Aragón

Pilar Astier: "Los médicos debemos aprender a ser buenos pacientes"

Pilar Astier (Zaragoza, 1967) es médica de familia e investigadora principal del estudio ‘Enfermar es humano: cuando el paciente es el médico’.

Pilar Astier, médica, investigadora y coordinadora del estudio ‘Enfermar es humano’.
Pilar Astier, médica, investigadora y coordinadora del estudio ‘Enfermar es humano’.
Enrique Cidoncha

Lleva 5 años estudiando la atención médica a los propios médicos. ¿Tan malos pacientes son?Era ‘vox populi’ que somos malos pacientes, porque hay un conflicto de rol, estamos educados para cuidar, no para cuidarnos. Lo que hemos hecho ha sido traducir esa realidad en una pregunta científica y desarrollar un proyecto que apoye estrategias para cambiarla.

¿Cómo lo han hecho?Gracias a un convenio entre el Colegio de Médicos de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza nace hace unos años la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica, formada por investigadores del grupo de Bioética de Aragón. En el proyecto, con el que se están desarrollando cuatro tesis doctorales, usamos diferentes metodologías: entrevistas en profundidad, grupos focales y dos encuestas nacionales para estudiantes, y médicos residentes, activos y jubilados.

¿Qué ocurre cuando un médico enferma?Ocurre que el 75% se resiste a reconocerlo y que el 95% se automedica cuando se trata de una dolencia leve, sobre todo analgésicos y antibióticos, pero un pequeño porcentaje incluso hipnóticos o antidepresivos.

¿Y si no funciona?Entonces el médico acude a un colega, lo que llamamos consulta de pasillo. Suele buscar un profesional con empatía y flexible, porque si es estricto no va a facilitar que le induzcan a hacer lo que quiere. El médico paciente tiene un plan y busca ejecutarlo con un aliado.

¿Qué problemas presenta esa forma de actuar?Por un lado, los médicos están dispuestos a claudicar la confidencialidad del proceso por un diagnóstico rápido. Vas a hacerte un escáner y todo el mundo te conoce y sabe lo que te pasa. Además, el seguimiento se delega en los pacientes con aquello de «cuando puedas ya vendrás y me dices qué tal vas», mientras que a los enfermos ordinarios se les da cita reglada y controlada. En general, se les da el mejor tratamiento técnico pero el peor desde un punto emocional, se dejan a un lado la empatía y el acompañamiento.

¿Hay diferencias por sexos?Sí. El presentismo es más alto entre las mujeres, y su principal razón para ir al trabajo enfermas es por no sobrecargar a los compañeros, mientras que ellos lo hacen por responsabilidad sobre los pacientes. Además, ellas sufren más cuadros de ansiedad y depresión vinculados al entorno laboral y reconocen que les cuesta más saber manejar la situación cuando ejercen de médicas de médicos enfermos, lo ven como un examen.

Es que no debe de ser fácil atender a un médico...Los médicos de médicos son elegidos por los propios compañeros, y hay que ayudarles a saber atenderlos. En Irlanda incluyen en el currículum formativo aprender a atender a otros médicos, es algo innovador que queremos fomentar aquí.

¿Qué otras medidas plantean?Por un lado, debemos aprender a ser buenos pacientes. Para ello planteamos incluir en el currículum formativo de los estudiantes el hecho de que los médicos podemos enfermar, y no solo aprender a curar, también a cuidarse y pedir ayuda. Además, queremos hacer recomendaciones deontológicas con los colegios de médicos, desde un manual de estilo para presentarte como médico sin que el compañero se sienta cohibido, hasta tener un médico de familia o preservar la confidencialidad. También hay que trabajar con los servicios de salud laboral, porque los médicos son los últimos en acudir a ellos, y con los tutores de residentes, porque hay mucho presentismo para no perder meses de residencia ni sueldo.

¿Y qué ocurre con los jubilados?En la mayoría de casos han perdido sus contactos en el hospital, las puertas traseras que utilizaban porque ya no les reconoce nadie. Es importante que tengan relación de confianza con su médico de familia. Y queremos implicar a los colegios para acompañarles y ofrecerles recursos para una atención adecuada.

Rogelio Altisent, director de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, y Pilar Astier, coordinadora del estudio ‘Enfermar es humano: cuando el paciente es el médico’, en Madrid junto al resto del equipo de investigadores: Bárbara Marco, Candela Pérez, Óscar Urbano, Alba Gallego e Inés Sebastián.
Rogelio Altisent, director de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, y Pilar Astier, coordinadora del estudio ‘Enfermar es humano: cuando el paciente es el médico’, en Madrid junto al resto del equipo de investigadores: Alba Gallego, Bárbara Marco, Óscar Urbano, Inés Sebastián y Candela Pérez.
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