educación

Los erasmus ya están aquí: "Quiero que sea el mejor año de mi vida"

Los estudiantes extranjeros comienzan a llegar a Zaragoza, se asientan en sus pisos y residencias y se dejan ver en los bares de la ciudad.

De izquierda a derecha, Laura Hamaker, Lena Schäfer, Guilhain Thion, Alejandro Núñez, Alexandra Dombi, Charlie Veit y Lena Schäfer.
De izquierda a derecha, Laura Hamaker, Lena Schäfer, Guilhain Thion, Alejandro Núñez, Alexandra Dombi, Charlie Veit y Lena Schäfer.
Javier Belver

Laura, Lena, Charlie y Jana se reúnen en el centro de Zaragoza. Apenas llevan un par de días en España y la ilusión se siente solo con ver sus miradas. Sus amplias sonrisas delatan la alegría irrefrenable con la que afrontan el que puede ser “el mejor año” de sus vidas. Son algunas de las primeras erasmus que han llegado a Zaragoza para estudiar… pero también para conocer gente, empaparse de otra cultura y, por qué no, salir de fiesta.

Los primeros días son de nervios. Los cientos de estudiantes extranjeros que llegan cada año a Zaragoza -a lo largo del curso pueden pasar cerca de 1.500 entre la Universidad de Zaragoza y la San Jorge- desembarcan en una ciudad nueva, un país nuevo, con un dominio del idioma no siempre demasiado avanzado… Llegan con dudas y se encuentran aún sin la referencia de las clases de la Universidad. Así que se buscan entre ellos para, juntos, ir conociendo la que va a ser su ciudad en los próximos meses.

Llegan a Zaragoza porque buscan pasar su beca Erasmus en España. En ocasiones la capital aragonesa es una opción secundaria de partida, pero en otras no. Laura Hamaker, holandesa que estudia Pedagogía, es una de ellas: “No me gustan Madrid o Barcelona porque hay mucha gente, mucho turista… quería algo más auténtico y que estuviera en el norte de España, porque mis padres vendrán a verme en coche”.

Además, Zaragoza “es muy universitaria”, que es otro de los requisitos que buscaba. “Quiero aprender español y conocer gente como yo, a la que le guste viajar, aprender idiomas y disfrutar de la vida”, apunta. De Zaragoza conoce, aún más por fotos que por haberlos visitado, “el Ebro, el Pilar y muchos edificios históricos”.

Lena Schäfer es alemana y estudia para ser profesora de español y de política alemana. “Hice una lista de cinco ciudades española. Zaragoza era la única en la que no había estado nunca, pero vi fotos de la ciudad y de la Universidad y me encantó”, comenta. Su objetivo aquí es, además de estudiar, “conocer gente, ciudades nuevas, viajar… Soy muy extrovertida, así que es importante tener gente conmigo”.

Charlie Veit también es alemana. Tiene 22 años y ha venido a estudiar Economía a la Universidad de Zaragoza, con ganas de conocer “la cultura española”, que adora. Valora que Zaragoza “no es tan grande como Madrid o Barcelona” y que es “muy barata en comparación con Alemania”. “La gente es muy maja, me están ayudando mucho”, acierta a valorar por sus dos días de experiencia en la ciudad.

Charlie ha venido desde el sur de Alemania con Jana Schomann. Comparten edad y carrera universitaria, aunque Jana aún necesita traductora para comunicarse en castellano. Ha valorado de Zaragoza que “la Universidad está en la ciudad” y que, por tanto, “toda la vida universitaria está en el centro”. Quiere aprender español, viajar por el país y conocer “muchas ciudades”, pero también “pueblos pequeños”. En su primera impresión de la capital aragonesa, destaca “la arquitectura, la comida y la gente, que es muy simpática”.

La holandesa Laura Hamaker (izquierda) y la alemana Lena Schäfer, en sus primeros días en Zaragoza.
La holandesa Laura Hamaker (izquierda) y la alemana Lena Schäfer, en sus primeros días en Zaragoza.
Javier Belver

El aterrizaje en la ciudad no siempre es sencillo. Hay cuestiones logísticas, burocráticas y sociales que generan dudas y nervios. Para tratar de sobrellevarlo, la empresa Happy Erasmus les ofrece su ayuda. Por 20 euros, comercializa un paquete de bienvenida que incluye una tarjeta española para el móvil, la apertura gratuita de una cuenta bancaria, información práctica sobre la ciudad, una mochila, una pulsera y una tarjeta para conseguir descuentos en bares, restaurantes y comercios. Solo el año pasado vendieron 500.

Además, a través de varios grupos de Whatsapp convocan fiestas y reuniones. Para la semana que viene ya hay organizadas seis fiestas y un paseo con tapas por la ciudad. El año pasado, estos grupos llegaron a reunir a casi 800 erasmus de Zaragoza. Happy Erasmus también organiza a los estudiantes viajes por lugares como el Monasterio de Piedra, Teruel y Albarracín, Ordesa, Valencia, País Vasco, Salou, Portugal o Marruecos.

Pero, además, los trabajadores de esta empresa son una referencia importante para los estudiantes, especialmente en estos primeros momentos en la ciudad. “Llegan y están perdidos, no conocen a nadie, tienen miedo… Necesitan sentirse seguros y empezar a conocer gente”, cuenta Alexandra Dombi, una de las socias de la empresa. Según explica, en ocasiones se convierten en su referencia para cuestiones como buscar piso -“he acompañado a varios en su visita con los caseros de las viviendas”, explica-, recibir consejos sobre la ciudad, hacer amigos… “A veces simplemente les convocamos para tomar una cerveza y que se conozcan”, señala Alejandro Núñez, el otro socio de Happy Erasmus. El objetivo, en cualquier caso, es que estos estudiantes pasen en Zaragoza “la mejor temporada de su vida”.

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