Las presas de la margen derecha superan la media por la lluvia y menores consumos

El lado derecho de la cuenca del Ebro tiene una reserva que supone el 58% de la capacidad total de almacenamiento y supera la media de los últimos cinco años.

El embalse de Yesa, bajo mínimos
El embalse de Yesa, bajo mínimos
Verónica Lacasa

La cuenca del Ebro es una, pero la situación de sus dos márgenes es muy diferentes. Mientras que en la izquierda los embalses se agostan y se llegará in extremis al final de la campaña de riegos en la derecha los pantanos cuentan con reservas no solo superiores a las del año pasado sino que rebasan el promedio de los últimos cinco años en 53 hm3 (aproximadamente la capacidad del embalse de Montearagón).

Ramón Lúquez, jefe de explotación de la Confederación Hidrográfica del Ebro, explica que esta diferencia se debe a que, en general, se partía de embalses con más agua a final de primavera en este lado de la cuenca. "La gran mayoría de los pantanos de la margen izquierda comenzaron el verano con reservas menores a la media, entre otras cosas porque dependen de provisiones nivales y la aportación del deshielo y la cantidad de nieve fue más baja que el promedio", indica.

En cambio, en la margen derecha, se empezó con más volumen de agua embalsada. A esto hay que añadir que la pluviometría en las cabeceras de los ríos fue superior a la media en muchos casos. Además, en numerosos pantanos de la margen derecha, los consumos son muy inferiores respecto a las reservas. "Es el caso de Pena, Cueva Foradada y Moneva, que se comportan como embalses hiperanuales, cosa que no pasa en la margen izquierda", dice.

Las tormentas de granizo

El presidente de la Comunidad de Regantes del Canal Calanda-Alcañiz, José Miguel Ayuda, manifestó esta semana su "sensación de tranquilidad" tras haberse podido completar la campaña de riegos en esta zona de la margen derecha del Ebro sin restricción alguna. Explicó que, al menos, las fuertes tormentas de granizo que este verano han dañado los cultivos de cereal, los frutales y la cosecha de olivas, han servido para aumentar el nivel del embalse de Calanda, que se encuentra al 60% de su capacidad.

Ayuda recordó que el año ha sido "muy malo", pues antes del pedrisco hubo fortísimas heladas y después calor abrasante para el campo, si bien las abundantes precipitaciones compensaban en cierta forma, al final del todo, los castigos sufridos. Aventuró que las reservas en los pantanos son tan óptimas que, "con poco que lloviera este año, la próxima campaña de riegos estaría salvada".

Francisco Gómez, presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, se mostró igualmente muy satisfecho tras haber finalizado los riegos sin problemas y existir todavía grandes reservas en el embalse del Arquillo de San Blas. "Es un gran alivio haber podido contar con el agua necesaria para hacer que los campos produzcan", explicó.

Gómez puntualizó que el buen nivel de agua acumulada en el pantano, que se encuentra al 73%, se debe también "al esfuerzo" de los agricultores, que han optado por regar más veces pero con menos cantidad "para evitar que se desperdicie siquiera una gota de agua". Además, han revisado continuamente el sistema de acequias para impedir fugas por deterioro de los canales.

"Para nosotros han sido más horas de trabajo, pero estamos orgullosos de contribuir al almacenamiento del agua", dijo Gómez. El presidente de los regantes turolenses advirtió, no obstante, de que para la siembra de cereal en secano "empieza a faltar lluvia" y añadió que los campos que dependen del río Alfambra, donde no hay pantano, no han ido tan sobrados de agua.

La gran cantidad de agua que ha conservado este verano el embalse del Arquillo de San Blas ha favorecido también el uso de este espacio para el ocio. El pantano ha registrado en julio y agosto una elevada afluencia de excursionistas que han navegado con los más de 25 patines que se alquilan para esta actividad.

El presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Francisco Gómez, en la orilla del pantano del Arquillo
El presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Francisco Gómez, en la orilla del pantano del Arquillo
Jorge Escudero

Las diferencias

Yesa está bajo mínimos. Como suele ocurrir algunos verano, las termas romanas del pueblo abandonado de Tiermas, normalmente cubiertas por el embalse de Yesa, han emergido tras bajar de nivel la lámina de agua. Lo mismo sucede con la iglesia de Mediano, igualmente con escasas reservas. Cuando baja la cota del pantano, los turistas llegan hasta los restos de la nave, la torre y el esconjuradero.

El Arquillo, a rebosar. El pantano del Arquillo de San Blas, en Teruel, al 73% de su capacidad, se encuentra prácticamente en su nivel máximo, pues nunca los embalses se llenan totalmente ya que su función es laminar el caudal de los ríos. Las reservas han permitido a los agricultores -en la foto, el presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Francisco Gómez, en la orilla del pantano- regar sin problemas y han favorecido el uso de este espacio acuático para el ocio. Cientos de excursionistas han navegado en patín por sus aguas este verano.

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