La sequía apenas da tregua y amenaza con dejar vacíos algunos de los grandes embalses
Los pantanos del Ebro han perdido en una semana 186 hm3 y se hallan al 43% de su capacidad. El descenso del volumen de Vadiello, que abastece a Huesca, obliga a adoptar restricciones.
La sequía no da tregua y la falta de agua por la escasez de precipitaciones está llevando al límite algunos de los grandes embalses de la cuenca del Ebro, como Yesa y Mediano, donde el volumen de caudales almacenados continúa descendiendo. En solo una semana, del 22 al 29 de agosto, se han perdido 186 hectómetros cúbicos.
En este momento, la reserva es de 3.430 hm3, lo que representa un 43% de la capacidad de almacenamiento de la cuenca. El año pasado, en estas mismas fechas, el agua embalsada sumaba 4. 374 hm3, lo que suponía el 55% del aforo. El actual porcentaje está también por debajo del promedio a los últimos cinco años, que fue del 59%, así como del mínimo registrado en ese mismo periodo de tiempo, que se produjo en el 2017, con 8.853 hm3 y un 49% de la cabida total.
Las intercuencas del río Aragón y la de los cauces Gállego-Cinca, en la margen izquierda, son las que presentan una peor situación en cuanto a la escasez de agua. Sus embalses no han recibido aportaciones en las últimas semanas y sale mucho más caudal del que entra para los abastecimientos y los regadíos.
Reducir el consumo
Hasta ahora el agua de boca está garantizada pero en Huesca hace varias semanas que se empezaron a aplicar restricciones. El embalse de Vadiello, con 15,5 hectómetros cúbicos de volumen y que represa el río Guatizalema, está al 19,8% de su capacidad y su tendencia continúa a la baja. Este pantano abastece a la capital oscense y a otros 48 núcleos de población de los alrededores. El suministro a los domicilios y empresas está garantizado pero ya se funciona con limitaciones.
A mediados de agosto, el Ayuntamiento de Huesca decretó las primeras medidas para el ahorro de agua en el municipio. Redujo un 50% el consumo destinado a limpieza viaria y un 25% la cantidad en el riego por aspersión para parques y jardines.
El 28 de ese mes se limitó el uso de hidrantes solo para los bomberos y se redujo el riego. Además, se cerraron las fuentes ornamentales y parte de aquellas destinadas al consumo humano. El viernes, el gobierno local informó de que el agua de las piscinas de verano se reutilizará para la limpieza viaria.
El jefe de explotación de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Ramón Lúquez, aseguró hace una semana que la situación era "muy mala" en Mediano, que con 50 hm3 está al 12% de su capacidad. "La mitad es embalse muerto y las reservas se están agotando", indicó.
Al oeste de la provincia, en el río Aragón, las reservas de Yesa son de 100 hm³, es decir, un 22% de capacidad. El volumen de agua embalsada es significativamente inferior al de otros años. Aunque es normal que esta presa termine la campaña de riegos con el nivel muy bajo, "este verano es especialmente malo porque acabaremos el año hidrológico con el embalse en su volumen muerto", apuntó Lúquez. "Gestionaremos las salidas y los consumos para que se garanticen los abastecimientos", añadió.
En la margen derecha del Ebro la situación es bien distinta. Los embalses de la cuenca almacenan 365 hm3, el 58% de la capacidad máxima. Las reservas superan en un 2% a las de 2021 y están por encima del promedio de los últimos cinco años (49%).
Teruel
En el sur de la provincia de Teruel, los embalses de la Cuenca Hidrográfica del Júcar también tiene abundante agua almacenada. El pantano más representativo, el Arquillo de San Blas, que abastece a la capital turolense y riega en torno a 700 hectáreas agrícolas, está al 73% de su capacidad, una cifra muy buena si se tiene en cuenta las altas temperaturas que de forma constante se registraron en julio y agosto y elevado consumo que ha supuesto la campaña de riego.
Los otros embalses de la cuenca del Júcar, mucho más pequeños, presentan igualmente un nivel óptimo. El de Balagueras está al 86,05% de su capacidad y el de Valvona, al 93,30%.
