un esfuerzo por consumir menos y reciclar todo lo que se pueda.

Hay quien mira hacia el espacio para seguir extrayendo.
Una cosa es investigar si es viable la minería planetaria o de asteroides y otra si tecnológica o éticamente, o por sentido común, debería hacerse. Hay otras opciones en la Tierra, reciclando y diseñando mejor pensando en recuperar más.

Es doctora en Energías Renovables y Eficiencia Energética y ha escrito sobre los límites materiales de la transición energética. Tratando de ser verdes y limpios, seguimos agotando el planeta.
Al final, hay que pensar que para fabricar paneles solares, aerogeneradores, vehículos que se muevan con electricidad en vez de con combustibles fósiles... hacen falta metales, algunos muy escasos, resulta un poco irónico que tratando de ir hacia una economía más sostenible estemos extrayendo e incluso agotando algunos elementos muy importantes. Es una situación curiosa.

¿Tiene remedio?
Se van trabajando distintas líneas. Una de ellas es buscar cómo usar menos de estos elementos en esta tecnologías, que en realidad están en proceso de desarrollo y optimización. Es la primer opción: usar menos para fabricar el mismo producto, algo que se viene haciendo en otros sectores toda la vida. Otra opción es diseñar procesos para reciclar de manera adecuada y óptima esos paneles solares, esos aerogeneradores y esos vehículos eléctricos, algo que a día de hoy no es tecnológicamente viable.

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