Paco Boya, secretario general de Reto Demográfico: "Tenemos que incentivar la vivienda de alquiler de los pueblos"

El secretario general de Reto Demográfico enfría las expectativas de aplicar ayudas a las empresas de zonas despobladas y defiende una inversión de 213 millones en Aragón.

Paco Boya, en el Ministerio.
Paco Boya, en el Ministerio.
Enrique Cidoncha

Natalidad, prestación de servicios, transporte... ¿cómo se aborda un reto como el demográfico?

El Gobierno ha puesto este tema en el centro de la agenda política. España tenía desequilibrios muy profundos, que se vienen produciendo desde hace un siglo. Hay que abordar el problema demográfico, que es síntoma de una disfunción territorial. Hay que dar servicios y calidad de vida en los territorios y ofrecer oportunidades, ese binomio es fundamental.

¿Cuál es la radiografía actual?

El 80% de las personas viven en el 20% del territorio, es decir, en grandes ciudades. Es en el resto donde debemos trabajar, pero nos interesa que las pirámides de población no solo crezcan, sino que estén bien equilibradas. Porque tenemos muchos mayores, muchos hombres y pocos jóvenes y mujeres. Hay que intentar revertirlo.

Tímidamente, parece que el mundo rural empieza a atraer a nuevos vecinos. ¿A qué lo achaca?

Por un lado, la gente que vive en las ciudades empieza a ver el medio rural como un espacio de calidad de vida. Y también por el esfuerzo que se está haciendo por que ese medio rural esté bien conectado, tenga buenas infraestructuras, servicios…

En cambio, el mundo rural sigue sufriendo importantes carencias y reclama más inversión.

En 2021 impulsamos el plan de 130 medidas para aprovechar los fondos europeos y trasladarlos al medio rural. Por ejemplo, con el Plan Único, al que se han destinado más de 300 millones de euros, Aragón ha logrado internet de 100 megas en el 60% del territorio. Probablemente, el año que viene todo el país tenga ya banda ancha.

No parece convencer a la denominada España vaciada y sus plataformas ciudadanas y políticas.

Es un debate político cercano a unas elecciones, pero la política del gobierno es perfectamente explicable. Hay toda una serie de proyectos que ya han cristalizado con resultados. Desde que iniciamos el plan, en Aragón hemos invertido 213 millones. ¿Se puede hacer más? Seguro, pero es un trabajo a largo plazo. En cambio, cuando el debate se ciñe únicamente a mi estación o mi autopista, entramos en un terreno difícil.

Una de sus principales reivindicaciones son las prometidas ayudas al funcionamiento de las empresas en zonas despobladas. ¿Por qué no se aplican?

Estamos en una situación muy compleja. Venimos de una pandemia, tenemos una crisis abierta con la energía y con la guerra. El Gobierno tiene voluntad de aplicar estas ayudas, pero necesitamos un poco de calma y perspectiva para ver de qué manera. Esperamos que haya una coyuntura que nos permita abordarlo.

¿Dice que mientras haya guerra en Europa no se aplicarán?

No digo eso, pero tenemos que tener paciencia. Cuando se den las condiciones se activará.

¿Reciben presiones de otros territorios para no aplicarlas?

Hay un debate que está abierto y que es entendible, pero el Gobierno quiere cumplir. Hay que poner el énfasis en aquellos territorios que están en una situación peor, con una ratio de población más baja, y luego progresivamente ir ampliando las medidas.

La ola de incendios de este verano ha puesto de relieve la necesidad de contar con población en el territorio.

El mapa de la despoblación y el forestal son bastante coincidentes. Para atajarlo, tenemos políticas específicas. Acabamos de transferir a las comunidades 40 millones de euros de fondos europeos para el ámbito forestal y en breve habrá una convocatoria que dispondrá otros 80 millones para ayuntamientos, cooperativas y pymes. Nos interesa que los bosques estén limpios y cuidados.

Mientras la natalidad siga sin remontar será difícil.

Estamos por debajo de la ratio europea. La única manera de cambiarlo es facilitando el proceso de gestación y las condiciones de las madres a la hora de afrontar esa etapa, pero hay que entender que es una decisión libre y voluntaria de las mujeres. Hemos mejorado los periodos de baja, también de los hombres, pero el entorno debe ser amable para la mujer y eso en el medio rural a veces es más difícil. Ese reto hay que resolverlo con imaginación e innovación.

Para eso hay que contar con buenos servicios públicos.

Es verdad que es un problema, hay que dimensionar bien los servicios porque no podemos tener hospitales grandes en todas partes. Estamos ayudando a las comunidades autónomas a experimentar y a aplicar la innovación para nuevas formas de entender la prestación de servicios. La tecnología nos va a ayudar mucho a mantener la relación del paciente con el médico a distancia, la domotización de viviendas de personas mayores… son programas ya en marcha.

Respecto a la movilidad, el Gobierno prevé suprimir paradas de bus y la reciente bonificación del transporte apenas incide en el medio rural.

Queremos cambiar una lógica implantada desde hace décadas, una red de trenes, buses y alta velocidad que se combinaban en un mapa muy estático. Creamos la Mesa de la Movilidad Rural para buscar nuevas soluciones a la medida de cada territorio, como el coche compartido o el transporte bajo demanda. El dinero estará cuando lleguen los proyectos.

Muchos jóvenes tienen problemas para encontrar vivienda de alquiler asequible.

El gobierno ha destinado 1.900 millones euros a las comunidades autónomas para mejorar este apartado. Igual que hemos hecho con el transporte habrá que hacer un plan con esa visión rural para incentivar los bancos de vivienda en alquiler, con garantías para arrendatarios y arrendadores.

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