Adiós al radar más ‘multón’ de Aragón con más de 23 millones de euros recaudados

La apertura de uno de los nuevos enlaces de la A-22 entre Huesca y Siétamo ha dejado inoperativo este aparato que ha puesto 232.000 sanciones en 17 años, todo un récord en la Comunidad.

El radar de la N-240, cerca de Huesca, ha quedado inoperativo al abrir el nuevo enlace de la A-22.
El radar de la N-240, cerca de Huesca, ha quedado inoperativo al abrir el nuevo enlace de la A-22.
Verónica Lacasa

Durante 17 años, los conductores que circulaban por la N-240 en dirección a Huesca y pasaban por el Estrecho Quinto, cerca del cruce hacia Loporzano, han tenido que levantar el pie del acelerador si no querían arriesgarse a ser sancionados por el radar fijo que se colocó en 2006 para eliminar un punto negro que hasta entonces se había cobrado muchas vidas. Aún así, este cinemómetro ubicado en el kilómetro 202 ha sido el más ‘multón’ de Aragón sumando 232.000 sanciones por exceso de velocidad, lo que se traduce en, al menos, 23 millones de euros recaudados (teniendo en cuenta que la sanción mínima es de 100 euros).

Sin embargo, la DGT ha dejado de sacar provecho económico de este radar ya que con la apertura de los nuevos enlaces de las obras del tramo Huesca-Siétamo, el último que falta por acabar de toda la autovía A-22 hasta Lérida, ha quedado inoperativo. Los vehículos se desvían ahora por un nuevo vial que da acceso a una rotonda que permite girar hacia Loporzano y el aparato ha quedado sin uso justo en un tramo de la N-240 que ahora está cortado al tráfico. Ya estaba previsto que con la apertura de la autovía quedara sin servicio, pero se ha adelantado la fecha.

Según datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico, este temido radar puso 18.863 multas en 2008; 12.436 en 2009; 11.962 en 2010; 11.648 en 2011; 7.374 en 2012; 6.256 en 2013; 7.079 en 2014; 24.242 en 2015; 33.737 en 2016; 35.813 en 2017 (récord); 31.416 en 2018; 4.656 en 2019; 14.402 en 2020; 4.922 en 2021; y 7.168 en los nueve primeros meses de 2022.

La evolución releva una caída de las multas a partir de 2019 coincidiendo con las obras de construcción de la autovía, que obligaron a los vehículos a circular con menor velocidad. Además, la DGT atendió la queja de algunos conductores porque la señal del límite de 70 kilómetros por hora estaba antes a solo 150 metros, una distancia escasa para poder frenar a tiempo (el tramo anterior estaba restringido a 90 km/h) si no se conocía su ubicación con antelación. A raíz de estas peticiones, se adelantó dejándola a 375 metros.

Durante varios años consecutivos, este radar siempre apareció entre los más ‘multones’ del país (sin contar con Cataluña y País Vasco, que tienen las competencias transferidas). La última vez fue en 2020, cuando ocupó el puesto 29º con 14.402 sanciones.

Cerró 2018 en el puesto 10º (31.416) y aquel año hubo otros dos cinemómetros de Aragón en este ranquin: el kilómetro 88 de la A-23 en Teruel (12.034), en el 43º; y el kilómetro 269 de la N-232 en Zaragoza (10.092), en el 53º. Entre los tres sumaron un tercio de las 157.637 multas que sumaron todos los radares fijos de la Comunidad. A ellas se sumaron 45.093 tramitadas por radares móviles de la Guardia Civil y de la DGT.

Y en 2017, el cinemómetro de la N-240 fue el con más sanciones (35.800) y hubo otros dos aparatos en Aragón en el ranquin: el kilómetro 88 de la A-23 en Teruel (18.917) en el 22º; y el kilómetro 422 de la N-II en Huesca (12.552) en el 41º. Sumaron más de 66.000 multas, el 36% del total (183.632). Fue un año récord ya que en toda la Comunidad hubo 257.561 multas por exceso de velocidad contando los cinemómetro móviles.

De lo que no hay duda es del efecto que ha tenido también la reducción drástica de la siniestralidad. Y es que se pasó de los 26 siniestros con 3 personas fallecidas y 49 heridas entre los años 2000 y 2004 a una cifras de accidentes muy bajas pese a ser uno de los tramos con más tráfico de la provincia alcanzando puntas de hasta 15.000 vehículos diarios.

"Una rotonda habría sido igual de efectiva"

Junto al radar se encontraba el desvío a Loporzano. Su alcalde, Jorge Luis Bail, valora el aumento de la seguridad que propició la medida "porque era un acceso muy conflictivo". No obstante, a su juicio, hubiera sido "igual de efectiva" y menos onerosa para el bolsillo de los conductores la construcción de una rotonda "que ya es un impedimento físico para no ir rápido". De hecho, considera que ahora no sería necesario recolocarlo porque la propia glorieta que se ha puesto en servicio no deja circular a gran velocidad. En su caso, asegura que el radar nunca le ha 'cazado' en estos 18 años "porque sancionaba sobre todo a la gente que no lo conocía".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión