Rastrillo de Ozanam: "Tengo un presupuesto, pero no importa gastar más cuando es por una buena causa"

El mercado solidario por excelencia de Zaragoza recupera la normalidad y vive una apertura de puertas propia del inicio de las rebajas de antaño.

Tras un año de parón y una versión reducida en 2021, el Rastrillo de Ozanam ha recuperado una jornada inaugural propia de las rebajas de antaño
Tras un año de parón y una versión reducida en 2021, el Rastrillo de Ozanam ha recuperado una jornada inaugural propia de las rebajas de antaño
Francisco Jiménez

No había pasado ni media hora de la apertura de puertas del Rastrillo Aragón de la Fundación Federico Ozanam de Zaragoza en el Auditorio y las primeras ventas estaban ya hechas. Entre las más madrugadoras están las de la pequeña sala de arte que recibe al visitante. La serigrafía de Eva Armisén sobre los baturros ya lucía el círculo rojo de que tenía un propietario, al igual que una acuarela de Pepé Cerdá y la litografía de José Beulas titulada 'Monegros'. Entre las joyas de esta exposición que se ha convertido en parada obligatoria para los aficionados figuran una edición más las obras de la monja pintora Isabel Guerra: un bodegón al óleo por 8.000 euros y dos cuadros pintados al pastel por 4.500 cada uno. "Hay gente que viene la primera media hora y reserva, otra se lo piensa un poco más. Además, contamos con cuadrados de todos los precios y el año pasado se vendió uno por 12.000 euros", explica una de las responsables del estand, Isabel Clemente.

Mucho más económicas son las adquisiciones Andrés Aguayo, un coleccionista de vinilos, cedés y casetes que, prácticamente a la carrera, acudió al puesto de música, otro de los más concurridos. Y es que para cazar algún chollo hay que hacer fila. Al cuarto de hora ya llevaba en la mano casetes de una antología del grupo musical de rap neoyorquino Beastie Boys y otro álbum de la banda de garage rock sueca The Hives. "Todo los años que puedo vengo, estoy acostumbrado a ir a mercados y rastrillos a por música y en la entrada hemos coincidido varios que nos conocemos", señalaba. 

A cuatro casetes por un euro, Enrique López rebuscaba para completar un lote en el que ya tenía a Metallica y Paco Ibáñez en el Olimpia. Conoce bien los intríngulis de esta iniciativa. "Hasta este año colaboraba vendiendo en el puesto del Bazar, que ha desaparecido porque se ha unificado con el de música, pero no podía faltar a esta cita ahora como comprador de primera hora", aseguraba.

Las muñecas antiguas estaban en el punto de mira de Ana Martínez, que por 25 euros ya había reservado en la sección de juguetes una casita de muñecas de hace unas décadas. "Tengo un presupuesto de 100 euros, pero si encuentro alguna especial que llevo buscando desde hace tiempo y está a buen precio no me importa gastar algo más, sobre todo porque también es por una buenca causa", explicaba.

Las voluntarias del delantal rojo, aunque cada vez hay más hombres que lo lucen, han echado el resto para esta 35 edición muy especial tras la pandemia. Un buen ejemplo es la "baturrería", apelativo cariñoso que utilizan en el expositor de la ropa blanca. Durante todo el año un grupo de unas 15 mujeres acuden dos días a la semana a un taller en el que cosen buena parte de las prendas que estos días ofrecen. "Después de dos años de parón, porque el pasado el rastrillo fue muy limitado, hemos confeccionado un 30 o 40% más que esperamos vender, porque hay ganas", reconocía Isabel Fernández, que lleva 27 años colaborando con su buen hacer con la aguja.

Esta 35ª edición del Rastrillo Aragón espera igualar la cita de 2019. En la inauguración, el presidente de la Fundación Ozanam, Fernando Galdámez, se ha referido alpremio Nóbel de Economía que en 2019 recayó en la francesa Esther Duflo por sus propuestas sobre la pobreza y desigualdad. Ha recordado que defiende la necesidad de "repensar el problema de la pobreza" en el mundo para buscar la manera de alcanzar el objetivo de que estas personas puedan romper el círculo vicioso en el que se encuentran y "que se convierta en virtuoso". Algo que, ha dicho, se consigue a través de "pequeñas actuaciones inmediatas" como este rastrillo cuyos beneficios se destinarán a rehabilitar un edificio de la entidad en el barrio de La Almozara, entorno en que ya están trabajando.

Junto Galdámez han estado presentes la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, Mariví Broto; el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, y el arzobispo de Zaragoza, Carlos Manuel Escribano. El Rastrillo estará abierto hasta el próximo domingo 6 de noviembre en horario, de manera interrumpida, de 11.00 a 21.00 horas todos los días.

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