Y Zaragoza enloqueció con "el prodigio volador sin alas ni timón"

Se cumplen cien años del primer vuelo del autogiro de De la Cierva. Hasta 40.000 personas acudieron a ver las exhibiciones del inventor en el aeródromo de San Gregorio.

Una imagen de la demostración de vuelo en el aeródromo de Palomar en 1934.
Una imagen de la demostración de vuelo en el aeródromo de Palomar en 1934.
Marín Chivite/Heraldo

Cuentan que se inspiró en la caída de las semillas de los fresnos. Vio cómo descendían dando vueltas como una hélice y, entonces, ideó un avión sin alas y con palas giratorias. Esta semana se cumplen 100 años del primer vuelo del autogiro de Juan de la Cierva, un invento que revolucionó la aeronáutica y fue el claro antecesor del helicóptero actual.

Zaragoza jugó un papel importante en el perfeccionamiento de la máquina voladora y, de hecho, su versión más avanzada y competente se presentó por primera vez en España en el aeródromo de Palomar, en San Juan de Mozarrifar, frente a lo que es hoy la Academia General Militar. El vuelo de De la Cierva, con un aparato ya más evolucionado que el prototipo original de Cuatro Vientos, reunió a unos 40.000 zaragozanos en aquella explanada y el inventor fue vitoreado como un auténtico héroe y agasajado hasta el delirio en los dos días que pasó en la capital del Ebro. ¡Hasta coplillas y jotas se compusieron en su honor! ¿Un ejemplo? "Inventor del autogiro/con emoción te contemplo/y viéndote volar digo/qué tío de más talento".

De la Cierva, subido a su aparato, poco después de llegar a Zaragoza.
De la Cierva, subido a su aparato, poco después de llegar a Zaragoza.
Marín Chivite/Heraldo

Como suele ocurrir en estos casos, al comienzo al inventor se le hizo mayor caso en el extranjero que en España. De hecho, el hito de la efeméride se refiere al primer vuelo de más de tres minutos a 25 metros de altura (el 9 de enero de 1923) y la visita a Zaragoza no llegaría hasta 1934 ya con la patente bien amarrada. ¿Lo primero que hizo el piloto antes de aparecer en escena? Una parada de motores sobre la basílica del Pilar para rezarle a la Virgen, tal y como le había pedido su madre.

Cuenta la periodista especializada Elena Camacho que la adolescencia de De la Cierva coincidió con "los inicios locos de la aviación, a principios del siglo XX, cuando se producían todo tipo de máquinas voladoras: dirigibles, globos, planeadores...". Con apenas 15 años, el chaval y dos amigos construyeron el primer prototipo de su autogiro, el BCD1, que tuvo un rápido desarrollo: "Su gran oportunidad le llegó en 1919, con la guerra de Marruecos".

La falta de tejido industrial en España llevó al ingeniero a buscar financiación en otros países, pero "se reservó derechos para su nación y regaló licencias a quienes fabricaron autogiros en nuestro país". El profesor de aeronáutica de la UNED Marcelino Sempere recuerda que, en los orígenes, para sacar de los hangares los primeros trimotores había que derribar las paredes de las naves. Sempere, que considera a De la Cierva a la altura de otros grandes científicos como Torres Quevedo o Ramón y Cajal, apunta como esencial el año de 1928, cuando el autogiro cruzó el Canal de la Mancha cubriendo un trayecto de más de mil kilómetros.

Una de las páginas de información de HERALDO de 1934.
Una de las páginas de información de HERALDO de 1934.
Heraldo

Sobre las andanzas zaragozanas del ingeniero, el HERALDO de la época ofreció dos páginas enteras con todo lujo de detalles e incluso tira de humor gráfico para hacerse eco de la noticia. "Llegada de un inventor español" rezaba el titular de portada, en donde posaba junto al alcalde López de Gera.

El inventor tuvo que sentirse sobrepasado de tanta bienvenida: ágapes, almuerzos y ‘lunchs’ (ya se decía así hace cien años, cuando también se escribía 'kameramanes' para referirse a los fotógrafos) se sirvieron a su paso por todas las instituciones (Gran Hotel, Colegio de Ingenieros, Casino Mercantil, Sindicato de Iniciativa...), antes y después de una demostración apoteósica que maravilló a la concurrencia.

"Tras unas magníficas evoluciones, el autogiro aterrizó con precisión y sencillez, quedando como clavado en tierra, entre la admiración de los concurrentes, que ovacionaron al ilustre piloto. El señor La Cierva manifestó que el recorrido Madrid-Zaragoza lo había cubierto en una hora y cincuenta minutos", se lee en la crónica. La información está además acompañada de imágenes aéreas, dado que el redactor gráfico de HERALDO Marín Chivite pudo subir al aparato y hacer un viaje de prueba.

El fotograbado que publicó HERALDO el día después de la exhibición.
El fotograbado que publicó HERALDO el día después de la exhibición.
Heraldo

"Buena parte del público que había acudido al aeródromo, se acercó al autogiro para apreciar las especiales características de construcción de este último modelo sin alas ni timones, que en nada se asemeja al tipo de avión", continúa el texto, con epítetos tales como "prodigio que desafía la gravedad".

De la Cierva, en todas sus intervenciones, dijo sentirse muy satisfecho por visitar "Zaragoza, la patria chica de todos los españoles" y se sorprendió del entusiasmo que despertaba su invento pues, "podría decirse, sin hipérbole, que en el campo y sus inmediaciones se habían congregado más de cuarenta mil personas". De hecho, numerosos automóviles llegaron a bloquear la calle del Pilar y el puente de Piedra, y en las crónicas se menciona como de soslayo que "dada la cantidad de vehículos que cruzaron la carretera de Francia hubo que lamentar varios atropellos".

Los planos y bocetos originales que se recuperaron hace cuatro años.
Los planos y bocetos originales que se recuperaron hace cuatro años.
Heraldo

Durante varios días aún se continuó informando de las presentaciones del nuevo modelo en otras ciudades y del gran futuro que aguardaba al invento. En 1963, a petición del general Mola, De la Cierva intercedió para contratar el Dragon Rapide que llevaría a Franco de Canarias a Marruecos. Muchos, desde entonces, lo tildaron de fascista, si bien el ingeniero no tuvo mucha oportunidad de posicionarse en la guerra pues -ironías del destino- murió en Inglaterra en accidente de avión en diciembre de 1936.

Como epílogo de esta historia ha de citarse que los bocetos originales del autogiro se dieron por desaparecidos hace ahora treinta años, pero en 2019 la Policía Nacional localizó innumerable y valiosa documentación de Juan de la Cierva en una población costera de Murcia. Volvieron entonces a ver la luz 145 fotografías, planos anteproyectos de una invención española que cambió para siempre la aeronáutica.

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