"Antes del infarto, yo pensaba que era el ser más sano del mundo"

José Carlos Turón Mimbiela, nacido en Zaragoza en 1964, preside la Asociación de Pacientes de Rehabilitación Cardiaca de Aragón (Relate).

Así de feliz está José Carlos Turón.
Así de feliz está José Carlos Turón.
Oliver Duch

Quizá le hemos otorgado demasiado contenido metafórico a la palabra corazón…

Sin ninguna duda. El corazón es la vida. Y lo digo sin ningún contenido metafórico. En el momento en que el corazón deja de funcionar, al cerebro le queda muy poquito. Así de claro.

Usted estuvo allí, al filo…

Y tan al filo… Me dio un infarto en Benasque mientras estaba escalando un pico de tres mil metros. Sinceramente, se me apareció la Virgen. No identifiqué que era un infarto, pensaba que era un corte de digestión. El caso es que me bajé andando hasta Benasque desde La Forqueta. Después, me eché a dormir y se me pasaron los dolores.

¿Pero le dio un infarto o no…?

Sí, me había dado un infarto. Era agosto. Por insistencia de un amigo, fui cuatro días más tarde al médico de cabecera. Una médico mir de primer año muy lista vio que era un infarto de libro con mi descripción y me derivó a Urgencias.

¿Y allí?

Me atendieron sensacional en el Royo Villanova.

Cuando todo el mundo se queja de la sanidad española…

Repito, sensacional. Siete personas conmigo. A la uci directo. Me pusieron dos muelles, me diluyeron el trombo. Después, a Rehabilitación Cardiaca del Hospital Provincial. Allí, un equipo multidisciplinar fantástico me atendió. Desde cardiólogos a enfermeras, fisios, nutricionistas, psicólogos, médicos…

¿Qué le dijeron?

Que me había salvado de milagro. También, me aconsejaron que les hiciera caso o mi vida sería más corta de lo deseable. Sinceramente, nací cuando me dio el infarto, en 2014.

Tiene apenas ocho añitos…

Así es. No valoramos el privilegio de estar vivos.

Ciertamente cierto.

El día de antes de sufrir el infarto pensaba que era el ser más sano del mundo. Y no… El infarto es la primera causa de mortalidad por encima del cáncer.

Me cuesta muchísimo articular la palabra cáncer…

Muy buena apreciación. Al cáncer, todo el mundo le tiene miedo. Al corazón lo tenemos relegado. Y, afortunadamente, un cáncer cogido a tiempo hoy en día tiene un elevado porcentaje de curación. El infarto no avisa, es mucho más impredecible. No quiero asustar al personal, pero es la pandemia del siglo XXI.

Lo dice el presidente de Relate, Asociación de Pacientes de Rehabilitación Cardiaca de Aragón.

Efectivamente. Somos un grupo de 300 personas unidas en el objetivo de crear la mejor calidad de vida posible para los pacientes cardíacos, sus familias y las generaciones futuras. Trabajamos en tres áreas: nutrición, ejercicio físico y bienestar emocional.

También desarrollan una intensa labor de sensibilización.

Sí. Con todo el mundo. También, con los más pequeños. Los chavales alucinan al ver al abuelo infartado con niños explicándoles el problema. Igualmente, hacemos cursos de paciente experto: pacientes rehabilitados aconsejan y acompañan a pacientes.

Siempre con el objetivo de reducir la probabilidad del infarto.

Por supuesto. Siempre hay casos que no se pueden controlar por la predisposición genética o alguna malformación. Pero el tabaco, el alcohol, la hipertensión, la diabetes y el estrés son letales.

¿Destacaría alguno de esos factores?

Insisto en que todos son letales, aunque algún hábito lo tengamos como usual.

¿Por ejemplo?

El alcohol. Es un hábito absolutamente nocivo, pero social. Y lo tenemos como usual. Si uno quiere fumar, se tiene que salir fuera del lugar que sea; si uno bebe, no…

¿Y el estrés?

Factor de riesgo letal. No debe caer en saco roto. El ritmo de vida que llevamos es brutal. Perdemos la salud para ganar dinero, dinero que tendremos que gastar en recuperar la salud...

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