zaragoza

Vivienda compartida, de la Fundación Down Zaragoza: "Este proyecto me hace sentir viva"

María Peña y Natalia Suárez conviven con Ana Aparicio -como mediadora-, dentro del programa para avanzar en la emancipación de las personas con discapacidad intelectual. Trece personas han participado en él desde 2019.

Ana Aparicio (con jersey de rayas), María Peña (centro) y Natalia Suárez (derecha) en la cocina de la vivienda que comparten en Parque Goya en Zaragoza
Ana Aparicio (con jersey de rayas), María Peña (centro) y Natalia Suárez (derecha) en la cocina de la vivienda que comparten en Parque Goya en Zaragoza
Francisco Jiménez

Las jóvenes María Peña, de 32 años, y Natalia Suárez, de 26, se conocieron hace tiempo en la Fundación Down Zaragoza y se consideran "amigas de verdad". Se llevan bien, se apoyan mutuamente y, desde octubre, viven juntas en un piso dentro del proyecto 'Vivienda compartida' de dicha entidad sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es potenciar la autonomía y emancipación de las personas con discapacidad intelectual.

Con ellas también reside Ana Aparicio, de 23 años y sin discapacidad, que ejerce el papel de "mediadora", es decir, se encarga de favorecer la convivencia y realiza apoyos "pautados" en coordinación con los profesionales de la Fundación. A cambio, el alquiler de la casa -cedida a la entidad por el Ayuntamiento (Zaragoza Vivienda) en régimen de alquiler social y ubicada en Parque Goya- y los gastos le salen gratis, además de contar con una beca básica de manutención (todo ello a través de la firma de un contrato). "Quería empezar el curso haciendo algo que me importara. No me planteaba independizarme ni irme a pagar un alquiler. Vi el anuncio de la Fundación Down por el instagram de la Casa del Estudiante y fui a informarme; era participar en un proyecto solidario en el que yo sintiera que estaba aportando algo y que a mí me aportara algo también", explica esta zaragozana, con el grado de Estudios Internacionales.

Las tres conviven de domingo (por la tarde) a viernes y los fines de semana cada una se va a su respectiva residencia familiar (aunque tienen la opción de quedarse alguno). Como informa Ana Carmen Madrid, coordinadora del programa 'Llaves para la autonomía' de Down Zaragoza (que engloba el de 'Vivienda compartida', entre otros), por Parque Goya han pasado ya 13 personas (de ellas, tres mediadores) desde 2019, año en el que se puso en marcha. "Lo rico de este proyecto es que suceden cosas imprevistas. Hay muchos menos apoyos profesionales y se da una convivencia mucho más natural; donde además estas personas van aprendiendo a resolver las situaciones del día a día. Es un paso más en proyectos de autonomía y vida independiente. Esta no es una vivienda definitiva sino temporal; están un tiempo, van adquiriendo competencias en relación a la toma de decisiones, etcétera. Y luego pueden estar más tiempo, respetando siempre sus deseos. Es un proyecto vivo y los apoyos se van dando dependiendo de las circunstancias de cada persona", detalla la coordinadora, que suele acercarse por el piso un día o dos a la semana.

Los criterios de selección de las personas que pasan por esta vivienda son: ser mayor de edad, que tengan afinidad, un buen nivel de autonomía, una mínima capacidad organizativa y que sepan cocinar, entre otros. "Lo más importante es que conozcamos a la persona. Hay experiencias mixtas y otras no y siempre cuentan con el apoyo de la Fundación y de sus familias", ahonda Ana Carmen Madrid.

Para María y Natalia, es la tercera vez que viven juntas. En esta ocasión, estarán con Ana hasta el 23 de diciembre -para dejar paso a otros jóvenes con discapacidad que quieran vivir la misma experiencia-, y volverán de nuevo con ella en abril-mayo hasta final del curso escolar. Cada una tiene su habitación y comparten tareas (limpieza, cocina y compra todos los lunes) y espacios comunes (la cocina, el salón, la galería y el baño). Y las tres coinciden en que el balance de este mes y medio de convivencia es bueno.

Ana Aparicio reconoce que es una experiencia "intensa" a la vez que enriquecedora. "Es más cercana; hay más proactividad a escucharse unas a otras. He convivido en piso (estudió cuatro años fuera de Aragón: tres en Madrid y uno en Burdeos de Erasmus) en el que cada una iba por su lado y compartes el techo; al final, te encuentras si quieres. Aquí es un proyecto en el que yo hago el papel de mediadora, pero también tenemos que negociar cosas: qué vamos a comer, qué día hacemos las tareas... Ellas respetan mucho mi espacio y no he tenido que mediar en ningún conflicto entre nosotras", apunta. Al mismo tiempo, afirma que la convivencia con Ana y Natalia le ayuda a ser más paciente y no ser tan impulsiva a la hora de responder. "Trato de entender por qué cada una actúa como actúa; que en el fondo, igual lo tendríamos que hacer con otras personas. Es una experiencia para saber qué límites tengo respecto a ser independiente", añade.

"Trato de entender por qué cada una actúa como lo hace; que igual lo tendríamos que hacer con otras personas. Y es una experiencia para saber qué límites tengo respecto a ser independiente"

Por su parte, María Peña -que va a un centro de ocupación de Down Zaragoza- dice que desde el inicio le gustó el programa 'Vivienda compartida' y agradece el respaldo que tiene de su familia y de su novio. "Ha sido un paso a la libertad; para ser independiente y moderna. Este proyecto me hace sentir viva y en un futuro me gustaría vivir con mi pareja", subraya. En su caso, las competencias y la seguridad que ha adquirido tras su paso por el piso (en distintas etapas) ha permitido que sus padres la dejaran sola unos días en la casa familiar mientras iban a visitar a su hermano (que reside en otra comunidad). "Este proyecto también posibilita que se den estas situaciones", comenta Ana Carmen Madrid, contenta con su evolución.

Mientras, Natalia Suárez -que hace prácticas en una peluquería y participa en un programa de competencias prelaborales en la Fundación- asegura estar muy contenta en la casa de Parque Goya, pero al mismo tiempo le gusta vivir con su madre. "Mi familia me ve bien. De momento no me quiero independizar, aunque en un futuro sí", sostiene esta joven, quien muestra su afecto (al igual que María) por Ana, en su papel de mediadora. "A pesar de que me dice 25 veces lo mismo (comenta entre risas y con cariño), la quiero muchísimo. Nos da mucha alegría y las mañanas que está en el piso le doy un abrazo", señala.

Escuchando a las partes, se deduce que se trata de un proyecto en el que todos ganan. De lo que se trata es de una experiencia de "colaboración mutua".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión