Heraldo del Campo

Dos décadas de investigación

El CITA celebra su 20 aniversario, aunque su historia arranca casi siglo y medio antes. En los últimos años el Centro ha atravesado un proceso de profunda transformación tanto en la orientación de sus investigaciones como en sus procesos de funcionamiento, que se han recogido en un Plan Estratégico ya en vigor.

Instalaciones del Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón en el Campus de Aula Dei de Montañana (Zaragoza).
Instalaciones del Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón en el Campus de Aula Dei de Montañana (Zaragoza).
CITA

Con la misión de "generar información científica y técnica de calidad y relevante para el sector privado, las administraciones públicas y la sociedad, en los ámbitos de la agroalimentación y medioambiente", cada día alrededor de 250 personas trabajan en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), que este año celebra su 20 aniversario. Y es que, como dice en su actual Plan Estratégico para el período 2021-2026: "La investigación debe servir para aumentar la sostenibilidad, resiliencia y competitividad de los sistemas agroalimentarios y forestales en escenarios de cambio global".

Dicho Plan Estratégico es el documento que marca las líneas maestras del Centro para el período 2021-2026, fue una de las primeras iniciativas que tuvo que llevar a cabo la actual directora gerente del centro, Lucía Soriano, tras su incorporación al cargo. "Era una buena oportunidad para entender hacia dónde dirigir el CITA. Implicamos a todo el personal a través de un proceso de participación que nos diera la visión no solo sobre lo que debemos investigar sino cómo hacerlo de manera eficiente y en la misma dirección. A partir de la aprobación del Plan Estratégico ya había menos que pensar y mucho qué hacer", afirma Soriano.

Este plan, cuya primera revisión se llevará a cabo en 2023, tiene entre otros objetivos, "alinear la investigación e innovación del CITA con las políticas públicas de I+D+i, las áreas temáticas y líneas estratégicas de las entidades financiadoras europeas y nacionales y del Gobierno de Aragón", "reforzar la colaboración con el sector agroalimentario y ambiental para dar respuesta a los desafíos económicos ambientales y sociales de agentes públicos y privados y de la sociedad".

Internacionalizar la actividad investigadora y las infraestructuras para posicionar al CITA en organismos y programas internacionales en áreas científico-tecnológicas de interés, actualizar las formas de trabajo, la comunicación interna y la gestión de los recursos económicos y humanos para incrementar su eficiencia, agilidad y el bienestar de sus empleados, y aumentar la colaboración entre centros de investigación, en particular dinamizar la actividad del IA2 y fortalecer la colaboración con la Universidad de Zaragoza y las entidades ubicadas en el Campus son también metas en las que el CITA ha puesto sus miras en los próximos cinco años.

Ubicado en el Campus de Aula Dei en Montañana, el germen de lo que sería el actual Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón se remonta hasta casi 150 años atrás, cuando en los principios de la década de los 80 del siglo XIX nació en Zaragoza la Granja Agrícola de Zaragoza, un espacio de investigación del que se derivó la creación de la empresa azucarera y de la primera entidad bancaria aragonesa.

No obstante, el origen del CITA como tal hay que buscarlo en el año 1964 con la creación del Centro de Investigación y Desarrollo Agrario del Ebro (Cidade). En 1970, tras la reestructuración del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INIA) se transformó en el Centro Regional de Investigación y Desarrollo Agrario (CRIDA 03) con competencias sobre Aragón, Navarra, País Vasco y La Rioja. Otro de los momentos clave fue la transferencia, en el año 1984, de las competencias a la entonces primeriza Comunidad Autónoma de Aragón, que supuso la creación del Servicio de Investigación Agroalimentaria (SIA).

Por fin, en 2002, con la elaboración de una ley al efecto, nació el actual Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria: el CITA, un centro de investigación que trabaja para "ser referencia en investigación, desarrollo tecnológico e innovación en los ámbitos agroalimentarioy medioambiental en Aragón, España y Europa".

En el ámbito científico en estos 20 años dedicados a la investigación agroalimentaria, el CITA ha publicado un total de 1.912 documentos (fundamentalmente artículos de investigación) que según la base de datos Scopus han sido citados en 40.576 ocasiones. Además, el CITA está incluido en el puesto 76 a nivel estatal en el SCImago Institutions Rankings (SIR) que clasifica las instituciones académicas y de investigación.

En este periodo el CITA ha desarrollado 25 proyectos de investigación europeos, 217 proyectos nacionales y regionales. El personal científico ha dirigido en el periodo 2002-2021 un total de 84 Tesis Doctorales.

La Granja Escuela de Agricultura, creada en 1881, fue el germen del actual CITA.
La Granja Escuela de Agricultura, creada en 1881, fue el germen del actual CITA.
CITA

Si hay una actividad por la que también destaca el CITA esa es la transferencia. Los proyectos de investigación sobre mejora genética en diferentes especies vegetales han permitido la obtención de nuevas variedades (diez de almendro, tres de melocotonero, seis hortícolas y siete patrones para frutales) introducidas en el mercado.

Sirvan de ejemplo la variedad de almendro Guara, que supone más del 50% de las nuevas plantaciones de esta especie en España; la variedad de borraja Movera, usada de forma mayoritaria para este cultivo específico del Valle del Ebro o el patrón hibrido GF-677, el primer híbrido comercializado y el más usado para almendro y melocotonero. Además, el centro es el solicitante de once patentes en los últimos quince años.

Su colaboración es intensa con el sector, a través de contratos y convenios con todo tipo de empresas e instituciones públicas para la realización de actividades de apoyo tecnológico, estudios, ensayos, informes, dictámenes técnicos, consultoría, asesoría científico-técnica, formación especializada, etc. Entre 2008 y 2022 ha sumado un total de 408 contratos y convenios suscritos.

Gran parte de la transferencia de conocimientos al sector se ha vehiculado mediante diversos programas del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón. Entre 2007 y 2015 el CITA ha obtenido 66 ayudas para la realización de actividades de información y formación a través de proyectos demostrativos. Entre 2017 y 2022, ha participado en 59 proyectos de apoyo a acciones de cooperación de agentes del sector agrario subvencionados por el Programa de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón. Y ha formado parte de cuatro Grupos de Cooperación supraautonómicos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Es, precisamente, la transferencia de conocimiento uno de los aspectos "más complejo, porque te tienes que enfrentar a situaciones muy diversas", asevera la directora gerente del CITA, que destaca que apenas se conoce, que los fondos de investigación ya te exigen ir de la mano del sector productivo.

“Hay un diálogo bidireccional que es necesario. Hay una parte de la investigación que lideramos y en la que arrastramos al sector ya que a veces al sector le cuesta hacer cambios que a veces no van a surgir desde el sector productor. Pero otra parte funciona a la inversa. Hay casos en los que el sector nos indica un problema y trabajamos sobre ello. Las dos son necesarias. Sí que tenemos que estar al servicio del sector, pero no solamente al servicio del sector", afirma Lucía Soriano, quien reconoce que el sector productor entiende dónde se está, pero "otra cosa es que acepte la realidad". En su opinión, está en una fase de aceptación de una realidad que supone unos cambios muy drásticos en la forma de hacer las cosas. "El sector no es culpable. Necesita apoyo y ayuda, pero tiene que darse cuenta de que tiene que cambiar y se les va ayudar desde lo público. A todos nos interesa que el sector sea lo más fuerte posible", señala Soriano.

En el centro de investigación aragonés trabajan alrededor de 250 personas.
En el centro de investigación aragonés trabajan alrededor de 250 personas.
CITA

La diseminación de conocimiento aplicado a los sectores productivos y a la sociedad es una característica diferenciadora del CITA. El personal del centro ha participado en este periodo en 1.423 actividades de diseminación, tales como charlas, cursos, seminarios, conferencias y jornadas técnicas en todo Aragón.

