entrevista 

José Manuel Arredondo: "El drama de este verano ha sido la muerte en soledad de ancianos en Zaragoza por el calor"

El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón denuncia que se han hallado cadáveres de personas mayores que habían muerto hace días y pide más sensibilidad por parte de la sociedad y de las instituciones.  

El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), José María Arrendondo, en la sede de su institución situada en el barrio de San Gregorio, donde se realizan las autopsias.
El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), José María Arredondo, en la sede de su institución situada en el barrio de San Gregorio, donde se realizan las autopsias.
Laura Uranga

El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), José Manuel Arredondo, empezó en su cargo dos meses antes de que se declarara la pandemia en España, en marzo de 2020, y tuvo que afrontar la crisis que provocó la gran mortandad en Zaragoza (solo en abril de ese año hubo 1.146 fallecidos), en colaboración con la Hermandad de la Sangre de Cristo, con quienes firmaron un protocolo para concretar la respuesta.

Este caluroso verano ha dejado elevadas cifras de mortalidad en el Registro Civil, al registrarse 2.190 fallecimientos en los tres meses de verano (810 fallecidos en el mes de julio, junto a 685 en junio y 695 en agosto) mientras que en el año del covid fueron 2.050. Arredondo lamenta que la soledad de la vejez y las olas de calor hayan sido las causas de la gran mortalidad registrada este verano de 2022.  

¿A qué cree que se debe el gran incremento de mortandad que se produjo este verano?

La ola de calor ha afectado a la gente mayor que vive sola porque se desorientan, no beben lo suficiente y, al final, mueren. Hemos encontrado en estos meses a estas personas casi sin ropa y con las ventanas abiertas, con el ventilador puesto. La mayoría estaban muertos tumbados en la cama o en el sofá. Además, como en verano disminuye el control familiar o social, algunos abuelos llevaban varios días muertos y estos son los que nos han llegado a los forenses. Pero los que han fallecido por efecto del calor y se les hizo un certificado de defunción normal no han pasado por nuestro instituto (el Instituto de Medicina Legal de Aragón, situada en el barrio de San Gregorio).

La ola de calor empezó la segunda semana de junio, con seis días de más de 40 grados, y las cifras de julio de fallecidos son tremendas.

A medida que se prologa el tiempo que un abuelo está pasando calor y no está recibiendo la atención adecuada, la probabilidad de mortandad está creciendo. La gente mayor no tiene la sensación de sed que tenemos las personas de menor edad, y ese es uno de los problemas que tienen. Al no beber se deshidratan, y además están desorientados, así fallecen por calor. Si tienen algún tratamiento no suelen tomarlo y el conjunto les lleva al fallecimiento.

"Es un gran drama que los abuelitos mueran así: solos y por deshidratación"

Hemos sabido que en julio pasado hubo 810 muertos, y al compararlo con el verano de la pandemia en 2020 resulta que hubo más víctimas en los meses de verano de 2022... ¿A qué puede deberse esa diferencia?

Hemos vivido un verano durísimo en cuanto a los fallecimientos. Pero no se puede comparar con la pandemia, era una circunstancia completamente diferente porque entonces no se pudo controlar la infección del virus y por eso falleció tanta gente, porque no había vacuna. En estos meses veraniegos ha sido por el alto nivel del calor y porque los ancianos que estaban solos en su casa.

Y sin aire acondicionado… ¿no?

Claro, sin aire acondicionado y sin nadie que los cuide. Ese ha sido el gran drama este año,  la muerte en soledad, y además se ha incrementado de manera significativa porque el verano ha sido muy duro y la gente no ha soportado estas temperaturas tan rigurosas que hemos tenido.

¿Ha habido muchos casos de muertes de varios días sin descubrirlos?

No han sido muchos días, porque lo habitual eran dos o tres días desde su fallecimiento. Los cadáveres huelen mal y, al final, llaman la atención por eso, no por otra cosa.

¿Cómo les ha afectado en el IMLA?

Ha sido un incremento de trabajo con las autopsias en comparación con otros años y de lo que se esperaban. No nos ha hecho falta un procedimiento especial, aunque se hayan acumulado los fallecidos en el instituto. Pero al ser cadáveres más deteriorados, la identificación es más complicada y les tomamos las muestras para llevárselas a la Policía Nacional, que hacen las identificaciones con las huellas de los dedos.

Para su profesionalidad como forense, ¿qué lectura dejan estos fallecidos?

Es un gran drama que los abuelitos mueran así: solos y por deshidratación. Si dijeras que tenían alguna patología, quizás no era tratable, pero fallecer por el efecto del calor es más triste.

¿Cómo puede resolverse en esta sociedad?

En esta sociedad se le dedica algo de tiempo a los abuelos, pero no mucho porque cada vez es más exigente y más rápida, y ellos se quedan solos. En la soledad, ellos son muy vulnerables.

¿El cúmulo de autopsias afectó a las vacaciones en el instituto?

No, porque esas autopsias no son complicadas sino que es más el drama al ir a su casa y verlos muertos en la cama, sin ropa, con el ventilador encendido y la ventana abierta. Te dices, pobre hombre. Hemos sufrido en ver esas estampas. Con algo de ayuda, no habría pasado.

¿Hay que reclamar más medios a la Administración con esta ola de calor, como cuando lo hicieron con la Hermandad de la Sangre de Cristo con la pandemia?

La Administración tiene que ponerse las pilas por las muertes en soledad. Allí hay que incidir, sobre todo si se sabe que alguien vive solo en una casa, deberían ponerlo en contacto con los servicios sociales porque con esas temperaturas vividas, igual no podía resistirlo, como ha pasado.

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