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La última moda funeraria: urnas acuáticas, joyería de incineración o lápidas con QR

El sector se renueva y adapta a los nuevos ritmos de vida de manera casi constante. Los expertos aseguran que “Hoy morirse no tiene nada que ver con hace 30 años”.

Carlos Garcés, gerente de Pompas Fúnebres Teruel, muestra algunos ejemplos de joyería funeraria.
Carlos Garcés, gerente de Pompas Fúnebres Teruel, muestra algunos ejemplos de joyería funeraria.
C.I.

Aunque la muerte es lo único seguro en esta vida, la realidad es que es un tema que continúa siendo un tabú en nuestros días. Y si bien la muerte es la muerte, lo que la rodea se viste de una realidad cambiante que avanza y evoluciona constantemente. El sector funerario, año tras año, se adapta a nuevas situaciones y ritmos de vida.

Carlos Garcés (50) gerente de Pompas Fúnebres Teruel y la Funeraria La Paz de la capital aragonesa, lleva 25 años dedicándose a este negocio que está, asegura, más vivo que nunca. Aunque el concepto es el mismo, y lo prioritario sigue siendo dar un último adiós a ese ser querido, poco o nada tiene que ver con lo que vivían hace décadas. “Se han simplificado mucho los servicios. Hoy morirse no tiene nada que ver con hace 30 años”, afirma.

Menos cantidad de flores, cajas más sencillas y un gran incremento de la opción de las incineraciones serían las líneas más comunes. Como norma general, la gente ha dejado más de lado “el qué dirán” y se decanta por opciones más económicas, sobre todo en cuestión de ataúdes, cuyo precio suele rondar los 1.000 euros, mientras que el entierro completo puede ascender a los 3.500. “Antaño los hacían los propios carpinteros del pueblo, como un servicio más. Hoy esa figura ha desaparecido y acudimos a fábricas de León, Ciudad Real o Valencia, por ejemplo”, añade.

Urnas de sal y de tierra, biodegradables.
Urnas de sal (blanca) y de tierra (verde), biodegradables.
C.I.

La pandemia también jugó un papel fundamental al prohibir los velatorios y las misas. “Hay cambios que han venido para quedarse”, admite. Por otro lado, el auge del número de incineraciones frente al tradicional nicho en el cementerio ha provocado que cada vez más la gente se lleve las cenizas a casa. Eso sí, desde febrero de 2022 las arcas han de ser ecológicas. “No pueden estar barnizadas ni tener herrajes por la huella de carbono”, asevera.

Ante este panorama, el sector responde, y lo hace con opciones de lo más diversas, entre las que destacan las urnas biodegradables -frente a las tradicionales de cerámica, madera o metal- que surgieron hace seis o siete años en el mercado. “Tenemos de sal -de color blanca- para echar al mar o al río; o de tierra -verde y marrón-, ideales para enterrar en un jardín o al aire libre”, explica. Cada una de ellas cuesta 120 euros.

Susana Abós, de Funeraria La Hispanidad, con un nuevo modelo de lápida.
Susana Abós, de Funeraria La Hispanidad, en un nuevo modelo de lápida.
C.I.

También hay urnas en miniatura, por 30 euros la unidad, que se comerciallizan desde hace cuatro años. “Estas suelen comprarse cuando son varios familiares los que quieren llevarse las cenizas del fallecido, y se reparten”, explica.

Una de las opciones más llamativas es la joyería de incineración (hoy en día existen pulseras, collares e incluso anillos). En su caso venden colgantes que se abren con una llave allen y en los que puede introducirse una pequeña cantidad de los restos. “Hay mariposas, estrellas, corazones, o la Virgen del Pilar, que es de las que más gusta”, explica Garcés. Su precio: 120 euros.

En Servicios Funerarios La Hispanidad cuentan además con llaveros personalizables y unas esculturas realizadas en plata fundida con las propias cenizas, otra de las novedades. “La gente se anima cada vez más con estas cosas, sobre todo a la hora de esparcir las cenizas en el mar, por ejemplo”, admite Rosana Abós (43), su gerente. “Hoy en día existen incluso empresas que te organizan el viaje, el alquiler del barco, los permisos -que son muy importantes para quien se decante por este tipo de urnas- y todo lo necesario”, afirma.

Un recuerdo para siempre

Abós también cuenta con la empresa Mármoles Artísticos de Aragón, que cubre este otro servicio funerario. La zaragozana explica que, en los últimos año, han evolucionado mucho los diseños de las lápidas, consideradas como “un recuerdo más que perdure de nuestros seres queridos, por eso es algo más que un mármol grabado”, reivindica. Hoy en día, a los tradicionales diseños más sobrios, se suman dibujos de todo tipo, colores e, incluso, códigos QR que dirigen a una página web o blog con información del difunto.

Flores preservadas.
Flores preservadas.
C.I.

En el tema de las flores también han surgido alternativas frente a las típicas coronas o los ramos de flor recién cortada. Así lo explica Elsa Tomás, propietaria de la floristería zaragozana Nena Revuelo. “Cada vez se piden más jardineras y ramos de flores preservados o con flores liofilizadas, que permanecen como si estuvieran frescas para siempre”, explica. En cuanto a los materiales, hoy son habituales el eucalipto, el roble o el brezo, frente al tradicional clavel o la rosa, que siguen estando a la orden del día. ¿El objetivo? La permanencia, pues aunque el sector se actualice, seguimos negando que el paso del tiempo forma parte de la vida.

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