Toda esta trayectoria de dos décadas ha llevado al CITA a acercarse cada vez más "al lugar en el que se merece estar", expica Soriano. "Defender lo que se hace aquí ya es una manera de ponerlo en su lugar", detalla la directora, que insiste en que el CITA es un centro "puntero, muy potente y muy bien valorado", al que miran desde diversos ámbitos de investigación nacional. "Estamos entre los tres o cuatro mejores centros de investigación en agroalimentación", concluye.

"Un centro estratégico como el CITA debe tener carrera científica"

Lucía Soriano es, desde 2019, la directora gerente del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria. Es la primera mujer al frente de este organismo, algo que le resulta "curioso" dado que es un centro muy feminizado y con muchas mujeres en puestos de responsabilidad. "Que yo esté aquí refleja esa realidad y marca un cambio. Pero si no se hace un esfuerzo consciente para buscar mujeres para puestos de responsabilidad, no afloran", señala.

Ya desde su incorporación tuvo que afrontar retos complicados. El primero de ellos, conocer en profundidad un organismo tan complejo. Allí trabajan 250 personas y maneja un presupuesto de 14 millones de euros. Y, en medio de ese esfuerzo, estalló la pandemia en un centro de investigación experimental con fincas, animales, con desarrollos que no se pueden parar. "Creo que fue un reto muy grande que pudimos salvar porque supimos entender las claves de la organización. Fue un éxito de todos porque fuimos muy rápidos a entender lo que se nos venía encima. Es algo que no puedo evitar nombrar porque me ha dejado muy marcada", señala.

La crisis sanitaria y posteriormente la guerra de Ucrania han sido dos hechos trágicos a los que la máxima responsable del CITA ha tratado de sacar algo positivo. "Nos han ayudado porque ponen en el tablero unos debates que hacen que una actividad como la nuestra nos ponga más en el centro. La pandemia ha puesto la ciencia encima de la mesa. La ciencia nos ayuda a salir de los problemas y a anticiparlos. El ciudadano medio lo entiende como una inversión. También ha sacado a la luz el paradigma de ‘one health’, de las relaciones entre la salud humana y la salud ambiental, que la salud ambiental garantiza la salud humana. Esto nos ayuda a hacer mejor nuestro trabajo", explica.

Por otro lado, "la guerra ha puesto encima de la mesa la fragilidad del sistema alimentario mundial. Esto lo habla la gente y nos ayuda a sensibilizar. Se empieza a entender que hemos montado un sistema agroalimentario que puede ser caótico. Que se generen este tipo de debates es bueno para el CITA. Tenemos la necesidad de un sistema mucho más resiliente. Esto nos posiciona mucho mejor estratégicamente porque tratamos asuntos que son clave. Tenemos un sistema que está colapsando: incendios, temperaturas extremas…" incide Lucía Soriano, que "sin querer ser catastrofista" reconoce que estan viendo cosas "que hay que hilar, analizar y tomar medidas”.

Lucía Soriano, primera mujer que dirige el CITA, en las instalaciones del centro de investigación.
Lucía Soriano, primera mujer que dirige el CITA, en las instalaciones del centro de investigación.
CITA

Pese al ingente trabajo de transformación y modernización del CITA, Lucía Soriano tiene "una espinita clavada". Es la parte de la carrera científica "Si queremos que no se vayan los mejores, o se establece una carrera científica o no hay nada que hacer. Los investigadores siguen sufriendo más de lo necesario. Creo que deberían tener condiciones mucho mejores porque todavía hay fuga de talentos. Esto supone, además, una fuga de dinero. Esto supone una situación de desventaja que complica mucho la retención de talento. Es un problema terrible que estoy intentando solucionar. Es una pena que un centro tan potente y con esa importancia estratégica esté en esta situación, que es un mero problema presupuestario", lamenta.

En un pequeño ejercicio de predicción de futuro, si volviera al CITA dentro de otros 20 años a la actual directora gerente le gustaría ver que ha habido un progreso en las infraestructuras. Por eso, reivindica "una financiación estable" para infraestructuras. "No podemos tener cero euros cuando necesitaría entre siete y diez millones de euros para adecentar el centro".

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