Sanitarios en la retaguardia de los grandes incendios de Aragón

El 061 se ha estrenado este verano en la coordinación de todos los médicos y enfermeras que atienden a los posibles heridos en las labores de extinción, pero también a los evacuados.

Reunión entre los sanitarios y los bomberos.
Reunión entre los sanitarios y los bomberos.
Heraldo

Los bomberos, los agentes de protección de la naturaleza, los militares, los voluntarios, los propios vecinos... En los grandes incendios que ha sufrido Aragón este verano han sido necesarios el trabajo y la ayuda de todos. Pero también de los sanitarios, unos profesionales que permanecen en la retaguardia, pero que hacen un trabajo imprescindible para garantizar la seguridad de todos los directa o indirectamente afectados por el fuego.

Una de sus misiones es, claro, atender a las personas encargadas de la extinción de posibles golpes de calor, intoxicación por humo, deshidrataciones, golpes, incluso quemaduras… Pero su trabajo va mucho más allá. Trabajan con servicios sanitarios de la zona para garantizar el bienestar de las personas que tienen que ser desalojadas, ya que pueden necesitar una medicación que dejaron en casa, pueden requerir de atención psicológica… “Algunos tienen problemas de estrés y ansiedad”, señala Naiara Laserna, coordinadora médica del Grupo de Trabajo del IMV en el 061. “Sienten ansiedad, confusión, hay gente que quiere volver a ayudar, otros que no se quieren ir… En esos momentos hay que tratar de inculcar calma y seguridad”, añade Noelia Soria, coordinadora de Enfermería del equipo.

Este año, este servicio del 061 se ha encargado por primera vez de la coordinación de todos los recursos sanitarios disponibles en un incendio. Su trabajo es poner bajo una misma batuta a las ambulancias disponibles, a Cruz Roja, a Protección Civil, a los médicos de la Unidad Militar de Emergencias, a los centros de salud de la zona… “Somos la cabeza visible de todo el equipo sanitario, coordinamos y mandamos a las distintas unidades”, resume Soria,

Hasta ahora, las distintas unidades no tenían un mando sanitario único que los coordinara. En este año se ha estrenado este servicio del 061, tanto para los incendios como para las inundaciones provocadas por la crecida del Ebro. La experiencia, de momento, está siendo positiva. Esta figura de referencia para los sanitarios está en contacto permanente con los mandos de la Guardia Civil y de los Bomberos. Eso les permite, por ejemplo, “poder saber qué zonas son más seguras para hacer traslados en ambulancia”, señalan sus responsables.

Este mando se activa cuando se empiezan a movilizar medios de extinción por un incipiente incendio. “Si se descontrola, desplazamos hasta ese lugar un centro coordinador para trabajar desde allí”, apuntan Laserna y Soria. Desde allí, van valorando los equipos que son necesarios. “Contamos con los recursos que haya en la zona, los activamos y los ponemos bajo nuestro control. Si la situación empeora, movilizamos más personal de otras zonas, somos bastante flexibles”, señalan.

Dos trabajadoras del grupo de trabajo de IMV del 061, en un dispositivo.
Dos trabajadoras del grupo de trabajo de IMV del 061, en un dispositivo.
Heraldo

En el incendio de Borja, que calcinó unas 6.000 hectáreas a mediados de agosto, se trasladó el centro de mando “porque había mucha gente desplazada”. En total fueron unos 1.500, lo que exigió un gran trabajo logístico. “En Borja muchos fueron a Tarazona, y allí como son distintas zonas de salud no conocen cuáles son los enfermos crónicos o que necesitan medicación”, comentan estas responsables de los dispositivos sanitarios.

Otro problema que suele surgir en estos casos es el de las personas que tienen que ser evacuadas y que se resisten a dejar sus hogares. O el de personas que no requieren una evacuación forzosa, pero que están en una zona peligrosa y tienen problemas de salud o una movilidad reducida. “Esto es una complejidad, nos exige estar pendientes de ellos e imaginarnos las situaciones que se pueden dar, para en el caso de que ocurran podamos actuar rápido”, señalan Laserna y Soria.

La mayoría de las atenciones son intoxicaciones de humo, golpes de calor y -sobre todo- traumatismos que sufren al trabajar en el bosque

El dispositivo médico también tiene muy en cuenta unas instalaciones especialmente sensibles: las residencias de ancianos. Cuando una de ellas tiene que ser evacuada, el centro sanitario de mando se pone en contacto con el IASS y con la Cruz Roja para ver “dónde tienen espacio para reubicar a los mayores” y “cuáles necesitan vehículos especiales”, señalan. Una de esas circunstancias especiales también se dio en el incendio de Ateca, que arrasó 14.000 hectáreas. Tuvieron que ser desalojados dos balnearios de Alhama de Aragón, lo que obligó a hacerse cargo de muchos turistas “y gente de fuera” -muchos de ellos mayores- sobre los que no hay información de la medicación que toman.

En cuanto a las atenciones directas a los servicios de extinción, la mayoría son intoxicaciones de humo, golpes de calor y -sobre todo- traumatismos provocados por las contusiones que sufren al desplazarse por el bosque. "Muchos vienen cuando ya han terminado su trabajo, son de otra pasta", comentan las profesionales sanitarias. 

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